Rutina de superación

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Un par de días habían pasado desde que Aren volvió a unirse a la pandilla oficialmente. Al haber sido un miembro oficial durante muchos años, Frederick no tuvo el corazón para informarle al Gran Jefe de su renuncia y decidió arriesgar su vida, manteniendo el secreto. Cuando un tercero le preguntaba, él simplemente se excusaba diciendo que estaba en una misión de recolección de información, de una pandilla que no existía.

Frederick había olvidado mencionar este pequeño detalle a su compañero, sin embargo, aún no habían surgido preocupaciones al respecto, ya que estaba solo en la guarida y evitaba el contacto cuando había gente. La razón, debido a que, tras volver de aquella ciudad con la intención de superar la muerte de Alba, fue que creyó que trabajar mantendría su mente ocupada, y le permitiría seguir adelante.

Casi no había dormido. Había entrado en la guarida al anochecer, para tener un poco de privacidad con los perros, que hacía mucho que no veía. Winona en especial, apreció su regreso.

Ya estaba por amanecer y él seguía trabajando sin descanso alguno. Sobreexigiendo su cuerpo. Sin embargo, no era problema. Un bostezo o dos no lo detendrían de lograr su objetivo de superar a Alba.

-¿Estás seguro de eso?- preguntó una voz que se le hacía traumáticamente familiar.

Aren levantó la vista, alejando sus ojos de los planos.

-Zinnia- reconoció a la pequeña niña que se hallaba a unos metros de distancia de Aren.

"Creí que se había esfumado para siempre una vez que decidí volver".

-¿Qué haces aquí?- gritó furioso y cansado, por culpa de la incomprensión-. ¡¿Crees que tienes derecho a volver y a confundir más mi vida?! ¡No tienes idea de lo que estoy haciendo por superarla!

Quedó jadeando. Furioso. No había derecho...

Se permitió cerrar los ojos por un momento. Al abrirlos, se encontró con Frederick, que estaba al lado de la puerta. Al parecer, él también había venido a trabajar temprano.

-...- Frederick no sabía qué decir, ni qué palabras usar.

-...- Aren tampoco sabía-. Em... ¡¿Qué te pareció mi monólogo?!- se le ocurrió a las apuradas-. Tenía pensado en que tal vez, algún día de verano, con Suga podríamos crear una obra, o algo así.

Tal vez no haya sido la mejor excusa, pero parecía haber cuajado. Después a solas analizaría bien por qué reapareció Zinnia. De momento, prefería averiguar qué quería Frederick.

-Ya veo...- dudó él-. Cambiando de tema, los días para la Sucesión de Reyes se acercan, Aren- informó, ahora estando más serio-. Necesitamos ir convenciendo a la mayor cantidad de miembros posibles para que al tomar el poder, no se nos venga encima una horda de inconformistas que nos destronen.

-Aunque eso suene mucho a película de ficción- reconoció Aren, acariciando su barbilla-, no debemos descuidarnos. Tienes razón. Tendré que salir a la luz para conseguir la mayor cantidad de pandilleros de nuestro lado. Aunque ya los hay, estos no saben que planeas destronar al Gran Jefe.

-Es por eso que debemos empezar a prepara una "campaña" lo antes posible- completó el otro.

-No te preocupes, amigo. Déjamelo a mí, y tal vez a tu hermano. Sé que el es un buen estratega, así que no le será difícil esta tarea.

-Confío en ti- apoyó una mano en su hombro-, Aren.

Dichas estas palabras, Frederick se retiró a retomar su entrenamiento. El día de hoy, sin Alexei. Ya que el chico no podía dejar tan de lado a la universidad.

Por miedo a que Zinnia reapareciera, Aren tomó una pequeña siesta de unos veinte minutos, y luego siguió trabajando sin ningún problema.

"Espero que olvide rápido eso de la obra- deseó-. No quisiera tener que actuar en frente de ninguna persona".

Al cabo de un par de horas decidió salir. Supuso que para esta hora habrían más miembros de la pandilla presentes que él, Frederick, y los perros.

Y en efecto, tenía razón. Se encontró con un par de pandilleros practicando tácticas de combate contra miembros novatos de otras pandillas, los cuales no lograban defenderse muy bien realmente.

-Oh, Aren- saludó uno con confianza, pero respeto ante el superior-. Hace mucho que no te vemos. ¿Cómo fue la misión?

-¿Eh?

-La misión- repitió otro, perdiendo la concentración en los pandilleros. Estos intentaron atacar pero fueron noqueados con facilidad-. Ya sabes, ¿lograste conseguir la información que buscabas?

"¿Será posible que esto sea obra de Frederick?".

-Oh, sí. Tengo toda la información que necesito en mis manos. Dentro de poco sabrán más de ello. Ahora escuchen, necesito hablarles de algo importante.

Procedió a contar el plan para destronar al Gran Jefe.


"En solo dos meses".

Había puesto música clásica para decorar el ambiente de un tono aún más lúgubre al que estaba expuesto.

"¿Quién diría que hasta ahora nadie logró sacarme de mi trono?".

No le sorprendía en verdad, pero sí era curioso. Cada vez, menos pandilleros se proponían como sucesores al poder y a gobernar la pandilla con mano propia.

"Después de todo, es algo normal- reconoció, admirando sus talentos-. Incluso los jefes de otras pandillas me tienen miedo. Y ahí está la razón por la que casi nadie se mete con los Dragones de Berlín. Misma razón que me permite hacer y planear lo que quiera a externas de todo el mundo".

Se recostó en su silla a recordar.

"No me imagino cómo caerían Los Dragones de Berlín si en algún momento dejara de gobernarlos".

Estalló en una lenta y escalofriante risa.

AlexeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora