El Retrato

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"Se fue para siempre- susurró una pequeña voz dentro de él. Alexei giró con fuerza la cabeza".

Se pasó la mitad del camino intentando escribir en el "Libro de Estrategias". La otra mitad cedió ante sus pensamientos y comenzó a imaginar y recordar lo que pasó.

"Lo cierto era que esa chica era muy parecida a Katrina- concluyó mientras miraba el pin que le regaló. Luego, se lo enganchó en la remera-. Si tan solo fuera ella...- negó la cabeza con fuerza".

Hubo algo que no notó en todo su camino a casa. Había pronunciado, al menos mentalmente, el nombre de su hermana. Nunca lo había hecho, no desde el incidente. Cada vez que algún familiar le preguntaba algo sobre Katrina, Alexei se refería a su hermana como "ella", si es que respondía la pregunta.

Al llegar a casa, vio solamente a su hermano, Frederick, durmiendo en el sillón, con una toalla cubriéndole la cabeza. Se escuchaban sus ronquidos, pero nada más. Debían de estar solo ellos dos.

-Tal vez podría contarle...- pensó en voz alta mientras se acariciaba la barbilla.

Fue a su habitación y cerró la puerta con llave, como siempre. Aunque esta vez, en lugar de ponerse a hacer los deberes de la universidad, abrió su "Libro de Estrategias".

Desde hacía varios años que el libro había perdido la función de su título. En un principio, cuando Katrina aún vivía con su familia, todos sabían que él usaba ese libro para anotar jugadas de ajedrez, tácticas de manipulación dentro del juego, o cosas así. Pero tras lo que pasó... Alexei solo se dedicó a escribir formas en las que pudo haberla ayudado.

En realidad, todo eso había quedado en el pasado. Desde hacía más o menos un años, él escribía material "diferente" al que solía escribir. Uno más humano. Hoy quiso dibujarla. A esa chica tan parecida a Katrina.

Por suerte tenía buena memoria visual. Tomó un lápiz y se puso a dibujar. Tardó media hora, pero estaba seguro de que le quedó el retrato perfecto para la chica misteriosa. Con esto podría recordar con más facilidad su apariencia, por si la volvía a ver. Ahora solo faltaba pensar en un nombre. Se prohibió "Katrina". No quería asemejarla aún más con ella.

"Karen podría ser un buen nombre- meditó-. O Canna... Como sea, mejor dejo eso de los nombres para después. Ahora quiero darle color".

Para eso, utilizó las acuarelas que tenía guardadas en un cajón y se puso a colorearlas. Al rato, fue a dejar secar la pintura. Con un poco de cinta, la pegó sobre una mesa que estaba en el jardín trasero.

-Ahora solo hay que esperar a que se seque- comunicó a sí mismo en voz baja, procurando no despertar a su hermano, que seguía dormido-. Creo que podría hacer lo mismo- bostezó.

Tomó una pequeña siesta. Soñó que volvía a encontrarse con la chica, y que esta vez le daba su número de teléfono y le decía que era realmente su hermana.

Despertó una hora más tarde, sin recordar nada de lo que soñó. Solo con una extraña sensación de incomodidad.

"Tal vez la pintura ya se secó".

Mientras se dirigía al patio trasero vio de reojo a Frederick jugando videojuegos. Suspiró sin darle importancia.

Intentó sonreír. Sus labios se habían desacostumbrado a eso.

"Al menos ahora podré ver su rostro todas la veces que quiera- por fin pudo proyectar una sonrisa".

Salió al patio trasero.

-¿Ah?

"¿Dónde está mi pintura?- se preguntó, entrando en pánico".

Revisó mejor la escena, tal vez se había volado. No... Había manchas de café en la mesa, pero una parte rectangular del mismo tamaño que su dibujo estaba totalmente limpia...

...Café... más un desorden sin limpiar...

-¡FREDERIIIIIIIICKKKK!

AlexeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora