Una mentira piadosa.

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Las cosas en el C.G parecían ir bien, salvo para un elfo y a pesar de que Ran sabía lo ocurrido con Halane, la elfa le hizo una propuesta.

—Bien... Halane, mantendrás el secreto. —

—¿Qué? —

—Tu embarazo inexistente. —

—¿Y qué hago cuando pasen los meses? No intentaba llevar esto mucho tiempo...—

—No será mucho tiempo, el suficiente para mantener a Ezarel ocupado e ir pensando en otra cosa. —

—Espera, ¿qué pasa aquí? Sin contar que estoy percibiendo que recuerdas todo. —

—Es cierto, hace un tiempo que recobré mi memoria... Pero algo grave sucede en la ciudad y todo tiene que ver con el orbe que custodia la guardia. —

Ran le contó a Halane varias cosas, sabía que en el fondo podía confiar en ella y que, a pesar de su carácter y sus demencias con el elfo, ella guardaría el secreto. No le contó sobre Ashkore y sobre que Mei también estaba en el mismo bando, pero si le dijo que la guardia de Eel estaba dividida y no sólo por las tres guardias principales, si no también por un grupo de rebeldes que desean que Miiko caiga.

—No sé en qué líos estás metida realmente... Pero si esta broma resulta que sirve para algo bueno, me doy por satisfecha. —

—Sólo necesito que hagas algo más. —

—¿El qué? —

—Distraer a Ezarel, que no note que estoy ausente necesitaré varios momentos para investigar y si él me reclama cada dos por tres será imposible. —

—Fácil. La historia del embarazo falso da para muchos antojos...—

—Sí, pero no hagas que te odie más de lo que ya te odia o no conseguiré lo que necesito. —

Cerrando el pacto con las manos ambas se alejaron, había una misión en juego y el futuro de Eldarya. Esa broma de mal gusto por parte de Halane, había sido un rayo de esperanza para la elfa y sabiendo que podía sacar partido a su locura ideó un plan. Tenía que buscar información, pero no de la biblioteca, aquel lugar sólo tenía información básica y de poca ayuda para algo así. Tendría que buscar en las habitaciones de los jefes, de los superiores de la mandamás del lugar, de la kitsune que miraba a todos de mala manera cuando no se hacía lo que ella mandaba, bueno para algo era la jefa, pero nadie dijo que fuera una buena líder.

Un gran ruido se escuchó en el C.G, Halane empezó con el plan era la hora de distraer a Ezarel para que la elfa lograra colarse en la habitación de Miiko. Halane en todo su esplendor se paró delante de Ezarel que hablaba con otro miembro de la guardia de asuntos pocos importantes para ella o para el resto de los presentes, pero en cambio su actuación si que sería de las que interesase a los que la rodeaban.

—Ezare...— La joven se acercó y para cuando el elfo se quiso dar cuenta ella ya estaba a escasos centímetros. —No puedes dejarme así... Vamos a tener un hijo... tu hijo, fruto de aquella noche de pasión desenfrenada. — El drama que le portaba a cada palabra que salía de su boca hacía que el elfo se pusiera pálido.

Mientras el teatro seguía, en la plaza del quiosco central una elfa esperó a que la gente fuese llegando, sobre todo que Miiko se alejara del interior de C.G. Aprovechó para ir rápidamente y sin que nadie la viera hasta la habitación de Miiko, su puerta sólida era un problema pues tenía que pensar y actuar rápido dado que  no sabría cuanto tiempo sería capaz Halane de distraerlos. Fue entonces cuando alguien, a quien no le importaba los disturbios, también aprovechaba el alboroto para colarse.

Del odio al amor... y viceversaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora