Comité de bienvenida.

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La princesa llevó a sus invitados a palacio, una vez allí el rey quiso hablar con los jefes de la guardia a solas, bueno uno de ellos siempre llevaría con él a su fiel sirvienta.

—Me alegra que aceptarais mi petición no estaba seguro de que alguien tan importante como vosotros viniera hasta estas tierras. Sé que no ha sido fácil. —

Tras una charla una sirvienta acompañó a Nevra y a Ezarel hasta su cuarto.

—Señor Nevra, esta será su habitación. —

—¿Sólo para mí? — Preguntó ansioso.

—Si, el rey lo ha decidido. — La sirvienta se dirigió hacia Ezarel esta vez. — Por favor, sígame. —

Caminaron hasta la otra punta del pasillo y fue cuando al abrir la puerta vieron que la habitación era más amplia.

—¿Por qué en la habitación de Ezarel hay dos camas? —

—El rey Fanru vio que eres su sirvienta y pensó que sería adecuado que ambos compartieran habitación. —

—¿¡Qué!? Pero no es ... —

—No creo que sea descortés rechazar la amabilidad del rey Fanru, "mi querida sirvienta" — Ezarel forzó una sonrisa y empujó a Ran dentro de la habitación mientras que la otra joven los miraba raro.

Una vez los dos solos la elfa dejo de mala manera su equipaje.

—No pienso quedarme aquí contigo. —

—Si tienes quejas ve a hablar con el rey, no seré yo quien le lleve la contraria. —

—Genial... — Dejó caer un suspiro y se sentó en la otra cama. —

—Iré a hablar con Nevra de unos asuntos y haremos un reconocimiento de la zona como siempre hacemos. —

Ezarel dejó la habitación y se marchó, mientras tanto la elfa acomodaba sus cosas, abrió la ventana para que aquello se ventilara y se sentó en el escritorio cuando terminó de ordenar su maleta.

—Dos camas... ¿Con quién compartes habitación? —

Ran se giró tras escuchar esa voz tan familiar para ella.

—¿Qué diablos haces aquí? ¿Cómo has llegado? —

—No sois muy precavidos cuando tenéis un polizón en el barco. —

—Ash... — Ran cruzó sus brazos por debajo de su pecho.

—¿Y bien? ¿Quién es tu compañera? ¿Mei? ¿Halane? —

—Ezarel. —

—... —

El dragón no dijo nada durante unos segundos y se quedó mirando el equipaje aún guardado del elfo, lo agarró con la mano y lo lanzó por la ventana.

—¿Pero qué haces? — La elfa caminó hasta la ventana para asomarse y vio como la ropa estaba esparcida por el suelo del patio. —Ezarel me va a matar, ahora tengo que ir a por ella. —

—Déjala ahí creo que es el mejor lugar. —

—No me haría gracia que Ezarel tuviera que dormir desnudo en la misma habitación que yo duermo porque su ropa haya desaparecido. —

—... Tienes razón, hay que ir a por ella. —

Salieron discretamente de palacio hasta llegar a los jardines traseros, era el único lugar donde había plantas verdes, en todos los alrededores del reino y la aldea solo había arena y pocas fuentes de agua.

—En este reino hace mucho calor. — Comentó la elfa mientras recogía la última prenda del elfo.

—No sé de que te quejas, soy yo quien lleva una armadura. —

—No haber venido. —

—¿Y perderme la fiesta? Tengo ganas de ver como vais a resolver todo esto. —

Ran suspiró con fuerza, pero en cierto modo se sentía un poco más segura teniendo al dragón cerca.

—Le comentaré a Mei que has venido. —

—Mejor que no lo sepa, prefiero que sea un secreto entre nosotros— Ashkore miró hacia los lados y se quedó pensativo. —Iré por otras ropas, de todas formas, en este reino nadie me conoce, solo evitaré cruzarme con los dos jefecitos de la guardia y podré pasar desapercibido. — Dijo mientras se marchaba del lugar despidiéndose con la mano.

—Mientras que no hagas tonterías haz lo que quieras... — Murmuró para si misma mientras veía como se alejaba.

Una vez de regreso a la habitación colocó las ropas del elfo en su sitio con la esperanza de que la elogiara en vez de regañarla, a los pocos minutos Ezarel entró en el cuarto y vio a la elfa terminando de colocar sus cosas.

—Vaya te has vuelto eficiente—

—Era esto o lanzarlo por la ventana a modo de enfado ya que tengo que compartir cuarto contigo. —

—Deja el drama no me hace tampoco ilusión, pero no podemos negarnos. —

—¿Habéis hablado tú y Nevra? —

—Sí, como esperábamos es algo rara esta situación. Se supone que la princesa que se sacrifica es Sherlyn, pero es su hermana quien ha montado esta especie de "guerra"—

—Tiene sentido... — Dijo pensativa a lo que el elfo se quedó mirándola esperando su explicación. —Sherlyn es la hermana que se va a sacrificar y no pone resistencia, pero si su hermana pequeña no está de acuerdo con eso es normal que quiera proteger a su hermana. —

—Pareces segura de tus palabras. —

—¿Quién no haría una guerra para defender a sus seres queridos? Yo sí. —

—No sabía que eras tan "violenta" —

La elfa se colocó delante de él y cruzó sus brazos por debajo del pecho mirándole un tanto desafiante y sonriendo.

—Hay muchas cosas que no sabes de mí, Ezarel. —

—¿De verdad? — Sonrió travieso.

—Sí, y por tu suerte más vale que nunca lo descubras. —

Ezarel se acercó a Ran vacilando un poco y se inclinó hasta tener su rostro delante de ella.

—Puede que quiera conocer esa parte tuya. — Entonó calmado.

—Si valoras tu vida es mejor que no.—

Ezarel se quedó en silencio para estallar acto seguido en una carcajada, golpeó con el dedo la frente de la elfa.

—No resultas amenazante si no eres capaz de esquivar eso, elfa del fuego sin poderes. —

En medio de la risa del elfo alguien tocó la puerta, nuevamente la princesa Sherlyn apareció ante ellos, se le notaba un poco desesperada y le contó el motivo por el que su hermana estaba en discordia con su familia.

—Ella quiere protegerme, pero sabe que es un ritual de hace años y es imposible, mi destino está escrito desde que nací. — Comentó apenada.

—Ezarel, ¿no hay ninguna forma de que se impida el ritual? —

—Como no quieras matar al dios que vive en el templo...—

Un silencio se instaló en la habitación, claramente no podían matar a un dios, pero podían averiguar más cosas sobre él.

Del odio al amor... y viceversaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora