¡¡Presta atención!!

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El auto del Gran Jefe se detuvo en cuanto llegaron al puerto. Caminaron con él a la cabeza hasta un almacén con el número cuarenta y cinco impreso en letras grandes y blancas, por encima de la puerta principal.

Alexei se dispuso a entrar, pero el brazo del Gran Jefe le impidió el paso.

-Todavía no- prohibió con recelo.

"Algo me dice que será mejor no hacer enfadar a este sujeto- dedujo Alexei, evitando cualquier contacto visual con él".

Retrocedió un par de pasos, sin darle la espalda al Gran Jefe.

-Ustedes dos- señaló a Alexei y a Suga-, quédense aquí. Aren, Frederick, ustedes vienen conmigo- se dirigió al almacén con paso firme y decidido.

En cuanto los tres cerraron la puerta, Alexei y Suga quedaron a solas. Se apoyaron sobre la pared del almacén a ver el océano y el atardecer.

-Y... ¿Me extrañas?- preguntó Alexei, buscando la mirada de Suga.

-Mmm... No del todo. Pasa que ahora tengo compañía viviendo en casa.

-¡¿Qué?!- a Alexei se le cayó la boca al suelo. ¿Eran celos, acaso?

-Los perros, tonto- explicó entre risas. Para aclarar la situación con más claridad, le contó todo lo relacionado al parto de aquel día lluvioso.

-Oh, ya veo- "Qué alivio... aunque no sé por qué".

Un momento de silencio entre los dos, con los ojos pegados en el océano semi nocturno y el cielo con nubes rosadas.

-¿No tienes miedo, Álex?

...

-¿Respecto a qué?

-No lo sé...- dudó ella-... a fallar. Si fallas, tú mo... mori...

-Shh- calló con calma-. Eso no va a pasar- más que determinación, en su voz había calma-. Si yo muriera por fallar este examen, ya no podríamos ser amigos. Y no me gustaría dejarte sola sin mi amistad, Suga- le acarició la mejilla.

-Confío en ti- reconoció ella, con una sonrisa en el rostro.

...

-Aunque ahora que lo pienso... ¡Esos desgraciados nunca me dijeron las condiciones para pasar el examen. Y apenas me dijeron muy básicamente cómo son las tres pruebas. ¿Y qué pasa si fallo en una pero en las demás no? ¿Y qué pasa si...?

Alexei comenzó a susurrar en voz baja a una alta velocidad todos los riesgos y quejas respecto a la poca información que obtuvo antes de empezar.

-¡Álex! ¡Álex! ¡Álex! ¡Tranquilo, hombre! ... Si logras aprobar vamos a celebrarlo a Moodies Smothies (sí sabes de qué lugar hablo, ¿no?).

-Me temo que nunca me vas a ganar en eso, tengo muy buena memoria- presumió Alexei, acomodando su cabello-. Fue el primer lugar al que fuimos a tomar algo, después de que te conocí en las afueras de tu escuela.

Ella aplaudió.

-Eso sí que no me lo esperaba.

-Gracias, gracias. Doy clases todos los jueves. No cobro mu...

El diálogo de Alexei tuvo que cortarse. El Gran Jefe salió del almacén, con Aren y Frederick detrás de él. El terror e inquietud en los rostros de los muchachos era evidente. Tanto, que se le contagió a Suga también.

-¿Estás listo, Alexei?- la voz del Gran Jefe imponía miedo y respeto. Alexei se hacía una idea de porque era el jefe de los Dragones.

-Quisiera saber un poco más de este sistema de las tres pruebas.

-¿Qué quieres saber de ello?

-¿A partir de cuándo se considera que fallé mi examen?

-Si fallas dos de las tres pruebas.

-Eso quiere decir que si paso las primeras dos no habrá necesidad de tener que pelear contra mi hermano- dedujo.

-Tú sabes bien qué es lo que está en juego, Alexei. No me provoques.

Dejó a absolutamente todos impactados, aún más.

-Lo volveré a preguntar. ¿Estás listo, Alexei?

Se tomó unos segundo para respirar hondo.

-Sí- respondió con una mirada fiera que desafiaba a los ojos de quien lo amenazaba.

-Podrás con este- le susurró Aren al oído-. Es para cazar posibles Master Minds, así que la tienes asegurada. Pero no te confíes.

Alexei asintió con la cabeza.

Con la mano, el Gran Jefe le indicó que entrara con él al almacén. Antes de entrar, le dedicó a sus amigos un pulgar hacia arriba.

Dentro, Alexei intentó observar el paisaje que supuestamente serviría para su prueba de sigilo, pero le fue imposible. Todo estaba tan oscuro, que con suerte distinguía al Gran Jefe entre la oscuridad.

-¿Conoces aquel acertijo de Einstein?

-Si es de las mascotas, sí- admitió confiado, mientras se arreglaba el cabello-. El pez lo tiene el alemán.

-Genial, porque así me ahorro los veinte minutos de tiempo que conlleva. Quiero que planifiques esto en tu mente, Alexei: tú eres la mente a cargo de una misión de robo. La policía aparece. ¿Qué harías?

"¡¿Esto es el primer examen?! ¡¿En serio?!".

-Bueno, naturalmente, lo primero que hay que hacer es mantener la calma. Luego, hay que analizar la varias posibilidades. Por ejemplo, si la policía aparece cuando estamos en pleno escape/ retirada, lo mejor sería perderlos, en caso de que no se pueda, derribarlos. Todo esto en pos de no llamar la atención pues, trabajamos en sigilo nosotros.

>>Por otra parte, si nos descubren en plena misión, según el caso, es fundamental usar sus mentes frágiles- apretó un puño- a nuestro favor. Confundirlos lo suficiente para que piensen que no hay peligro alguno. Lógicamente, esto requiere habilidad, y no es una tarea para cualquiera. Como ves, es un juego de estrategias- o una partida de ajedrez.

Con varios párrafos más, cada uno refiriéndose a cada distinta posibilidad, Alexei dejó sin palabras al Gran Jefe. El hablar de esas acciones frías y manipuladoras como si fuera una acción del día a día fue la clave para que tomara por buena a la pregunta.

-Eres bueno- reconoció-. Ahora vamos con una pequeña "pregunta" más, antes de pasar a la siguiente prueba.

En una mesa pequeña encendió un velador. Con la luz, Alexei pudo ver tres tazones en forma de bol volteados boca abajo. El Gran Jefe levantó el del medio, mostrando que estaba vacío.

-Tómalo como un robo, y esto- tomó una pequeña ficha cuadrada-, como una cierta cantidad de dinero.

Sin decir más, guardó la ficha cuadrada en el tazón del medio. Mezcló los tres tazones a fin de marear a Alexei. Su velocidad era increíble, con suerte podía seguir el tazón con la ficha. Después de más de un minuto entero mezclando, se detuvo.

Afortunadamente, Alexei siguió a la perfección todos los movimientos de la mano del mezclador. El tazón con la ficha se hallaba a la izquierda. Se dispuso a tomarlo, pero se detuvo al instante de destaparlo.

"Un momento... ¿Acaso destapó las otras antes de mezclar?- algo le olía mal en todo esto-. Sería un movimiento arriesgado, y es posible que una tenga más y otra no... No lo sé. Hay muchas posibilidades, esto va a ser muy arriesgado".

Señaló la del medio, en lugar de la que contenía una sola ficha. El otro la destapó, revelando un pilón de cinco fichas atadas, para que no hicieran ruido de más. Luego, procedió a revelar la de la izquierda, con una sola ficha. Y por último, la de la derecha, sin fichas.

"¡¡Estuvo cerca!!- reconoció con los ojos como platos".

-La suerte es un factor fundamental en un robo. Felicidades. Pasaste la primera prueba.

AlexeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora