Situación incómoda.

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Pasada una media hora, tanto el elfo como Ran no encontraron ninguna evidencia de donde podían encontrarse Valkyon y Nevra.

—Volvamos, si seguimos así nos vamos a perder.— Ran agarró al elfo de la manga cosa que a él no le agradó, pero a ella eso le daba igual.

—No podemos dejarlos...—

Un estruendo resonó por todo el templo, y el temblor hacía que varias piedras pequeñas cayeran de las paredes y techo. Ran lanzó un pequeño grito de miedo, una de las columnas de una de las habitaciones había caído dejando a esos dos sin poder volver por el mismo camino.

—Esto no puede estar pasándome...—Se agachó y se puso las manos en la cabeza.—¿Por qué me tengo que quedar encerrada contigo en un lugar como este? Y... encima nadie sabe que estamos aquí.—

—Eres muy ruidosa, y muy molesta. ¿Lo sabías?—

—¡Pues no haberme traído a vigilar contigo! Soy tu "asistenta" no tu perro guardián.—

—Definitivamente, un perro guardián no ladraría innecesariamente.—

—¿Me estás diciendo que ladro?—

—Si, lo estoy diciendo.—

Ambos estaban cada vez más molestos, tanto que incluso se habían olvidado de donde se encontraban, perdidos, solos, y sin nadie a quien poder avisar. Mientras tanto, en otro lugar las chicas estaban algo aburridas.

—¿Qué hacemos para entretenernos?— Dijo Mei mientras se dejaba caer sobre la cama.

—¡Vamos a espiar a Ezarel!— Halane se levantó directamente para coger su abrigo.

—¡No!— Dijeron todas la unísono.

—Además, seguro que Ran estará con él, ni siquiera ha regresado a la habitación.— Añadió Shiro.

—Con más razón para ir.— Dejó su abrigo de mala gana un tanto molesta.

—Antes me dijo que tenía que ir con Ezarel para vigilar el templo.—Viana habló y todas las miraron.—Nevra y Valkyon también iban a ir, pero de eso hace ya al menos unas horas y se supone que iba a ser un reconocimiento rápido de la zona, estoy algo preocupada.—

Pensativas se miraron las unas a las otras.

—¡Misión de rescate!— Mei se levantó emocionada del sitio.—Vamos a buscarlos.—

—Sí, claro. Ahora quieres ir sólo porque está el vampirito fuera.—

Meiling le lanzo un cojín a la cara para hacerla callar, pero por acto reflejo pudo agarrarlo con las manos evitando el choque.

—¿¡Quieres dejar de lanzarme cosas cada dos por tres!?—

—Oblígame.— Sonrió divertida.

—Venga, chicas poneos los abrigos, vamos a por ellos.— Yachi dio la orden de salida y todas obedecieron.

Así de divertidas y animadas se dirigieron hacia el templo, buscando la forma de entrar y encontrar a los demás. Una vez dentro podían escuchar rugidos, algo grande había cerca. Asustadas se quedaron en la entrada discutiendo como actuar ante la situación. Por otra parte, Ezarel y Ran seguían intentando avanzar ya que, un lado estaba bloqueado por las rocas.

—Si seguimos por aquí, quizá encontramos algún pasillo común y regresemos al comienzo.—

—¿Cómo estás seguro de eso?—

—Había varias intersecciones al comienzo por lo que tiene que haber algo comunicado con algún pasillo.—

La elfa le siguió sin decir nada más. Pasados unos minutos, pasillos, e intersecciones por todas partes, escuchó un ruido detrás de ella. Se quedó mirando la oscuridad que había en sus espaldas, no le gustaría quedarse sola en un lugar así sabiendo que había algo más. Cuando volvió su mirada al frente, esperaba encontrarse con la espalda de Ezarel pero allí ya no había nada.

—Mierda...Ezarel...—

Caminó con la esperanza de volver a encontrar ese elfo azul, ¿cómo no se ha dado cuenta que no iba detrás de él? 

Del odio al amor... y viceversaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora