Noche loca. Parte 2.

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<<Noah: Miembro de la guardia Absenta, de momento se sabe poco de él, sólo que hace muchas misiones de exterior.>>

*La imagen del chico no me pertenece, es para que sepáis como es el personaje físicamente*

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—Parece ser que te has acostado con Halane y Ewe se ha enterado.—

—¿Qué? Eso es imposible yo... no recuerdo nada de eso.—

—Anoche estabas borracho...—

—Recuerdo que te vi... Pero no recuerdo nada más.—

—Bueno creo que lo principal es separar a esas dos.—

—No, no lo creo.— Ezarel se levantó y cogió su ropa para irse de allí antes de que alguna de esas dos se percatara de que estaba despierto.

Pero Ewe se dio cuenta de que el elfo intentaba escapar y le paró los pasos.

—Tú no te vas, ¿me puedes explicar qué significa esto?—

—Que la pequeña elfa era el menor de tus problemas.— Vaciló Halane.

—Maldita...—

—Yo no recuerdo nada de anoche, en todo caso no tengo la culpa de que esa... Chica se metiera en mi cama.—

Mientras que ambos discutían Halane se colocó al lado de Ran, susurrándole unas palabras.

—Mi plan está dando sus frutos.—

—Estás loca...—

—No te hagas la inocente, antes de que me lo llevara al cuarto os vi, vi como te besaba.—

—En ese estado creo que sería capaz de acostarse incluso con una piedra.—

—Si... No me cabe duda.—

Ewe se marchó de allí más enfadada que nunca, sus últimas palabras hacia Ezarel le indicaban que hiciera lo que quisiera, esa relación ya estaba muerta, ya era libe para tener las asistentas que quisiera y acostarse con quien quisiera. El elfo se giró a las dos jóvenes que aún estaban en su cuarto.

—Marcharos... ¡Ya!— De un portazo cerró la puerta de su habitación, Halane parecía satisfecha con esa situación comparada con Ran.

—¿Estás molesta? Dijiste que no te gustaba, ¿por qué esa cara?.—

—Podías haber actuado de otra forma, no así.—

—Al menos he actuado, no iba a quedarme quieta mirando como seguía con esa estirada.—

Contoneándose felizmente, Halane se marchó del lugar, los ojos de la elfa la siguieron hasta que desapareció del pasillo.

En la tarde, Ran tenía que cepillar el pelaje a su gran familiar encontrándose nuevamente con un miembro que había visto la vez pasada en los pasillos.

—Hola...Tu eres Noah ¿verdad?—

El hombre de pelo gris miró a la joven y le devolvió el saludo, efectivamente el chico que vio en el pasillo era Noah, un joven que acababa de llegar al C.G tras, una misión. Tú eres amiga de esas tres locas, ¿verdad? Preguntó el joven.

Del odio al amor... y viceversaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora