Por ahí se hallaba caminando. Solo. Como siempre. Pensando en cosas de la vida. Desde ahora, no salía de casa sin el pin. Tenía el presentimiento de que si lo llevaba puesto le sería más fácil encontrarla. O al menos eso quería creer.
Durante años, la vida lo había llevado a un oasis de paz, pero de soledad absoluta y tristeza reprimida. Pero esta chica extraña le había hecho recapacitar. Y mucho.
Tal vez no estaría mal abrir su corazón, al menos con su hermano.
"No será muy listo- pensó fríamente-, pero creo que sabría escucharme si se lo pido".
Aunque por ahora, estaba en la calle con otro objetivo. Quería volverse a ver con la chica idéntica a Katri... a ella. Al menos verla bastaría. Ya si se atrevía a hablarle era cosa de otro cantar.
-¡Hagamos esto!- decretó en voz alta, chocando la palma de la mano con un puño-. Si la veo, prometo preguntarle el nombre. Sí, sí- asintió con la cabeza, confiado-. Eso haré.
Intentó poner la mente en blanco para buscarla con más precisión. Le fue imposible. Por alguna razón, hoy se había despertado sensible y sintiéndosesolo. Eso lo ponía muy sentimental, más la música de piano que escuchaba ahora con los auriculares.
No podía evitar recordar algunas cosas. Por ejemplo, ese evento desafortunado de la secundaria.
Eran tiempos más sencillos, pero a la vez, más duros. Las cosas empezaron cuando la profesora de ciencias sociales mandó a Alexei a entregar una pila de papeles a secretaría. Era su primer año en ese secundario, así que aún no sabía bien dónde estaba secretaría.
-Emmm... perdón- se atrevió a preguntarle a una chica que pasaba por ahí-, ¿tienes idea de dónde está secretaria?
La joven, de nombre Violet, le sonrió y le dijo:
-Por acá- señalando con el dedo-. Sígueme.
"¿Qué pasa?- actuando instintivamente, obedeció-. Si solo le pedí que me dijera dónde estaba...".
-Llegamos- anunció ella-. Suerte...
-Alexei- completó.
Entró a secretaría. Tras entregar los papeles, y recibir una serie de bochornosas preguntas, salió cerrando la puerta con más fuerza de la que hubiera deseado usar. Violet seguía ahí, esperándolo. ¿Qué no debía estar en clase?
-Oh, veo que sigues aq...
-Oye, Alexei- interrumpió ella-. Sal conmigo un día de estos, ¿sí?
"¿Qué está pasando?- su mente entraba en pánico".
Se puso a analizar la situación como si se tratara de una partida de ajedrez. No parecía ser una broma, ni parecía estar sola del todo. Alexei podía notar la presencia de sus amigas. No tenía opción...
-De acuerdo- murmuró. Y la chica festejó disimuladamente. Quedaron en verse por la tarde de un sábado.
Así lo hicieron. La pasaron bien pero, a la hora de despedirse, en el atardecer, Alexei tuvo que serle honesto. Decirle la verdad. Buscó tácticamente un modo de no herirla, pero no lo logró. Ella se fue llorando.
Desde entonces, no supo nunca más nada de ella. Si se había cambiado de escuela tampoco lo sabía. Realmente no la buscó. Pero en momentos como este, le hubiera gustado que ella esté. No es que le gustara, ni nada por el estilo, pero quería tener a alguien con quien hablar.
"El mundo es un pañuelo- le susurró Dementia al oído-. Mira quién está ahí- señaló con su negra y oscura mano amorfa a una chica caminando por la calle, sola. Era Violet-. Ve a hablarle para que te rechace. Después de todo, ¿no estabas deseando hablar con alguien?".
-...tienes razón- concedió el chico-...seguro me rechace, pero debo intentarlo. Quizá Violet conozca a esta chica...
Se acercó a ella, y se le puso enfrente. Ella frenó en seco.
-Hola, Violet...- saludó con una tímida sonrisa-. ¿Puedo... charlar contigo... un poco?
"Inesperadamente", las cosas no salieron como Alexei planificó. Primero le dijo que nunca lo había olvidado, que era un imbécil por haber sido tan frío, y que se metiera sus ganas de hablar por donde no entrara la luz. Cerró con broche de oro al pegarle una cachetada, e irse en un paso furioso pero triunfal.
Alexei se acarició la mejilla herida. Lágrimas chocaron contra sus manos.
-La gente cambia- concluyó.
Fue bajo la sombra de un árbol, a contemplar el sol pasar entre las hojas.
"Ja, ja, ja- celebró Dementia, apareciendo, y aprovechándose de la angustia de Alexei-. Qué festín, ¿no crees?".
-...cállate...
"No puedo- soltó otra risotada al lado de su oído-. Es que fue tan divertido. Confiaste en ella, y te rompió el corazón como tú se lo hiciste hace tantos años".
Seguía riéndose, y riéndose.
"El pequeño corderito se acercó a la boca del lobo y..."
Ya no aguantaba más. Estaba cansado de esta suerte de ente molesto.
Dementia se estaba saliendo de control.
Tenía que tomar una decisión crucial.
Ahora.
Entró en su casa. Subió las escaleras.
-Frederick. ¿Puedo hablar contigo? Es importante.
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Alexei
Teen FictionLa vida de Alexei no fue muy plena, ni muy alegre. Con una depresión severa desde la trágica muerte de su hermana de pequeño, Alexei vivió prácticamente toda su vida en una burbuja, en la que solamente se comunicaba con su hermano mayor, Frederick. ...