"¿Qué está pasando?" La cabeza le dolía. Alexei no recordaba nada. Solo se sentía en movimiento y, cuando agudizó el oído, se dio cuenta de que estaba en un auto.
Abrió los ojos repentinamente. En efecto, se hallaba en un auto, con su hermano mayor, Frederick, al volante.
-Oh, veo que despertaste- observó el mayor a través del espejo retrovisor-. Ya iba siendo tiempo, ya casi estamos llegando.
"Otra vez, ¿qué está pasando?"
-¿Yendo a dónde?- por alguna razón, Alexei estaba sufriendo un ligero dolor de cabeza-. ¿Qué pasó, hermano?
-Ah, solo te noqueé antes de que entraras a casa y te metí en este auto para llevarte a la pandilla en donde trabajo para que te unas- reveló con una simpleza inocente e infantil.
Alexei se tomó unos minutos y luego se echó a reír.
-Muy buena, hermano- reconoció Alexei ante la broma-. Ahora en serio, ¿qué pasó?
-Eso. No era broma. Vas a unirte a mi... no, a nuestra pandilla, Los Dragones De Berlín.
Alexei comenzó a asustarse.
-Di... dime que es una pandilla en la que juegan póker y le sacan fotos a perros jugando al pool.
-Me temo que no, hermanito. Nos dedicamos al tráfico de drogas, tráfico de armas, prestamos "ciertos" servicios... ¡Bah! Cosas así- hizo un ademán-. Tú sabes, algo así como unos mafiosos, pero al aire libre y con más acción...
Sonó el celular de Frederick. Alexei pudo observar que no era el celular de su hermano, sino uno descartable. Parecía que Frederick iba en serio.
-Hola, hola- saludó, mientras sacaba los ojos del volante para poner el altavoz-. Ahora sí.
-Guau, Frederick- dijo una voz extremadamente conocida-. Me sorprende que estés teniendo precauciones, ¿no sabías que evitan la posibilidad de adrenalina?
-Lo sé, lo sé, Aren. Pero estoy con mi hermanito en el auto. Igual ya me salté como diez semáforos en rojo.
Aren. Aren. Aren. ¿De dónde le sonaba ese nombre?
-No es algo para presumir, cara de lechuga- gritó Aren-. Por cierto, tengo noticias. Malas noticias. Muy malas noticias, apúrate en llegar con nuestro nuevo recluta.
-Sí, sí, ya te oí. Voy a colgar, A.
-¡Espera! ¿Ya despertó Alexei?
¡Ya recordó! Aren era aquel muchacho ciego con el que se chocó en el parque hacía poco tiempo. ¿Él también estaba en la pandilla? Pero si era un ciego. ¿Qué viene a hacer un ciego en una pandilla criminar medio mafiosa?
-Ya...- la voz de Alexei sonó débil. Se aclaró la garganta-. Ya desperté, Aren.
"¡Ahora sí que soné más rudo!".
-Oh, eso es bueno, Alexei. Quería disculparme, contigo en realidad. No soy ciego realmente... Ya sabrás más de esa historia cuando llegues a la guarida. Me voy de esta charla entre hermanos. Bye.
Una charla que no duró mucho, pues a los pocos minutos de haber colgado, llegaron a la tan "famosa" guarida. Frederick detuvo el auto bruscamente. Bajó primero del auto y le abrió la puerta a su hermano, indicándole que debía salir.
Alexei había comprendido que no obedecer a su hermano no lo llevaría a nada. Es más, lejos de estar asustado, se sentía indiferente. A pesar de estar en un lugar abandonado, lleno de pandilleros, realmente no sentía ningún temor en particular.
Avanzó junto con Frederick, entrando en la sala principal. Cuando entró, con su usual expresión fría, se encontró con unos cuantos hombres y mujeres todos desconocidos. Con excepción de Aren, que se encontraba mucho mejor vestido que cuando hacía de ciego. Lo estaba esperando con una sonrisa orgullosa en el rostro.
-Por fin llegas- reprochó Aren-. Como sea... Muchachos, tengo malas noticias- comunicó ampliando la voz, para que todos pudieran escuchar-. El robo al banco que teníamos planeado para dentro de cuatro días... sufrió un pequeño adelanto. Será mañana por la noche, cambio de planes. Frederick, guía a todos afuera y comunícales bien qué pasó.
-Pero ni yo sé lo que pasó.
-Tú solo hazlo, necesito hablar con tu hermano un rato.
Frederick dudó, pero terminó haciendo lo que Aren ordenó.
-Supongo que Fred te habrá explicado qué somos.
-Lo hizo- Alexei se acomodó los lentes.
-Bien. Un problema menos. Escúchame Alexei- dijo mientras subía las escaleras a la terraza. Alexei lo siguió-, como escuchaste, nosotros teníamos un plan. Un robo a un banco prestigioso. Será el golpe más grande que habremos hecho en los últimos... tres años.
>> Pero por un fallo en los cálculos (fallo mío), el golpe se hará mañana. El cargamento que deseamos robar llega mañana, y no en cuatro días como yo creía. Como sea- abrió la puerta de la terraza y la dejó abierta para que Alexei pasara-, te necesitamos como nuestro próximo Master Mind.
-¿Master Mind?- repitió mientras entraba a la terraza. Las vistas eran hermosas. Y había una bella chica con el pelo violeta, sentada leyendo un libro. No parecía haberse enterado de que tenía "visitas".
-Master Mind es quien planea todo el operativo criminal, como te harás una idea. Es el cerebro del equipo. Y tú, Alexei- tocó su pecho con el dedo índice-, eres el cerebro que tanto necesitamos- admitió mientras se acercaban a la chica.
Gentilmente, le arrebató el libro a la muchacha. Recién entonces se dio cuenta de su presencia.
-Ella es Alba- presentó Aren-, es sordomuda. Así que no intentes hablarle.
Sin problemas, porque Alexei tomó su mano con confianza y suavidad, y la besó, como si fuera una princesa. Aren pareció molestarse por ello pero no dijo nada.
-Escúchame bien. Ella NO sabe que somos una pandilla. Mi chica- hizo énfasis-, cree que somos un grupo de amigos que adquirió un terreno. No le digas nada- lo que dijo podía interpretarse tanto como una advertencia como una súplica.
-Tranquilo- puso una mano en su hombro. Suspiró-. Cielos, después de pensarlo detenidamente en los últimos cinco minutos, acabo de decidir que no tengo nada mejor que hacer. Me uno a la banda, por esta vez.
-¡¿QUÉ?!- a Aren casi se le cae la boca al piso-. ¿Así de fácil?
-Sí. No tengo nada que hacer. ¡Rayos! Justo ahora que mi vida se estaba poniendo interesante... Bueno, no importa. Dame los planos del banco...
-¿Tan rápido?- usando el lenguaje sordomudo con una fluidez poco común, le indicó a Alba que bajara con él-. Vamos, Alexei. Si superas esto, podríamos nombrarte como miembro indiscutido de la pandilla.
-Sí, supongo que sí...- respondió con indiferencia.
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Alexei
Teen FictionLa vida de Alexei no fue muy plena, ni muy alegre. Con una depresión severa desde la trágica muerte de su hermana de pequeño, Alexei vivió prácticamente toda su vida en una burbuja, en la que solamente se comunicaba con su hermano mayor, Frederick. ...