Chapter 10.
Parpadeo varias veces en el sitio. Vale, esto no puede estar pasando. O sí, pero puede ser que él no viva solo aquí y el niño sea su sobrino o yo que sé, su primo.
-¿Y mi papá?.- Me vuelvo a sobresaltar. Joder, ¿por qué me habla?. ¡No quiero que me hable!.-Tengo miedo.- Me susurra. Te entiendo, me siento del mismo modo. A ver, tranquilidad, soy la mayor en esta situación y por lo tanto tengo que tomar el control. Me siento a su lado manteniendo las distancias.
-¿Tu papá es Niall?.- Asiente. ¡Pues claro imbécil!. ¿Cómo no van a ser padre e hijo si son más que parecidos?. Tienen los mismos ojos azules y la piel clara, excepto que el pequeño tiene el pelo algo más oscuro.- Vale...ehm...no tengas miedo, ¿vale?. Yo soy Emily.- Sonrío dejando de lado el miedo. Jolín, pobrecito, he sido una estúpida.
-Vale.- Susurra.- Yo soy...
-¡Hugo!.- Ambos pegamos un brinco. ¿Por qué siempre tiene que aparecer de ese modo?. El niño se pone rígido.
-Papá yo...
-¿Tú qué Hugo?. Tú no estás en la cama a la hora que se te dijo.- Le habla como el niño tuviera quince años y puedo suponer que no supera los seis años.
-Tengo miedo. Julia no estaba y yo...
-Tú nada, a la cama. Ya.- Oh...Me da una pena que no puedo remediarlo.
-Niall...
-No ahora.- Me señala con una mirada fría.
-Sí. Niall, está aterrorizado, no sé lo que ha pasado, pero, ¡míralo!.- Ambos lo miramos, está de pie frente a las escaleras, temblando y llorando en silencio.
-El miedo no sirve para nada. Con el miedo no va a ir a ninguna parte.- Le lanzo una mirada furiosa, es que..., es que...¡qué fuerte me parece!.
-Él no lo entiende.- Me acerco al pequeño y me pongo a su altura.- ¿Me enseñas tu habitación?.- Mira a su padre y a mí respectivamente. Coge mi mano y me conduce por las escaleras a su habitación, ¡tiene un montón de cosas!. Juguetes por todas partes, una cama en forma de coche y lo que más llama mi atención es que tiene un montón de cuentos. -Hugo, ¿te gustan los cuentos?.- Asiente sonriendo. En serio, ¡es guapísimo!.- ¿Hacemos un trato?.
-Bueno, vale.
-Tú te acuestas en la cama, elegimos un cuento y yo lo leo, ¿quieres?.
-¡Sí!.- Después de haber elegido el cuento de Hércules, Hugo se tumba y me escucha atentamente hasta que vuelve a caer dormido. Salgo de la habitación y bajo al salón donde me encuentro a Niall sentado en uno de los sillones blancos.
-Yo...debería irme.- Sin mirarme me pregunta.
-¿Por qué lo has hecho?.
-¿El qué?.
-Ir con él.- No sé exactamente que responder.
-Alguien debía calmarlo.- Asiente.
-Crees que soy un mal padre.- Sí.
-Ser padre no es fácil.- Necesito escapar.- Me voy.
-Claro, tienes un novio al que prestar atención.
-Niall, aquel chico que viste se llama Liam y no es mi novio, es mi hermano.
-¿Tu hermano?.- Asiento.
-Mi hermanastro para ser más exacto. Bueno, no somos nada de sangre, él tiene sus padres y yo los míos, pero mi padre ha ejercido del suyo desde hace mucho tiempo.
-Entiendo.- Miro el reloj. Las once y media y yo sin cenar con el hambre que tengo.- ¿Tienes prisa por irte?.
-No exactamente, el problema es que tengo un hambre de muertos.- Digo algo avergonzada.
-Ven, podemos solucionar eso.- Hace que me siente en la barra de la cocina y saca comida de la nevera.- No soy un gran cocinero, pero Julia lo es.- Recuerdo haber escuchado ese nombre antes.
-Julia debe ser una madre y una esposa maravillosa.- Me tiende el plato y se sienta frente a mí en la barra.
-No lo sé, no es mi mujer, ni la madre de Hugo.- Oh...- Ella me ayuda con la casa y con mi hijo.- Realmente no sé que lleva la cena, pero está deliciosa.- Yo no suelo estar mucho con Hugo.
-Bueno, puedes dedicarle las noches.- Niega con la cabeza.
-La mayor parte del tiempo lo pasa con mis padres en Irlanda.- Realmente eso no me gusta.-Es lo mejor para él.
-Lo mejor para un niño es estar con sus padres.- No debería haber dicho eso. No soy quien para meterme, pero por otro lado si me lo está contando es porque quiere saber mi opinión, ¿no?.
-No esperaba que descubrieras esto de esta forma.- Sigue hablando de la misma forma seria, pero cuando habla de su hijo le puedo notar algo triste, o más bien defraudado de sí mismo. Dejando el plato a un lado y limpiándome con la servilleta me acerco a él y susurro.
-Niall, tu hijo es maravilloso, no tienes porqué esconderlo, ni avergonzarte de él.- Ladea la cabeza confundido. Se vuelve tan débil por momentos, que ahora quien parece el niño es él.- ¿Lo has mirado bien?. ¡Es guapísimo!. Y muy listo, para tan solo tener...
-La semana que viene hace los cinco años y no sé si voy a poder pasarlo con él.
-¿Qué?. ¿Por qué?.
-Porque seguramente que tenga mucho trabajo y no puedo estar haciendo ese tipo de cosas estúpidas de fiestas de niños. Además no lo veo necesario, no creo que...- Sin pensar mucho en lo que hago me pongo detrás de la banqueta en la que está sentado, le paso un brazo por los hombros y apoyo mi cara en el hueco del cuello.
-Cállate, yo me ocupo.- Creí que me iba a recriminar que qué estaba haciendo pero en vez de eso, gira la cabeza y me da un beso en la sien.
-Gracias.- Me separo de él lentamente.
-Me voy.
-¿Quieres que te lleve?.- Frunzo el ceño.
-No puedes dejar a un niño de cuatro años solo en casa, Niall. Pueden pasar cosas peligrosas. Y lo peor, cuando un niño es miedoso y lo dejas solo, parece que lo huele.-Asiente.- Ya nos veremos.- Me acerco a la puerta de entrada.- Cuídate y...cuídalo.