Primer día de entrenamiento

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-¡Sí!- festejó Frederick al pisar la arena con sus zapatillas de correr. Acto seguido, se lanzó de lleno hacia la arena.

Alexei, que ya no daba abasto, cayó de espaldas a la arena y comenzó a hacer ángeles, moviendo los brazos y las piernas como si fueran parabrisas.

Tras unos minutos de descanso, ambos hermanos se pusieron de pie.

-¡No puedo creer que lo haya logrado!- la incredulidad de Alexei lo llenaba de energía-. ¡Fue increíble!

-¿Qué te dije? Te iba a encantar (lo cual es bueno... ya que íbamos a repetir este proceso casi todos los días).

-¿Perdón?

-No, nada.

-¿De qué charlan ustedes dos?- la voz de Aren se acercó por las espaldas de Frederick y Alexei-. Deberían estar trabajando- se mufó exhibiendo una sonrisa burlona.

-¡Pero si acabamos de correr ve tú a saber cuántos kilómetros!- protestó el hermano menor.

-En realidad- corrigió el mayor-, ya pasaron más de veinte minutos desde que llegamos- se dirigió a Aren-. ¿Y tú que haces llegando tarde? Se supone que eres la encarnación de la puntualidad.

-Me quedé dormido- explicó frotándose el ojo izquierdo-. Tuve un sueño muy raro. Yo... no. No lo recuerdo.

"Bienvenido al club- replicó Alexei con sarcasmo".

Por alguna razón, al tratar de recordar qué había soñado, solo la figura de una silueta se le hacía familiar. No se sentía cómodo. Era como si se tratara de algo malvado.

Cuando pensaba en si el Gran Jefe o alguna otra figura amenazante había aparecido allí, no se sentía como si aquello hubiera sucedido. Solo... algo que ya conocía...

-...y ese es el proyecto que tendremos hoy y los demás lunes. ¿Alguna pregunta?

"Parece que por distraerme pensando en esa estupidez me perdí toda la explicación de Aren".

-Sí- levantó la mano-. ¿Podrías repetir?- por las dudas, se escondió detrás de sus dos manos, en un intento de crear seguridad.

Aren suspiró y arqueó las cejas.

-Durante la mañana correrán hasta llegar aquí, a la playa. Tras un breve descanso, una hora de natación sin parar. Almuerzo. En cuanto termine la digestión, entrenamiento de combate. Una pequeña merienda, y por último: más entrenamiento de combate.

"Es una rutina brutal- concluyó Alexei al enterarse de que se repetía cada un día. Y, en los días que no tocaba esa, venía una más sencilla y corta, para dejar al cuerpo descansar".

-¿Y tú que harás, Aren?- preguntó Alexei, esperando que hiciera algo más que planificar y "supervisar".

-¿Yo?- se señaló con el dedo-. Voy a trabajar con ustedes solo en los ejercicios de combate. Por cierto, Alexei, quiero que seas el símbolo de meta para Frederick. Súbete a ese bote de ahí- apuntó hacia la orilla, donde había un pequeño bote de madera con un par de remos-, y ve lo más lejos posible.

-Tranquilo- apoyó su hermano-, no te abandonaremos. El ejercicio consiste en ir y venir desde la orilla hasta el bote durante una hora entera- la confianza en sí mismo que Frederick tenía era tremenda. Y si Frederick estaba tan dispuesto a mejorarse, entonces él debía hacer el mismo esfuerzo que su hermano.

-¡No se preocupen!- se subió al bote-. ¡Haré que sean pocos circuitos los que logres completar, hermano!

Dicho eso, se alejó impulsado por los remos hasta no ser más que un ínfimo punto en el medio del mar.

-Un momento- pensó Frederick-, ¿eso es bueno o malo?

-Tú solo ve- Aren lo impulsó de un empujón.

El chico se quitó la remera y los zapatos. Había ido con unos pantalones cortos así que tendría mayor comodidad nadando.


-Creo que ya me alejé suficiente- suspiró Alexei dejando los remos en sus respectivos lugares. Desde donde estaba, no podía ni siquiera ver a Aren, ni haciendo fuerza con los ojos-. Espero no haberme pasado...- sin embargo, podía ver cómo un pequeño puntito allá a lo lejos, su hermano, iba acercándose con voluntad de hierro hacia él.

Alexei se recostó en el bote. El paisaje se veía tan calmo y relajante. Pocas veces tenía la oportunidad de ver al cielo azul tan puro y despejado, fuera del entorno convulsionado, lejos de la ciudad. Disfrutaba ver a algunas gaviotas volar y del suave sonido del mar.

Sonido que a medida que pasaban los minutos iba siendo reemplazado por el de un poco sonoro chapoteo. Luego un chapoteo normal, y cuando el ruido fue demasiado fuerte, supo que su hermano había llegado al bote.

Volvió a su posición inicial y comprobó que Frederick estaba allí, con una mano apoyada en el bote, calmando un poco su respiración tras todo ese recorrido.

-Ir rápido- dijo él-. ¡Tengo que ganarle incluso a mi sombra!

Estaba por soltarse del bote cuando Alexei le habló:

-Frederick, espera- el nadador paró. No era el momento más adecuado, pero debía preguntarlo-. ¿Realmente estás seguro de todo esto?

Él levantó ligeramente la cabeza, preguntando acerca de qué hablaba.

-De toda tu movida- Alexei tenía miedo de que a su hermano le pasara algo, como lo que le pasó a Kat...-. ¿No crees que es algo peligroso?

-No te preocupes- cerró los ojos, sonriendo confiado-. He estado esperando mucho. Sé que este es el momento. Confía en mí.

-¡Sí! ¡Ahora ve, que aun te falta para el descanso!

Frederick retomó su camino hacia la orilla, dejando solo a Alexei. Volvió a acostarse para mirar al cielo.

"Tengo que ganarle incluso a mi sombra- reprodujo las palabras de su hermano al llegar al bote".

Había algo en esas palabras...

"¡Eso es!- se dijo-. Ahora recuerdo qué pasó en el sueño. Dementia- otra vez esa suerte de mala vibra andante con nombre había molestado a Alexei, pero esta vez en sus sueños. No era normal. De hecho, nunca había pasado-. Pero no se veía como la cosa amorfa que suelo sentir cuando estoy muy mal. Esta vez... ¡había adaptado mi físico! Sí... lo recuerdo perfectamente. Una silueta negra con ojos amarillos idéntica a mí. Quería lastimarme. ¡Y justo después de eso... me despertó Frederick!".

La mera idea de eso le había provocado escalofríos.

"Ahora que lo pienso, no sentí a Dementia en mí durante mucho tiempo. Tal vez lo esté empezando a superar y el sueño haya sido una forma de decir que estoy luchando contra él".


Frederick terminó su rutina de natación. Más por suerte que por mérito alguno. Pero para ser la primera vez estaba bien. Luego de eso, los dos hermanos almorzaron en sus casas y se reunieron con Aren para entrenar en combate.

Allí, Alexei comprendió por qué su hermano era el segundo más fuerte de la pandilla, y por qué era tan aterradora la imagen del Gran Jefe.

Durante la noche, cenaron temprano una comida suave y se fueron a dormir, preparados para levantarse temprano al día siguiente, para seguir entrenando.

Y así había concluido su primer día de entrenamiento. El primero de muchos.

AlexeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora