La Sucesión de Reyes

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En las últimas semanas, Aren y Alexei habían descubierto que Suga había sufrido una recaída en la anorexia. Ni la mitad de grave de lo que fue la primera (y única) vez.

Desde entonces, los dos muchachos dividieron su tiempo en ayudar a Frederick a entrenar y en enfocarse a ayudar a Suga a sanar.

Casi no tenían tiempo para ellos, pero el esfuerzo que Suga ponía en recuperar su antigua figura los emocionaba lo suficiente como para ignorar toda cuestión de tiempo y energía.

Y así, como si hubiera sido un milagro, Suga logró recuperarse del todo unos pocos días antes de la Sucesión de Reyes.

En esos pocos días que faltaban para el gran evento, Alexei conoció un poco más a los nuevos miembros interinos que brindarían seguridad en las afueras del campo de batalla. Era bien sabido que durante la Sucesión de Reyes las pandillas rivales podrían aprovechar la oportunidad para dominar a Los Dragones.

La actividad principal de los cinco miembros de seguridad consistía en revisar el perímetro y estar preparados para cualquier posibilidad de ataque. Si bien la información de cuándo y dónde sería el evento se mantuvo en secreto entre los miembros de la pandilla, siempre existía la posibilidad de que se filtrara por culpa de algún traidor.

Como ellos se la pasaban en la zona de guerra, no tenían contacto con los Dragones del sur. Excepto por Alexei, que un par de veces se juntó con Rojo para "sugerir" unas varias estrategias útiles en seguridad.

Ese día, Alexei descubrió que tal vez Rojo no era una chica tan desagradable como él supuso cuando la conoció. Al menos desarrollando planes tácticos congeniaban mucho. Incluso llegó a disfrutar alguna de las veces que se encontraron para planificar.


Hoy era el día esperado. La Sucesión de Reyes. El día de hoy se definiría quién se quedaría con el "trono", y así mismo, el destino de la pandilla. Alexei y Frederick fueron caminando a la zona de guerra en la que se celebraría el encuentro. Aren y Suga, quien insistió en ir, se transportaron en un auto alquilado que estacionaron en las lejanías del lugar. Los cuatro se encontraron casi en la entrada.

-¡Wow, Frederick!- exclamó Suga al ver el notorio aumento de masa muscular. Él había cambiado mucho en los últimos dos meses-. ¡Te ves mucho más grande que antes!- expandió los brazos para ilustrar-. E incluso la barba te queda bien- guiñó un ojo. Aren y Alexei estaban atónitos.

-¡Tú también te ves genial, Suga!- respondió Frederick-. Me alegra mucho que estés aquí, pero no es muy seguro. Deberías estar en tu casa, o no sé...

-¡Eso mismo!- apoyó Alexei-. Este lugar está lleno de gente con la cual no es bueno juntarse- dijo observando a la cantidad enorme de pandilleros de Los Dragones de Berlín que había. Veía incluso más de los que acostumbraba a ver desde que trabajaba ahí. Pero no había de qué preocuparse. Él y Rojo estaban listos para cualquier cosa-. ¿Qué haces trayéndola aquí, Aren?

-Ella insistió. Y no sabes lo pesada que se pone cuando le entra el "modo caprichosa".

Recibió un golpe en el brazo por parte de su hermana.

-¿Que no lo sé, dices?- Alexei soltó una risotada.

Tras seguir conversando amenamente durante un rato, Alexei tuvo que alejarse momentáneamente para dar las últimas revisiones de seguridad con Gabriel, Bert, Capitán Jordan, Joanne y ... Rojo.

Rojo...

Rojo...

Pensar en ese nombre era simpático. Casi gracioso.

De cualquier modo, se quitó esos pensamientos absurdos de la cabeza e hizo los arreglos finales. Con excepción de Gabriel, el hacker, los cinco del Norte estarían afuera vigilando.

Al reencontrarse con Frederick y los demás, entraron a esperar que comenzara la Sucesión de Reyes.

Un antro cerrado al público auspiciaba este evento. Era muy común que dentro del antro se hicieran todo tipo de apuestas, por lo general, a favor del Gran Jefe. La planta baja estaba atestada de pandilleros. Aren, Alexei y Suga se fueron a al piso de arriba, ya que tenían un "cargo" mayor en la pandilla, mientras que Frederick se encaminó por un pasillo que dirigía a una sala de espera para todos los que se presentaran a la pelea. Entre la inmensa cantidad de miembros de la pandilla se hallaba también Maxwell, parecía como si hubiera esperado toda una vida por este momento.

-Maxwell- se sorprendió Frederick. Era a quien menos esperaba de todos. Siempre creyó que era un devoto indiscutido del Gran Jefe, o peor, un infiltrado de otra banda. Al haber tenido tan poco contacto con él, nunca estuvo seguro.

-Tengo que ganar el trono- susurró sin prestarle atención a Frederick. Parecía absorto en sus pensamientos-. Por el viejo. Dios, lo extraño tanto.

Frederick dudó.

Por otra parte, Alexei, Aren y Suga estaban más nerviosos de lo que debía estar Frederick. Estaban concentrados en no comerse las uñas hasta que en la arena principal apareció el Gran Jefe con una capa simulando ser un rey.

-No tengo mucho que decir- admitió-. ¡Desde que tomé el poder hace más de viente años lo único que logré para Los Dragones de Berlín fue un crecimiento exponencial terrible! ¡Fue gracias a mí que tenemos el renombre que tenemos! ¡Cuando tomé el poder... cuando se lo arranqué de las manos al anterior "rey" de la pandilla, me prometí a mí mismo que solo vería un futuro brillante para la pandilla!

>> ¡Misma razón por la cual, sinceramente, no creo que ninguno de los que estén aquí esté al nivel de mi talento a la hora de gobernar una pandilla! ¡¡No tienen lo necesario!!- calmó su júbilo para continuar hablando-. Es por eso que aquí los espero. Si alguien me derrota, o me mata en combate, se queda con la corona y el derecho a gobernar a Los Dragones de Berlín.

La multitud gritó.

-¡QUE COMIENCE LA SUCESIÓN DE REYES!

La multitud gritó aún más fuerte.

-Vengan de a uno- susurró tronándose los nudillos.

AlexeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora