Chapter 2.

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Chapter 2.

Dos días después me veo tirada en la alfombra del salón con una manta encima y toda la mesa llena de comida no precisamente sana, un montón de pañuelos y sí, he de reconocerlo, alcohol. Anoche me di el festín de mi vida, pero el alcohol es una mentira, no me olvidé de absolutamente nada, todo seguía clavado en mi memoria como si lo reviviera una y otra vez. Cuando oigo la puerta del piso abrirse me tapo la cabeza con la almohada.

-¡Ugh, por Dios!. ¿Crees que se puede vivir así?.- Gruño. Celia había venido a verme, cosa que agradecía por una parte, pero por otra quería estar sola para darle más vueltas a la cabeza, torturarme más, llorar más y odiar mi vida más aún de lo que ya lo hago en este momento. Porque sí, porque me gusta hurgar y creo que a todas chicas les pasa. Cuando nos pasa algo malo, pensamos en algo peor y lloramos más y al final le coges el gustillo aunque no lo creáis.-¿Necesitas algo?.- Se agacha hasta el suelo y me acaricia el hombro.

-Chocolate.- Susurro sacando la cabeza de mi pequeño escondite. Momentos después estoy abriendo mi boca porque Celia me está metiendo una onza de chocolate blanco.

-¿Mejor?.- Vuelvo a esconder la cabeza.

-No y encima me voy a poner como una foca. Gorda, fea y amargada, lo que siempre quise ser.- Suelto un quejido y las lágrimas vuelven a mis ojos. Que asco...

-¡Se acabó!.- Celia de un manotazo aparta la almohada y la sabana y cogiéndome por los hombros me levanta y hace que la mire.- Esta noche vamos a salir y vamos a darlo todo.

-No...

-¡Sí, fiesta, fiesta!.

-No...fiesta, no...- Se aleja a lo que supongo que es mi habitación para escogerme algo de ropa.

-¡Fiesta, sí!. Llamemos a Louis.- Me levanto y recojo un poco por encima todo el desorden que hay encima de la mesa, por el suelo y en el sofá.

-¡Santa María!. ¿Por qué nunca te he visto con este vestido?.- Me asomo a la habitación viendo un vestido negro corto ajustado y con un escote por toda la parte de la espalda.

-Amm...ehh...bueno...a Ian no le gustaba mucho que me lo pusiese así que...- Pone los ojos en blanco y lo estira encima de la cama.

-Ese imbécil, a parte de gilipollas, subnormal.

-¿Puedes poner más insultos en una misma frase?.

-Lo siento, cari. Pero a una mujer nunca se la deja como él lo ha hecho contigo, como le pille un día le frío los huevos con la freidora.- Suelto una leve sonrisa.

-Me voy a duchar.

-Haces bien. Oh, y respecto a lo de sus preciados huevos, voy a ser maja y le voy a dar a elegir con qué lo quiere acompañar. Con un puñetazo en la cara o un rodillazo en el estómago. Corre por cuenta de la casa, ¡estamos en oferta, señores!.- No se la vuelve a oír en todo el tiempo porque está muy atareada buscando zapatos. 

Yo me doy una larga y relajante ducha, al salir cojo el móvil y me encuentro con seis llamadas perdidas de mi padre, doce de mi madre, tres de Celia, cinco de Louis e inexplicablemente una de mi hermanastra. Mi hermanastra o mejor dicho, Lucy, es hija de la actual mujer de mi padre, nunca nos hemos llevado bien, para que mentir. Ella simpre ha creído que es una barbie, y como no las barbies tienen que tener el coche de la barbie, la casa de la barbie, el ken y por último pero no menos importante todo un ropero con ropa de pitiminí y todos sus accesorios a juego. Muy distinto de ella es Liam, su hermano mayor y aunque no de sangre, mi hermano; juro de verdad que nunca he conocido a nadie que sea más buena persona que él. Lo quiero mucho y siempre ha estado ahí para mí, cosa que creo que a Lucy no le convence del todo. Como no me apetece hablar con nadie, decido poner en el estado del Whatssap que me encuentro bien.

-¿Qué hacen dos estrellas volando tan bajo?.- Nos piropea Louis cuando nos ve esperando en la puerta de la discoteca. Celia le da un golpe en el hombre y le dice.

-Menos mal que eres psicólogo, porque como te tuvieras que ganar la vida a base de piropos, ¡no te comías un rosco, chico!.- Celia coge mi mano y mirando para atrás hacia Louis digo.

-Lou, las estrellas no vuelan, flotan.- Me encojo de hombros mientras él ríe y me dejo llevar por Cel hasta que llegamos a la barra.

-Quedaros aquí que voy a pedir.- Dice Celia por encima de la música y el jaleo en general. Me a poyo en la barra y Lou se pone a mi lado acariciándome el brazo.

-En realidad, tiene la personalidad de un machorro.- Dice refiriéndose a Celia.- El día que encuentre a alguno que la aguante por siempre, ese día, me postraré a sus pies.- Louis como siempre hace que suelte una carcajada.

-No es tan guarra como quiere aparentar ser porque tiene un corazón enorme.- Louis asiente dándome la razón.

-¿Tú qué tal estás?. Todos andamos preocupados por ti.- Me encojo de hombros y desvío la mirada.

-¿Cómo me tengo que sentir cuando ya creía que mis vivieron felices y comieron perdices había llegado, pero me doy cuenta de que todo este tiempo no ha valido para nada?. Jodida, supongo.

-Cuidado que mancho.- Celia acaba de llegar con tres vasitos y una botella de vodka.-¡Chupitos para todos!.- Reparte, brindamos y bebemos de un trago. Louis me señala con el vaso.

-Tienes que empezar de nuevo, hacer cosas que te motiven.

-¡Eso, eso!.- Apoya Cel.

-¿Cómo qué?.- Ambos se quedan pensativos.

-Algo como...¿pintar? o escribir, ¿qué tal hacer ejercicio?.

-Siempre quedará follar.

-¡Qué bruta puedes llegar a ser!.

-Perdona, señor Tomlinson, pero tus técnicas de psicólogo son una mierda, ¿escribir?. Bah.- Algo que me motive...algo que me motive...

-A mí me motivaba Ian...

-¿Ian?. ¿Hemos oído Ian?. No conocemos a ninguno con ese nombre.

-¡Más chupitos!.- Vuelve a repartir Celia. Después de haber perdido la cuenta de los chupitos que nos habíamos tomado, nos vamos a la pista a bailar o en mi caso, a hacer el intento de bailar. Después de estar haciendo el tonto con Louis y de haber perdido a Celia cinco veces, la encontramos con un chico alto, delgado, de ojos miel, un pelo oscuro y una barba que le hace estar más bueno aún si se puede.

-¡Venimos tres y nos vamos cuatro, bieeen!.- Digo dando palmas, soy consciente de lo que hago y digo pero fuera de tiempo.- Y nos ha tocado un buenísimo candidato, ¿cuál es tu nombre?.- Me suelto de la mano de Louis y miro al chico quien hablaba con Cel.

-Zayn, encantado.

-No hijo, encantada yo.- Louis vuelve a cogerme la mano y seguimos andando hacia el coche de este.

-Relájate, ¿vale?.

-S-si yo esstoy muy relajada.

-Bueno.- Comienza a hablar Celia.- Nota mental, nunca más dejar beber a Em. Ahora, me voy, que su coche está por allí. Nos vemos, chaooo.- Louis y yo seguimos caminando hasta llegar a su coche. Cuando llegamos a la puerta de mi casa, el coche para y Louis me mira.

-¿Estarás bien?.

-Sí, voy a dormir como nunca...- Se ríe. Cuando me voy a bajar, le miro y sin saber por qué me junto hasta rozar sus labios, él rápidamente se aparta y me sonríe.

-No, Ly. Ya sabes que somos amigos.

-Sí, sí, no lo tenga en cuenta, ¿vale?.- Sonríe y asiente.- Amigos.

-Hermanos.

-Sí, hermanos. Hasta la próxima.

Mi salvación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora