Chapter 22.

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Chapter 22.

Ambos nos miramos a los ojos durante unos instantes. Opto por bajar la vista, ¿piensa hacer algo?. ¡Porque me está poniendo de los nervios!. Vuelvo a levantar la vista y lo veo en la misma posición que hace un minuto, me mira con la misma intensidad y sigue sosteniendo la rosa de la misma manera. ¿Qué le pasa?. Finalmente suspira y me la tiende.

-¿Es para mí?.- Sonrío ilusionada. ¿A quién no le gusta que le regalen una flor?. Pero la sonrisa se me quita de un plumazo cuando sin una pizca de humor me dice.

-¿Ves a alguien más por aquí?.- Miro hacia ambos lados y sin cogerle la flor de la mano pongo mis brazos en jarras y frunciendo el ceño cual madre a su hijo le medio grito.

-¿Te costaba mucho decir sí, la vi y me acorde de ti o algo parecido?. ¡Eres un borde y un sosainas!.- Ahora es él quien frunce el ceño. ¡Ya estamos todos!. Él, su mala leche y su gesto característico y yo, mi chulería y mi legua suelta.

-¿Quieres la maldita flor o la tiro?.- ¡Ugh!. Se la cojo de un manotazo y con todo mi morro la huelo y se la devuelvo.- ¿Qué haces, Emily?.

-No la quiero.


-Ahora te la quedas.


-¿Por qué?.


-Porque es un regalo que te he hecho y quiero que te la quedes.- Se la vuelvo a coger y mientras me monto en el asiento del copiloto, le miro y le comento.

-No te soporto.


-Ni yo a tu lengua viperina así que no la saques mucho a pasear no vaya a ser que te la corte.- Cierra mi puerta y se da la vuelta para montar en su asiento.

En el camino casi me da por poner la radio a mi aire y ponerme a cantar como una histérica lo que sea que echen en la radio, pero me corto en el último segundo. Por el momento no tengo más ganas de disfrutar con él, a ver si llegamos al postres sin que le haya tirado un cuchillo entre ceja y ceja. Lo miro de reojo, ¿cómo una persona puede conducir de una manera tan sexy?. Su mano izquierda no se aparta de la palanca de cambios y la otra sujeta el volante con seguridad. Lo miro a la cara, se humedece los labios y achinando los ojos dice.

-¿Qué?.


-Nada.


-Pues deja de mirarme.


-¿Te resulta incómodo?.


-No.


-¿Te pongo nervioso?.


-Emily...


-Así que te pongo nervioso...


-Más quisieras.


-Ehhh, ¿qué es eso de tratar a tu secretaria como si fueras un adolescente?.- Me espero cualquier tipo de contestación por su parte, pero en vez de eso suelta una carcajada que hace que yo también me ría.- Me gustas más cuando te ríes.

Mi salvación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora