—Miiko está loca tenemos que impedir que haga cualquier tontería que ponga en riesgo a los elfos del fuego. — Dijo Naur.
—Di algo que no sepamos, querer revivir a alguien a costa de la vida de otro. — Suspiró Ran.
—Por lo que Ash me contó en una de las veces que lo vi, supuestamente no se sabía cuanta cantidad de sangre se necesitaba para el elixir. —
—No me interesa averiguar cuanta necesita. — Ran cruzó los brazos por debajo del pecho y se apoyó en el respaldo de la silla. —¿Qué haremos con el hermano de Miiko? El orbe no está a salvo en el C.G.—
—Lo mejor será llevarlo a nuestra ciudad de nuevo. —
—Sería absurdo. Si os lo lleváis Miiko atacará a vuestra gente. —
—Mei tiene razón, no podemos poner en peligro a nuestras familias, Naur... Pero la gente de aquí corre peligro si el orbe es activado. —
—No puede activarlo sin uno de nosotros, si ella intenta abrirlo a saber lo que le puede pasar. —
—¿Alguien que no sea de los vuestros ha abierto ese trasto? —
—No.— Respondieron ambos a la vez.
—Las historias cuentan que quienes lo abran sufrirá una terrible catástrofe, se dice que estuvo mucho tiempo desaparecido y cuando nuestra ciudad consiguió recuperarlo, hace unos siglos, nadie más ajeno a la ciudad ha intentado llevárselo. — Explicó Ran.
—Tampoco aquellos que podemos controlar los elementos nos atrevemos a abrirlo, se dice que sólo el elegido puede hacer tal cosa. —
—¿Sólo un elfo del fuego puede abrirlo? Vaya...—
—De todas formas es arriesgado, no sabes lo que te espera, el orbe se creó para el rey de la ciudad Eldánaë, tierra natal de los elfos del fuego, y sólo el rey tenía el privilegio de usarlo, también era un símbolo de poder que se dejaba en herencia a los sucesores del trono. —
—¿Por qué no dejamos que Miiko lo abra? Quizá se elimine ella automáticamente. —
—Porque quizá no se elimina ella sola, como hemos dicho, quizá nos mate a todos. —
Mei suspiró, estaban bastantes atrapados en este asunto y sólo podían esperar a ver que sucedía, o eso pensaban hasta que Naur abrió nuevamente la boca para hablar.
—¿Por qué no buscamos al sucesor del trono? Si él controlase el orbe podría hacer que Miiko se diese por vencida. —
—No hay herederos, el último murió cuando desapareció el orbe, fue después cuando unos sacerdotes lo encontraron y lo enviaron de vuelta a la ciudad. — Respondió Ran.
Más desanimados que antes volvieron a sus tareas normales, menos Ran que intentaba huir de un elfo que la buscaba sin cesar. Tras la advertencia de Mei sobre que Ezarel le buscaba por el C.G, la elfa decidió irse fuera buscando algo que hacer. Cuando llegó el atardecer decidió regresar, se había llevado un libro y varias cosas para hacer mientras tanto, tuvo mucho tiempo para pensar sobre lo que ocurría, y tampoco tenía ganas de ver a Miiko o cruzarse con ella pero tarde o temprano tendría que volver a su cuarto.
Caminando por el pasillo vio como su jefe estaba apoyado contra su puerta de brazos cruzados, mirando al suelo con la mirada fija. El elfo notó la presencia de alguien que se acercaba y miró de reojo para encontrarse con su asistenta que había estado desaparecida todo el día.
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Del odio al amor... y viceversa
FantasyLas aventuras de una elfa que sufre bastantes situaciones desastrosas en su vida diaria en el mundo de Eldarya. Sobre todo por culpa de Ezarel y de su mala suerte. + Actualizaciones casi diarias. + Posibles spoiler de la historia original de Eldarya...