Elfos del fuego.

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Ran sonrió al ver al elfo un poco preocupado por aquella situación. Se dio cuenta de que le causaba gracia y la miró de mala manera.

—Claro, puede quedarse con ella. Por lo que veo son amigos.— Sonrió el alcalde a los dos.

—No somos amigos, nos aguantamos porque no tengo más opción.— Respondió Ez.

—Además, mi casa no es tan grande. Apenas tenemos tres habitaciones, la de mis padres, la mía y una de invitados con dos camas.—

—Genial, puedes alojar a dos amigos, al señor Ezarel y otro más. Sería una gran ayuda. Le preguntaré a Viana si puede alojar a otras dos personas.— El alcalde los dejó a solas tras decir eso.

La mirada de Ezarel parecía encendida, llena de frustración.

—Maldita sea.— Dijeron al unísono.

Mientras tanto, caminando por el lugar donde se encontraban las demás, Ran ofreció una cama para pasar la noche, omitiendo que Ezarel se quedaría también.

—Yo no tendría problema, pero mi problema es que en el albergue no dejan entrar a familiares.— Comentó Lia mientras señalaba al beriflor, el cual no se despegaba de ella.

—Tengo sitio para el en mi casa, podrías venir perfectamente.—

Dicho esto, cuando los dos se alejaron de Lia, él la agarró fuerte del brazo trayéndola hacia él.

—No voy a dormir con ella en la misma habitación.—

—Deja de quejarte. Primero tengo que decirle a mis padres que tendremos invitados hoy.— Suspiró un tanto preocupada.

Después de un día largo de trabajo, Liadan se dirigió hacia la casa de Ran, allí descubrió que Ezarel también se hospedaría ahí.

—Lia, tu y yo dormiremos en la de invitados, Ezarel puedes quedarte en mi cuarto.—

Los dos suspiraron aliviados y así fue como el elfo pasó su primera noche en la ciudad, en el cuarto de su asistenta.

—Más te vale que no empieces a husmear por ahí.— Ran que estaba en la puerta de su cuarto mientras Ezarel miraba a todos lados.

—No me gusta estar registrando habitaciones ajenas.—

Dejó a solas al elfo, mientras que la noche pasaba tranquilamente y sin ningún problema. Salvo que Ezarel no pudo evitar mirar un collar que parecía estar tallado, con un símbolo que simulaba el elemento fuego.

A la mañana siguiente, Ran se dirigió hacia la sala de heridos, viendo así a una Tanya en una camilla tumbada. Tenía la pierna entablillada, pero aparte de eso, también estaba atada.

—¿Por qué?— Alzó una ceja mientras miraba a Halane.

Disimuladamente Meiling se marchó.

—Por el dolor...— Respondió como si estuviera apenada, pero realmente sobreactuando de mala forma. — Le dolía tanto que no se estaba quieta y hemos decidido maniatarla.—

—Más vale prevenir que lamentar.— Sonrió la elfa.

—Oye, te noto rara. Como si te faltase algo...— Halane la miró durante unos instantes antes de volver hablar.—¡Ah, claro! ¿Dónde está Ezarel?—

—Mira a tu alrededor y dime quien falta.—

Halane hizo lo que la elfa le acababa de decir, durante un breve escáner por la zona se dio cuenta de que faltaba alguien.

—No jodas... Ewe—

—Sí, parece ser que tenía que ir con ella a "no te lo digo porque no es asunto tuyo"—

Tanto Halane como Ran se quedaron mirando, parecían que incluso sin decir palabra, estuvieran debatiendo sobre qué hacer.

La elfa se marchó, en el fondo sin querer sus pies la llevaron a dar vueltas por toda la ciudad. Sin rumbo, pero observando cada rincón de esta para contemplar el destrozo en algunas zonas debido a la invasión.

—Parece ser que así están las cosas.— Ran escuchó a Ezarel hablándole a Ewe, instintivamente se acercó para espiarles.

Una costumbre que se había hecho algo normal para ella, escuchar las conversaciones de estos dos seres.

—Tenemos que decirle a Miiko sobre el orbe.—

—¿Para qué?— Preguntó Ez.— No haremos nada así ella lo sepa.—

—Tendríamos que llevárnoslo a Eel.—

—El artefacto nunca ha salido de aquí, de su ciudad y solo alguien de aquí puede llevarlo con él.—

—Bueno, tu asistenta y Viana son de aquí.—

—Es algo más complicado que eso...—

De repente una tercera voz alerto a nuestra elfa.

—¿Ran? ¿Eres tú? —Un joven de cabello rojo como el fuego y destellos naranjas en sus puntas saludo a la elfa. — No sabía que ibas a venir.— Sus ojos dorados se iluminaron al verla.

—¿Naur?— Sonrió al ver a ese joven elfo.

Era un gran amigo de ella desde la infancia. La diferencia que él era uno de los pocos capaces de controlar el fuego.

Su conversación alertó a Ewe y Ez que estaban cerca. Los dos pasaron por allí y una mirada intensa se clavó en los ojos del joven Naur.

—¿Son amigos tuyos?— Preguntó confundido mientras miraba seriamenter a Ezarel.

—Él es mi jefe, Ezarel y ella es Eweleïn, la enfermera jefe de la ciudad de Eel.—

—Encantada.— Respondió Ewe con una sonrisa. Su sonrisa fue más allá de su rostro, parecía iluminarse en presencia de aquel joven y apuesto elfo del fuego.

Al caer la noche unas cuantas se reunieron para tomar algo. Nuestro trío especial se encontraban en una mesa, alejadas de las demás.

—¿Y cómo de atractivo es tu amigo?—Preguntó Halane. —¿Lo suficiente como para que Ewe se canse de mi elfo y lo deje tranquilo?—

—Bueno, Naur es bastante apuesto, no sé si Ewe puede estar interesada en él.—

—¿Por qué no? Si Naur, consigue hacerle más caso a Ewe de lo que Ez le hace, será pan comido.— Comentó Mei mientras bebía de un trago su vaso. —¡Camarero! Otra ronda, invitan las señoritas.—

—¿Por qué invitamos nosotras?— Arqueó una ceja Ran.

—Por qué vosotras tenéis un lió amoroso y yo soy la de los planes que salen bien, para que salgan mal ya estáis vosotras... eso y porque Nevra no me hace caso.—

—¿A qué te refieres?— Esta vez Halane la miró curiosa.

—Desde que Lia esta con ese estúpido oso veo como Nevra sonríe cada vez que ella pasa... Creo que necesitaré un beriflor para que al menos se dé cuenta de mi presencia.—



"Un pequeño agradecimiento a todos/as que leen esta humilde historia y la apoyáis :'D no pensaba que iba a tener este apoyo, así que gracias. Y espero que sigáis disfrutando de cada episodio y sacar alguna sonrisa por muy pequeña que sea^^ Aun queda muchas cosas y muchos líos que nuestra pobre elfa tiene que pasar... ^^"

Del odio al amor... y viceversaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora