-¿Y bien?- gritó Frederick cuando vio a su hermano salir junto con el Gran Jefe. Sus brazos estaban tensos.
Parecía que todos habían estado esperando bastante.
Alexei, con una fiera sonrisa, levantó el pulgar hacia arriba, dando indicación a su triunfo en la primera prueba. Acto seguido, todos celebraron su victoria vitoreando y saltando.
-¡Suficiente!- cortó el Gran Jefe. No le importaba en absoluto la buena fe y consideración que tenían por Alexei. Lo consideraba una pérdida de tiempo, y un abuso a la "bondad" que este les había otorgado-. Es tiempo de comenzar la segunda prueba: ¡Sigilo!
Los cuatro estaban expectantes. Suga y Alexei no tenían idea, pero para Frederick, la prueba del sigilo había sido un tormento. Había pasado por pura suerte. Se podría decir que logró entrar en la pandilla porque le fue bien en la segunda prueba (ya que en la primera había perdido). Por otra parte, a Aren le resultó bastante sencillo el sigilo, quizá porque ya estaba acostumbrado...
-Escúchame bien porque no lo repetiré- ordenó con ímpetu-. Tu misión es robar un huevo de porcelana que se encuentra en el medio del almacén. Como habrás podido ver durante la prueba de lógica, todas las luces del almacén están apagadas, pero en este caso, una luz en el centro servirá como indicador para mostrar la ubicación del huevo.
>>El pequeño laberinto hasta llegar a tu objetivo está lleno de trampas que delatan tu posición y a la vez, encienden todas las luces. Si eso pasa, se acaba el juego, y pierdes automáticamente. Ah, y tienes un total de quince minutos para lograr tu objetivo, si en ese tiempo no regresas aquí con el huevo...
-Lo sé, lo sé, estoy fuera- completó Alexei.
Grave error.
Gran Jefe apretó con fuerza uno de sus hombros, lo suficiente como para hacer chillar a Alexei.
-Te recomendaría- gruñó- que durante tu estadía en mi organización, no te pases de listo. ¡Ahora ve!- lo impulsó de un empujón al almacén oscuro.
"Genial- reconoció sarcásticamente-. Oficialmente estoy en la segunda prueba".
Se desconectó del mundo para luego visualizar el escenario. El almacén era más grande de lo que pensaba. Recién al final, chocando contra la pared, podía distinguir la pequeñísima luz que indicaba la posición del huevo.
Si cruzaba exitosamente las cuerdas que tenía en frente tendría que elegir uno de los tres caminos que se le ofrecían. Tras eso, se le acababa el panorama de visión.
A pesar de todo, había más de diez cuerdas que iban de lado a lado. Estas sogas, entre todas ellas, le requerirían una agilidad extrema.
Pasó una pierna por encima de la primera, al tiempo que se agachaba para evitar una que estaba arriba. Le fue necesario moverse unos pasos a la derecha para lograr avanzar.
Tras varios metros atravesando cuerdas llegó al pasillo improvisado que ofrecía tres caminos distintos. Movió los pies en dirección al de la derecha.
"¿Qué es eso?- vaciló a punto de pisar lo que parecía ser una mina".
El movimiento brusco que realizó para esquivarlo hizo que cayera al piso. Su cabeza estaba casi al lado de otra de esos objetos en el suelo.
Con cuidado, retomó su ritmo, entrando por el camino derecho. Estaba casi repleto de cuerdas. Alexei quería suponer que era el que más tenía, y por ende, sería el correcto. Le tomó varios minutos llegar al final solo para descubrir que no había nada más que una mugrosa llave, o un triste premio de consolación. Por las dudas la tomó. Aunque seguía siendo un camino sin salida.
Frustrado por la pérdida de tiempo, Alexei volvió sobre sus pasos con el mismo cuidado con el que entró. De nuevo en el pasillo, eligió el camino izquierdo.
"¡Tchk! Se me acaba el tiempo- gimió el pobre, comenzando a sentir el estrés, y con ello, el peso de Dementia sobre sus hombros".
El camino izquierdo también lo dirigió a un camino sin salida con una llave, la cual también tomó.
A Alexei casi se le escapó un insulto, pero recordó que el más mínimo ruido podría delatar su posición y arruinarle la posibilidad de pasar. Con mil palabras en la boca, regresó al comienzo para tomar el último camino que le quedaba, el del medio.
Este último, sorprendentemente estaba más vacío que los demás. Pero descubrió, tras llegar al final y ver el huevo de porcelana con sus propios ojos, que era mucho más largo que los otros. Se sentó en donde estaba parado para analizar bien la situación.
"Estoy seguro... no, segurísimo, de que la vitrina en donde está el huevo tiene un sistema de seguridad de lo más elevado. No puedo simplemente levantar el vidrio y tomar el huevo. Me la juego a que saltaría la alarma... ¿Entonces qué?".
No tenía mucho tiempo ya. Se levantó y se acercó con sumo cuidado a la vitrina. Vio que, muy cerca de la luz indicadora de posición, había un pequeño sistema de seguridad que requería dos llaves para acceder, y apagar las alarmas. En ese momento recordó las que tenía en los bolsillos, halladas en los pasillos sin salida.
Aliviado, introdujo las llaves en sus respectivos lugares, desactivando el mecanismo de seguridad de la vitrina. Procedió a retirar el vidrio cuidadosamente, por las dudas, y tomó el huevo.
Suponía que no le quedaba más que dos minutos de tiempo, así que regresó sobre sus pasos velozmente.
Había llegado a las cuerdas iniciales.
"Un minuto".
Debía ser preciso.
Puso un pie dentro y agachó el cuerpo para pasar. Mientras estaba pasando su otro pie, con el huevo en las manos y sus ojos buscando posibles fallas una alarma sonó.
Había perdido.
"¡¿Qué?! ¡Pero si no toqué nada! ¡No me digas que...!".
-Se acabó el tiempo- informó el Gran Jefe, entrando al almacén con una sonrisa prepotente en el rostro-. Estando tan cerca...
"¡...calculé mal el tiempo!- la sorpresa e indignación en el rostro de Alexei eran indescriptibles".
-Es un pena- provocó él-. Estuviste muy cerca. Lo hiciste mejor que tu hermano. Y hablando de eso...
Alexei soltó el huevo de porcelana instintivamente. Cayó de rodillas al piso. El huevo se rompió en mil pedazos.
-¡MALDICIÓN!- tanto esfuerzo para nada. Sus amigos lo habían visto caer, y ahora por su culpa estaba a un paso de perderlo todo en un mundo donde por primera vez no quería perder nada-. ¡AGH! ¡MALDICIÓN!
ESTÁS LEYENDO
Alexei
Teen FictionLa vida de Alexei no fue muy plena, ni muy alegre. Con una depresión severa desde la trágica muerte de su hermana de pequeño, Alexei vivió prácticamente toda su vida en una burbuja, en la que solamente se comunicaba con su hermano mayor, Frederick. ...