Del odio al amor... y viceversa

Jefe en apuros, chicas en peligro

El elfo ya estaba de camino para las duchas. Ran, Mei y Halane estaba preparadas para entrar detrás de él y agarrar su preciada ropa.

Escondidas detrás de la pared, podían ver como el elfo se quitaba su ropa, esa ropa que parecía que no tenía fin. ¿Qué de complicado es quitar ese cinturón? Pero Ez se deshizo de él con una facilidad digna de elogios.

Quitó su parte superior, el torso desnudo del elfo fue admirado por aquellas tres guardianas.

Ran estaba sonrojándose e intentando taparse la cara, pero entre abriendo sus dedos para poder ver algo. Mei sonriendo descaradamente, aguantándose la risa con su mano. Y, Halane con la boca abierta, disfrutando de la escena, saboreando cada parte de su cuerpo, a saber que pensamientos pervertidos pasaban por su cabeza en ese instante.

Cuando ya había terminado de quitarse la ropa, un momento que parecía nunca tener fin, se adentró en la ducha.

Las jóvenes aprovecharon para agarrar todas las prendas discretamente, menos una de las jóvenes, que aún intentaba ver el cuerpo desnudo de su jefe.

—*Halane*— Susurró Ran.—Deja de hacer la pervertida y ayúdanos—

—*Ojalá hubiera un modo de inmortalizar este momento.*— Sonrió maravillada ante lo que acababa de ver.

Cargadas con las ropas las chicas salieron de las duchas comunes. Corrieron por el pasillo, se aseguraron de que todo estaba cerrado. Pero Meiling se detuvo en seco.

—¿Qué ocurre?—

—¿No éramos tres?— Preguntó Mei mirando a la elfa.

—Maldita sea...Halane.—

—Será... ¿Crees que aún sigue en las duchas?—

Ambas se miraron y se llevaron la mano a sus respectivas caras.Era obvio que la tercera en discordia se había quedado con el jefe. No era buena señal. Su plan estaba en serios problemas.

Escondieron las ropas del jefe rápidamente, tenían que volver a por la otra compañera que seguro seguía babeando por Ezarel.

Pero algo en su camino les hizo parar. Dos jóvenes de su misma guardia estaban dialogando alegremente.

—Kira...Liadan.—Pronunció Meiling.

Las cuatro jóvenes se miraron. Ran y Mei intentaron simular un encuentro casual, tenían prisa, y mucha, querían irse de allí cuanto antes, pero las otras dos querían charlar con ellas sobre el nuevo evento que se iba a producir en el C.G.