Jugando a las escondidas

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Suga no le había dicho nada a su madre de que un extraño/ no tan extraño estaba viviendo con ella. Así que tendría que pensar en un método para ocultarlo, o algo así. Por otra parte, estaba en un aprieto, ya que Alexei presuponía que su madre sí sabía.

Y si su madre se enteraba de que Alexei vivía en casa, se lo diría a su padre, y su padre se enojaría, y le exigiría que volviera a vivir con ellos. Y ella no quería eso. Además, como jefe de policía que es, seguramente se encargaría de buscar la forma de inculpar a Alexei de algo gordo.

Suga tendría que improvisar un buen plan y rápido.

-HOLA MADRE- gritó mientras abría la puerta de golpe. Por suerte, desde la puerta de la casa no se podía ver toda la cocina.

-...Hola, hija- saludó ella. Era una señora de contextura alta y delgada, con rasgos finos y una nariz puntiaguda. Su cabello era de un rubio platinado enceguecedor-. ¿Me dejas pasar?- preguntó con la calma de una madre al ver que Suga no se corría.

-CLARO, MAMI- se movió y, para evitar que se dirigiera a la cocina, la tomó de su mano. Fue con ella hasta las escaleras-. Ve subiendo, a mi habitación, quiero mostrarte un truco de magia que aprendí, ¿sí?

Se dispuso a ir hacia la cocina.

-Pero...- replicó la madre.

-TENGO QUE BUSCAR LOS ELEMENTOS, MAMI. VE SUBIENDO.

Alexei se estaba preguntando a qué se debía tanto griterío por parte de Suga. Rápidamente y jadeando, a pesar de la corta distancia que corrió, apareció Suga ante los ojos del muchacho, que aún se encontraba lavando los platos.

-Suga, ¿qué demonios...?

Ella se abalanzó encima de Alexei y le cubrió la boca con sus dos manos. Dentro de la mente de Alexei cundía el pánico. Se ponía nervioso cuando Suga estaba tan cerca. Intentó enfriarse pero le fue imposible, las orejas le ardían. Con toda la fuerza del mundo se alejó de ella y de los platos sucios.

-Suga, ¿qué diablos te pasa?- preguntó gritando en voz baja.

-¡Shh! Cállate. Después te lo explico, no tengo tiempo... Pero ella no puede saber que estás aquí, así que escóndete durante todo el día, ¿quieres?

-¿Disculpa?- murmuró el joven, llevándose la mano al pecho, haciéndose el ofendido.

Suga volvió a tirarse encima de Alexei, abrazándolo y escondiendo su cabeza en el abdomen del abrazado. El pobre chico estaba por explotar. Y ni siquiera entendía por qué.

-Por favor, Alexito- suplicó-. Mamá no puede saber que estás aquí... Si te escondes hasta que ella se vaya, te prometo que haré lo que me pidas.

-¿Lo que sea?

-¡Sí! Bueno... casi todo- corrigió, apartándose del pecho de Alexei.

"Hmmm... ¡Esta podría ser mi oportunidad para obtener lo que más deseo!".

-Solo te pido dos cosas, Suga: la primera es que después me expliques por qué tu madre no puede verme. Y la segunda...- mostró una sonrisa diabólica e infantil-... ¡quiero que me hagas esa torta de chocolate tuya que es tan genial!

...

-Esta bien- cedió ella con desagrado. Suga prefería pedir comida, o forzarlo a Alexei a cocinar siempre que podía-. Una cosa más, no te recomendaría que te salgas de la casa. El chofer del auto de mi madre está ahí, justo en la puerta.

-Entonces, si el chofer sigue ahí parado, dudo que tu madre nos haga una visita larga- concluyó Alexei, acariciándose la barbilla-. Bien, ve. Yo me esc...

AlexeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora