Noche loca. Parte 3.

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Nuestra elfa ya sabía lo que estaba ocurriendo con algunos miembros de la guardia, el simple hecho de que dentro se estaban formando varios grupos era inquietante. Cuando Ash soltó a la elfa para que pudiera levantarse, esta se quedó en el sitio pensativa. ¿Por qué había un complot en contra de Miiko? ¿Por qué iba a querer Leiftan el orbe de su ciudad natal?

—Oye, elfa...—

—¿Si?—

—¿Te importa levantarte? No puedo si sigues sentada encima de mí.—

—Oh, si... perdona.— Se levantó rápidamente y aún seguía pensando en lo que acababa de ver.

—¿Impresionada?—

—Sorprendida. Por cierto, ¿Qué sabes de Noah?—

—No mucho, ¿por?—

—Parece saber mucho sobre mis "amistades" pero nunca lo había visto y no sólo a él, también a otro chico... Realmente cuando recuperé la memoria creí que sabría quién era, pero sigo sin saberlo...—

—Eres más famosa de lo que parece, por lo que veo.—

—Bueno media ciudad sabe que intenté dejar a Ezarel con el culo al aire, tampoco me sorprendería.— Ashkore ahogó una carcajada intentando disimular.

—Deberías investigar el por qué Leiftan desea ese orbe, te aconsejo que empieces por ahí.—

—Naur está de tu lado, ¿Por qué? ¿Desde cuándo?—

—Cuando regresasteis de vuestra ciudad, le ofrecí ayuda con el orbe y le avisé del peligro que había.—

—¿Cómo sabes todo eso? Dudo que espiando te enteres de todo.—

—No deberías de preguntar tanto, a veces la curiosidad no es buena, pequeña elfa.Ashkore se marchó nuevamente.

—¿Otra vez? ¡Deja de marcharte en mitad de una conversación!—

Los días fueron pasando. Una semana después tanto Ewe como Ez ya no se hablaban y ni se miraban. Ran siguió ocultando que había recuperado la memoria, tan solo el hombre enmascarado sabía de eso. De nuevo volvía a ser asistenta de Ezarel, de esta forma él creía que quizá recuperase la memoria, así que los días iban sucediéndose sin notar nada nuevo por parte de la elfa. En un momento en el cual todos comían en el gran comedor del C.G, Halane se presentó muy decidida ante todos los presentes y desde la entrada se dirigió hacia el elfo gritando.

—¡Ezarel!— Todos alzaron la vista y miraron a la joven rápidamente. —¡Estoy esperando un hijo tuyo!—

Ran escupió el agua que estaba bebiéndose y Ezarel casi se atraganta con la comida y no solo él, a algunos de los comensales les pasó lo mismo. Halane se acercó a la mesa del elfo, el cual estaba junto a Ran y a los otros dos miembros de la guardia.

—Ezarel... Vamos a tener un hijo, ¿Qué tienes que decir al respecto?—

—Estás loca, ¿Cómo voy a tener un hijo contigo?—

Halane agarró una silla, se sentó a su lado, le cogió de las manos y lo miró.

—¿No recuerdas lo que pasó hace dos semanas?—

El elfo se volvió de todos los colores tras escuchar aquello, soltó bruscamente las manos de la joven y salió corriendo de allí, Halane sonrió y cruzó la mirada con Ran.

Del odio al amor... y viceversaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora