Chapter 1.
La mayoría de los días no eran especiales para mí hasta que apareció él. Cariñoso, amable, sincero, todo lo bueno que puede tener un hombre lo tenía él. Lo había conocido en la Universidad, él estudiaba informática y yo Secretariado Internacional. Polos opuestos pero al mismo tiempo éramos uno. Hacía dos años que vivíamos juntos en un pequeño piso en el centro de Londres, nada especialmente caro o bonito. Pero para mí, era perfecto. No podía pedir nada mejor en mi vida hasta la noche que me preparó una increíble cena con velas y champán y me dijo.
-Cásate conmigo, Em.- Sacó una caja con un anillo impresionante y me lo puso en el dedo anular.
-Claro que sí, Ian.- Sonreí como si fuera la chica más feliz en el universo. En realidad era así como me sentía. Bueno, tal vez, nunca me hubiera imaginado esto de esta forma, pero él siempre hacía las cosas cuando nunca las imaginaba y me gustaba mucho.
Dos semanas después me probaba vestidos de novia con mi mejor amiga y con mi madre. Salgo del vestidor y sonriendo doy una vuelta para que vean el vestido entero.
-¿Qué os parece?.
-Estás preciosa, Em.- Se levanta mi amiga arreglándome un poco el pelo. Celia, nos conocimos en el instituto y desde entonces no nos hemos separado. Ella sabe todo de mí y yo todo de ella como que es una soltera resentida y no quiere saber nada de los tíos. Buenos, ya sabéis no quiere nada serio, pero le encantan los chicos de una noche.
-Cielo, estás espléndida, cuando Ian te vea se le va a caer la baba.- Mi madre, tengo que decir que nunca estuvimos muy unidas, aunque siempre ha sido mi madre y siempre la he tenido ahí para todo. Pero digamos que la adolescencia hizo mucho daño, y que de repente me volviera heavy a los diecisiete no le hizo mucha gracia.
Tres días después estoy arreglándome para ir con mi padre a tomar un café, viene de Liverpool y estoy muy emocionada por verlo ya que hace tres meses que no lo veo.
-¡No!. Hemos pedido que las fotos sean en el exterior. ¡Bien!. ¡Gracias!.- Cuelga y suspira cansado.
-¿Qué ocurre?.
-Nada grave. ¿Piensas tardar mucho en hacer tu lista de invitados?.- Pienso durante un momento.
-Mmm...no sé, tengo mucha gente en la que pensar, la familia, los amigos, el trabajo. Mañana si tengo tiempo, me pongo.
-¿Si tienes tiempo?. Emily, hay que entregarla ya.- Me acerco a él abrazándolo por detrás.
-Ian, no te tenses. Es una boda, un día que tiene que ser genial para nosotros, no un día en el que andemos estresados y preocupado.- Asiente apoyando su cabeza en mi hombro.- Te veo por la noche. Te quiero.
-¡Papá!.
-¡Cielo!. Estás más alta.- Río.
-No cuela, ya pasé la adolescencia.- Comenzamos a andar hacia la cafetería.
-No me puedo creer que te vayas a casar. Aún eres tan joven...
-Papá...no empieces con eso. Tengo veinticuatro años, sí no es algo muy común casarse a esa edad en estos tiempos, pero es lo que más deseo.
-Y tiene que ser con Ian...- A papá nunca le gustó Ian, básicamente porque Ian prefiere en baloncesto y mi padre muere por el Derby.
-Por favor...puedes fingir que te alegras aunque sea un poco...- Me abraza de lado.
-Me alegro si tú eres feliz, cielo.
Una vez nos sentamos en la cafetería y pedimos un café cada uno, me cuenta que tal le va la vida con su nueva esposa, su nuevo trabajo y todo lo demás. Mis padres se separaron cuando yo tenía dieciocho, no lo tomé muy mal porque sabía que era lo mejor para ambos. Mis padres se han querido siempre muchísimo y apuesto a que aún lo hacen, pero la vida fue complicada para ellos.
Tres meses después, tres días antes de la esperada boda mis amigos me organizan una despedida de soltera, no es una de esas en las que un tío se queda en tanga y se sube encima de ti para que le toques. Solo es una cena amena entre amigos, para pasarlo bien y recordar.
-¡Sabía que sería la primera en el grupo en casarse!. ¡Simplemente lo sabía!.- Dice Louis mientras los demás ríen. Louis, mi mejor amigo desde sexto se primaria. Él simplemente está ahí para hacerte reír y animarte con lo que sea.
-¿Y piensas tener hijos?.- Pregunta Celia. Yo escandalizada me tapo los ojos con las manos. Otra carcajada inunda la mesa.
-¡No!. ¡Jesús, no quiero hijos aún!.
Después de una larga noche juntos, todos recogen sus cosas y uno a uno se despiden de mí y me dan mucha suerte para que todo salga genial.
-Lo siento por ti, Ly.- Él es el único que me llama así. Me pueden llamar Emily, Em o hasta mis padres me llaman cielo. Pero Louis es el único que me dice Ly.
-¿Por qué?.
-Ya sabes lo que dicen, una vez que te casas se acaba el sexo.
-¡Louis!.
-Por eso yo nunca me casaré.- Se acerca Celia.
-Lo tuyo ya es pasarse. A ti no te gusta el sexo, tú eres una obsesa del sexo.- Nos reímos de ella y ella frunciendo el ceño recoge su bolso.
-Me voy, que me espera Marcus.
-¿Pues no era Ethan?.
-No cariño, ese fue la semana pasada.- Louis y yo reímos.
-¡Pásalo bien, fiera!.
Una vez he terminado de recoger todos los regalos que me han hecho y mis pertenencias salgo con Louis camino a casa. La noche es algo fría pero se está a gusto, el camino con Lou se siente diferente, no incómodo solo que sé que después de está noche tal vez no estemos tan unidos porque yo estaré casada.
-Veo mover a una velocidad increíble los engranajes de tu cabeza, Ly.- Sonrío agarrándome a su brazo.- No me lo preguntes, porque nada va a cambiar, te lo prometo.
-Maldito psicólogo lee mentes.- Louis trabaja para un bufete.
-Cielo, ¿necesitas ayuda con ese vestido?.- Llevo sentada en la cama hace quince minutos con la puerta cerrada. El vestido cuelga en la percha y la ventana abierta hace que se mueva levemente. Me levanto abro la puerta y abrazo fuertemente a mi madre.- Shhh...¿Nerviosa?.- Asiento sin soltarme de ella.- Es normal hija.
-Quiero casarme, de verdad que quiero, amo a Ian pero, no sé...
-Lo sé, cielo. A todas nos pasa, el día de tu boda te lo replanteas todo, es normal. Vamos a poner este precioso vestido en tu bonito cuerpo y vamos a llegar al altar donde vas a decir que sí al hombre de tu vida, ¿sí?.- Asiento preparándome para meterme en ese gran vestido.
Una vez está todo preparado y yo ya estoy metida en el coche después de hacer todo tipo de malabares para poder entrar. Louis se monta en el asiento del conductor, mi padre de copiloto y Celia a mi lado. Me hubiese gustado que estuviera mi madre, pero no la iba a obligar.
Después de media hora esperando a mi futuro marido, me empiezo a poner histérica, me cuesta respirar y quiero golpear algo.
-¿Qué pasa?.- Susurro a mi padre una vez ha vuelto de hablar por teléfono.
-No aparece, cielo. Desde ayer por la tarde nadie sabe nada de él. Está fuera del mapa...- Noto como mi vida y todo por lo que he lucha se desvanece en un suspiro y después rompo en lágrimas y se siente como lágrimas de sangre. Me siento en la primera filas de bancos y me tapo la cara con las manos. Mi madre habla con mi tía sobre el dinero invertido, el esfuerzo y el tiempo, pero yo ahora no puedo pensar en eso. Sólo quiero saber un porqué. ¿Por qué me ha hecho esto?.