Chapter 7.
-Así que...esta noche hemos quedado para cenar.
-¡Sábado noche y me dejas sola!. Mala persona...- Dramatizo.- La verdad, no me puedo creer que aún no te lo hayas tirado, como te gusta decir.
-Creo que vamos más allá. De todas maneras, ¿dónde me lo iba a tirar?, ¿encima de la cómoda de la tienda de muebles?.
-No sé, te gustan cosas tan raras...
-Calla, acabaría baldada. Bueno, ¿te gusta?.
-¿No lo ves un poco grande para mí?.- Liam finalmente una semana después me había conseguido algunos pisos para visitar antes de irse, cuando el jueves se fue porque se le acababan los días libres, se me cayó el alma a los pies pero prometimos vernos lo más pronto posible. Hoy, sábado por la mañana estaba viendo los pisos con Celia.
-Yo creo que es perfecto. Estás en casi todo el centro, cerca de tu trabajo y lejos de ese barrio de mala muerte donde vives.- Ando hacia la cocina para abrir los armarios y cajones.
-¿Y si Ian vuelve y me recrimina que por qué lo he hecho?.- Celia bufa.
-¡Qué le jodan!. Él no preguntó que si te venía bien que se fuera.
-También es verdad.
-Por cierto ayer, mientras estaba en mi turno en la óptica me llamó su mejor amigo.
-¿Stefan?, ¿qué quería?.
-Follar, supongo. La cosa fue breve, le pregunté que si sabía algo de Ian y me dijo que lo único que sabe es que se ha ido a Estados Unidos sin dar ninguna explicación. Después colgué.
-Tú tan al grano como siempre.- Se encoge de hombros.- Ce, creo que voy a decir que sí a este.- Da saltitos y aplaude.
-Dí que sí. Mañana mismo empezamos con la mudanza.
Después de acordarlo todo con la mujer de la inmobiliaria nos fuimos a tomar algo. Mientras tanto, Cel me contaba cosas de Zayn, cosa que me extrañó porque nunca en la vida había hecho eso, a excepción de uno que conoció en el instituto.
-Vamos, que te gusta.- Bebo un trago de mi caña.
-No creo. A lo mejor solo es una ilusión.
-¿Es inglés?. Lo digo por el nombre.
-Ah, no, es de Bradford, en Yorkshire y la familia de su padre es pakistaní.
-Menuda mezcla.
-Y tanto. ¿Tú le has visto?. Es un Dios griego. Con esos ojos, ese pelo, esos tatuajes.- Suspira, se echa hacia atrás en el asiento y se termina su cerveza.
-Te vas a enamorar...- Canturreo.
-¡Y otra!. Dejarme en paz...- Se queja haciéndome reír.
A la mañana siguiente entré al despacho donde Niall con su camisa azul clara y sus pantalones de vestir negros estaba hablando de negocios con otra persona al otro lado de la línea. Como había salido con tiempo, decidí compararme un café y cuando me vio con él frunció el cejo. Ahora resulta que no voy a poder ni comer chicle o beber agua. Una vez a colgado me dice.
-Esta noche tenemos una cita.- Intento no expulsar el sorbo de café y al tragarlo toso lo más levemente posible.
-¿Nosotros?.
-Sí y doscientas personas más.- Respiro. Es una cena de trabajo.- Es el cumpleaños del jefe general de la empresa y estoy invitado.
-¿Y por qué tengo que ir yo?.
-Porque su obligación como secretaria es acompañarme a todos los actos.
-Touché.
-La pasare a buscar a las siete a su espléndida casa. Sea puntual, no me gusta esperar.- Me siento en mi mesa indignada.- Oh, y vaya correcta.- Hasta aquí hemos llegado.
-¿Qué significa correcta para usted, señor?.
-Ya sabe, arreglada y formal.- ¿Está intentando decirme que no tengo gusto vistiendo?. Este se va a enterar.
Me deja salir un poco antes, así que a las cuatro de la tarde estoy en casa, bueno técnicamente ya no es mi casa porque en menos de una semana ya no estoy allí. De repente me estreso no sé cómo lo voy a hacer, no voy a tener tiempo, no es que tenga muchas cosas pero también tengo que recoger las cosas de El Innombrable. Hasta las cinco empiezo a sacar cosas de los cajones para cuando traiga las cajas estén listas para guardar y llevar. Después me ducho y en el pelo me hago un recogido trenzado, me visto con un vestido de colo granate ajustado hasta la cintura y a partir de ahí, con algo de vuelo y unos zapatos con tacón grueso y plataforma en color claro. Cuando me estoy maquillando, el teléfono de casa suena.
-Hola, Ly. ¿Quedamos esta noche?.- Ow, mi Lou.
-Me encantaría Lou, pero tengo una cena de trabajo.
-Anda, ¿y eso?.
-Ya ves, mi jefe que dice que es mi obligación. Mañana si quieres podrías venir y ayudarme a hacer la mudanza.- Pongo morritos y aunque sé que no me ve, se lo imagina.
-Vale, pero deja de poner esa cara. Debe ser ridícula.- Me río.
-Yo también te quiero. Adiós.- Media hora después bajo las escaleras porque Niall ha llamado al portero. Cuando le veo, me quedo un poco impresionada, lleva un traje entero negro, con camisa blanca nuclear y la corbata también negra. Se ha echado el pelo hacia atrás y hacia un lado y está guapo. Está muy guapo.
-¿Me está evaluando señorita Bell?.- Sonrío inconscientemente.- Se puede decir que usted también está correcta esta noche.- Me abre la puerta del pasajero.
-¿Quiere decir que estoy guapa?.- Pregunto antes de montarme en el coche.
-Podría decirse que sí.- ¡Un halago de Niall Horan!. A su manera, pero oye, algo es algo.
-Pues muchas gracias.- Cierra la puerta del coche y da la vuelta hacia su asiento. Siento que esta noche va a ser inolvidable, tanto para bien como para mal.