Chapter 21.

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Chapter 21.

A la mañana siguiente cuando llego a la oficina veo a Niall, pero aunque él me mira yo paso de saludarle. Si quiere que se acerque él, yo no tengo nada que decirle. Así que con las mismas me siento en mi mesa de trabajo y hago lo que debo. Mi trabajo. Estoy cansada de él, ¡se acabó!. Él es mi jefe y yo su secretaria, se acabaron los jueguecitos y las tonterías. Bastante  mal trago pasé cuando me dejaron tirada en el altar para ahora sin quererlo enamorarme de Niall. ¡Me niego en rotundo!. 

-¿Lo pasaste bien anoche?.- Levanto la mirada de los papeles que tengo en la mesa. Me lo ha preguntado a mí, obviamente, pero ni siquiera es capaz de mirarme cuando me habla. Opto por seguir su ejemplo. 

-Mejor que usted seguro que no, señor.- Lo miro de reojo y veo que tiene el ceño fruncido. No le gusta que en esta ocasión le trate de usted, pero me da igual.

-Acércate.

 

-Tengo trabajo.

 

-Acérquese, señorita Bell.

 

-No.

 

-Emily...

 

-Pero vamos a ver, ¿qué quiere?.

 

-Que se acerque.- Pongo los ojos en blanco. Este hombre me desquicia y lo peor es que no sé cómo lo hace que siempre consigue que le siga el juego. Me levanto de mi silla y me acerco a su mesa. Su mesa nos separa.

-Ya estoy. Como habrá observado he tenido que andar días para llegar hasta aquí.- Ironizo. Suelta una sonrisa.

-Ayer me lo pasé muy bien.- ¿Para esto me quiere?. ¿Para restregarme en la cara como lo pasó de bien con la golfa esa?.

-Pues ya sabe, llámela esta noche.

-¿Quién está hablando de Deborah?. Anoche lo pasé muy bien....contigo.- Mi corazón a mil por hora y mi tic en los dedos hacen que sepa que estoy nerviosa y emocionada por lo que me ha dicho. Me apuesto lo que sea a que ya me ha llegado el rubor a las mejillas y maldigo porque tenga este poder sobre mí. Aún maldigo más porque me guste esta sensación. Y ya no os podéis imaginar lo que maldigo cuando se levanta, se apoya en su mesa y me arrastra con él hasta quedar encajada entre sus piernas y sus brazos alrededor de la parte baja de mi espalda.

-Se te da muy bien hacer...esta cosa.- Señalo el poco espacio que queda entre nosotros. Sonríe sin quitarme la mirada de encima.- ¿Cuántas veces al día lo llevas a cabo?.

 

-Te invito a cenar esta noche.

 

-Guau, ¿mi jefe invitándome a cenar?.- Asiente.- No, gracias. Llama a Deborah.

Mi salvación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora