No es el final.

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Mientras que buscaban supervivientes entre los escombros de la ciudad y terminaban de comprobar que no habría más ataques desde el cielo, algunos miembros extrañaban a otros. Había muchos heridos de máxima gravedad, otros menos graves pero que también requerían cuidados. Sacaron a Halane de una pila de piedras, medio edificio había caído cerca de ella. Incluso los jefes de la guardia se pusieron a quitar escombros, cuando fue rescatada la llevaron rápidamente hasta la enfermería, pero aún quedaba búsqueda por hacer, una elfa, de la cual no se sabía nada de ella.

—¡Es imposible que no esté!— Dijo alterado el elfo.

—Hemos buscado por todos lados, sabíamos que estaría junto al otro miembro de tu guardia que rescatamos, pero no hay ni rastro, es como si... hubiera desaparecido.— El vampiro tampoco entendía lo ocurrido. Se arrodilló ante la pila de escombros y tanteó el lugar.—Quizá la han sacado...—

—Nadie se ha acercado aquí, hemos sido los primeros en llegar para el rescate después de que todo se calmara.— Ezarel, que seguía de pie se movía de un lado a otro, inquieto, se maldecía internamente, mientras pateaba algunas piedras ordenó que todas ellas fueran retiradas por algunos miembros más fuertes, él incluido.

"Mierda", gritó internamente cuando vio que ya no quedaba nada, solo algunos rastros de sangre, serian de ¿Halane? ¿O de Ran? Eran las únicas que estaban en ese sitio, Ezarel cayó al suelo de rodillas, sus ojos brillaban, parecía triste y de eso se percataron los demás. Nevra pasó una mano por el hombro del elfo, se levantó y se colocó a su lado.

—Lamento que hayas perdido a un miembro de tu guardia... Nunca es fácil.—Contempló sus ojos verdes que se posaron en él, suspiró antes de volver hablar. —Deberías ir dentro.—

—Su cuerpo no está, aún no puedo decir que he perdido "nada".— Fulminó a su amigo con la rabia.

Nevra se sobresaltó, nunca había visto a su amigo con esa expresión pero podía entenderlo, no sólo era un miembro de la guardia, también era su asistenta, había pasado mucho tiempo con ella y por mucho que el elfo no lo demostrara sentía aprecio y cariño por ella, eso pensó el vampiro mientras veía como Ezarel se alejaba del lugar totalmente devastado. Nuevamente miró a su alrededor, algunos miembros de la guardia de Ezarel también estaban allí, no podían creer que Ran no estuviera. ¿Qué había ocurrido realmente?

Algunas de las chicas, en concreto las que no estaban tan mal heridas, como Nifer, Kira y Liadan, buscaron a Naur el amigo de Ran para darle la noticia pero tampoco lo encontraron, había desaparecido. La cara de las tres chicas estaban descompuestas, Nifer fue la primera en hablar.

 —¿Qué hacemos? Debemos encontrarlo y decirle lo que le ha pasado a Ran.—

—Deberíamos seguir buscando.— Respondió Lia. — Pero debo atender a mi beriflor, parece que tiene una pata herida, ninguno nos hemos salvado de esta catástrofe.—

—Está bien, tu vete, Nifer y yo seguiremos buscando a Naur.—

—De acuerdo, si me lo encuentro le comunicaré lo de Ran.—

Mientras que Lia se dirigía hasta un lugar donde poder curar al beriflor que tanto la quería y no se separaba de ella a pesar de que le costaba caminar, vio algo inusual por el camino, el pelirrojo que tanto buscaban saliendo por la gran puerta de la ciudad. Le gritó para que se detuviera pero no sirvió de nada, él siguió hasta la salida sin importarle nada más.

En el mercado se habían construido unas tiendas de campaña para tener todos los heridos en un mismo lugar, dado que la enfermería se estaba quedando cada vez más pequeña. Unas horas después, Halane consiguió despertar, curaron su brazo y su pierna, también había recibido un leve golpe en la cabeza al caer.

Del odio al amor... y viceversaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora