Una lluvia ligera adornaba el funeral de Alba. La lluvia combinaba con los trajes y vestidos de luto, y con el ambiente triste que se respiraba.
Estaban todos. Alexei se las arregló para contactar a los familiares y pintar su muerte, diciendo que fue atacada por unos perros callejeros. También estaba Suga, e incluso Frederick y los demás miembros de la pandilla. Solo faltaba alguien. Él. Aren.
Debía estar tirado llorando en algún lugar desconocido. Tal vez fue porque sintió que todo era su culpa. Tal vez si no le hubiese pedido que vaya a esa misión, Alba no hubiera muerto. O si le hubiese dicho lo de la pandilla... Era mucho dolor en la espalda de un solo hombre.
El cura de turno que habían contratado dijo algunas palabras que no merecía decir. Palabras lindas hacia una fallecida que nunca conoció. Sonaba tan hipócrita. Sin embargo, nadie estaba concentrado en las palabras del cura. Tanto parientes como pandilleros se encontraban encerrados en sus propios universos de culpa y lástima, llorando individualmente la pérdida de Alba, sin cuestionar la presencia del otro.
Todos querían decirle "te amo" una vez más...
El funeral terminó como era de esperarse. Enterraron el cajón con el casi irreconocible cuerpo de Alba bajo tierra, para nunca más ser desenterrado, cerrando la historia de una vida que pudo ser mejor.
Para cuando el cura mal pagado se fue, los familiares, uno a uno, comenzaron a acercarse a la lápida. Todos dijeron unas palabras en voz baja, mientras, con la palma de la mano tocaban la lápida. Después de ellos, se acercaron los Dragones de Berlín. El último en acercarse fue Alexei.
"Tenías los pies en la Tierra, pero estabas a mundos de distancia", rezaba la lápida de Alba. A pesar de no haberla conocido bien, a Alexei se le escapó una lágrima y lamentó su muerte.
Frederick ni se molestó en acercarse a la tumba. Parecía que solo estaba como acompañante, pero no acompañaba a nadie. Su hermano no le dirigía la palabra, y Suga lo odiaba ahora.
Todos se fueron.
Una figura que miraba desde lejos se aproximó a donde reposaba el amor de su vida. Sin paraguas que lo protegiera de la lluvia, Aren se puso de rodillas a contemplar cómo terminó todo. Sin palabras que decir, dejó que sus lágrimas se camuflaran con la lluvia, y apoyó su frente en la lápida de Alba.
Las únicas palabras que Alexei le dedicó a su hermano fueron para expresarle que no volvería a la pandilla jamás. Suga le dirigió una mirada de odio y se fue sola a su casa.
A pesar de que también tenía ganas de seguir llorando por Alba, sus ojos no se lo permitían. Y se sentía culpable por no poder llorarla, cosa que hacía que quisiese llorar más. Se tiró a su cama y durmió un rato. Pero no fue mucho. Se sentía muy ansiosa, tenía muchas preguntas sobre qué pasó realmente. ¿Qué era en verdad lo que su hermano quería?
Suga ya había traficado droga algunas cuantas veces, pero... jamás sospechó de que su hermano fuera un criminal tan buscado.
Desganada, se levantó de la cama. Descalza, fue a contemplar la ventana con vistas a la calle cerca de la puerta. Mientras veía a los autos pasar bajo la triste lluvia, se dio cuenta de que debajo de su puerta había un sobre.
Lo tomó con sus manos frías. Decía: "Suga". Y estaba escrito con la letra de su hermano. A Suga se le aceleró el corazón. Comenzó a respirar con más fuerza.
Dejó la carta en la mesa de la cocina y se alejó lo más posible. Quiso volver a contemplar a través del vidrio de la ventana. Pero no pudo. Se sentía muy ansiosa. Volvió a la cocina. Dio vueltas y vueltas apoyando una mano en la mesa redonda donde residía aquel sobre.
Se sentó bruscamente y abrió el sobre. Dentro, había una carta, manchada en diversas partes con lo que parecían lágrimas de los ojos de su hermano.
Querida Dalhia:
No puedo expresarte con palabras cuánto lamento lo que te tocó ver en los últimos días. Tú no merecías verlo.
Me parte el alma que me hayas visto en un estado tan errático y poco pensante. Pero estuve pensando seriamente en lo que pasó en el banco, y en Alba. Y creo que te mereces una explicación.
Estoy sin el valor suficiente para decírtelo en persona, ya que creo que lo que te diga, podría hacer que quieras alejarte de mí. Y no podría soportar más de una pérdida.
Te escondí una verdad durante muchos años. Soy pandillero. Un criminal. Quizá ahora sientas cómo todo va calzando, las drogas, mi relación con papá, mi huida de casa.
Si no quieres volver a hablarme después de esto, lo entiendo. Me parte el alma, pero lo entiendo.
Otra cosa que quería decirte, y que ya hablé con Frederick, es que renuncio a la pandilla. Para siempre. Me cansé de esto, y la muerte de Alba fue la gota que rebalsó el vaso. Ahora mismo mi cabeza es un alboroto. Necesito pensar, y buscar la forma de calmar esta creciente ansiedad. Por eso, también me voy de la ciudad, por un tiempo, no sé cuánto. Mi iré a los extremos del país. No te diré a dónde, para que no vayas a buscarme. Tampoco lo intentes, no me encontrarás.
Te amo mucho y le ruego a los dioses que me perdones,
Tu hermano, Aren.
Suga sintió el peso de la pérdida de Alba, haciendo que agache su cabeza y llore sola, en el silencio de su cocina.
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Alexei
Teen FictionLa vida de Alexei no fue muy plena, ni muy alegre. Con una depresión severa desde la trágica muerte de su hermana de pequeño, Alexei vivió prácticamente toda su vida en una burbuja, en la que solamente se comunicaba con su hermano mayor, Frederick. ...