En la tarde de ese mismo día, la elfa se acercó hasta la sala de alquimia. Una vez allí, el elfo alzó la vista y se encontró con los ojos marrones de la elfa mirándole.
—Te dije que no hacía falta que vinieras.—
—Es mi trabajo, soy tu asistenta.—
—A partir de hoy ya no, puedes irte.—
Ran había sido liberada de su castigo, ya no sería la asistenta de Ezarel, no tendría que soportar sus estúpidas tareas, sus misiones absurdas y sin sentido, pero eso no le hizo sentirse mejor.
—¿Te ha despedido? ¿Enserio?— Sorprendida, Kira se sentó a su lado.— Pero, ¿por qué?—
—No lo sé, de repente me dijo que no fuera, que ya no era su asistenta.—
—Un momento.— Halane golpeó la mesa, una costumbre típica de ella.— No será que Ewe le dio a elegir entre tú y ella, y él eligió a esa... maldita...—
—Bueno, el lado positivo es que ahora tendré más tiempo libre. Creo que me dedicaré a ayudar en la biblioteca.—
—Que cutre... La biblioteca, rodeada de Ykhares y Keros, por todos lados...— Asqueó Halane.
—Nifer también está allí.—
—Pues eso, Ykhares y Keros.—
—Buenas noches chicas, ¿qué tal?— Shiro apareció sentándose al lado de Kira, más bien empujándola ligeramente para que le hiciera sitio.— ¿Para cuándo una fiesta?—
—¿Quién dijo fiesta?— Lia apareció de la nada. Aquella palabra parecía más bien un ritual para invocar su presencia.—¿Qué celebramos?—
—El despido de Ran, ya no es asistenta del jefe.— Respondió Kira.
—Pues podríamos celebrarlo, ya eres libre, avisemos a las demás. Podemos hacerlo en otro sitio donde los jefes no vayan a ir, han abierto un establecimiento ambientado en un sitio de humanos. Dado que el festival tuvo tanto éxito, las cosas que hacen los humanos se están volviendo populares por aquí.— Como organizadora de fiestas privadas, Lia sabía todo lo necesario para crear ambiente de fiesta.
—Pues a celebrar mi despido se ha dicho.—
Se levantaron y fueron directamente a aquel local el cual se encontraba pasando el mercado, una calle donde se habían construido muchos locales recientemente y tiendas relacionadas con los humanos. Cuando entraron al local, se dieron cuenta de que Valkyon y Nevra también estaban allí, algunas de las chicas se pusieron contentas inmediatamente.
—¿Dónde está Ezarel? No va con ellos.— Halane realizó la pregunta que muchas se hacían.
—¿Dónde crees que está?— Dijo Ran, dando a entender que si no estaba con ellos, es que posiblemente, estaba con la enfermera.
—Joder... ¿Cómo puede tener tan mal gusto ese elfo?—
Los jefes se dieron cuenta que los miembros de la guardia de Ezarel estaban allí. Nevra fue el primero en dirigirse hacia ellas.
—Buenas noches, señoritas.— Su sonrisa parecía iluminarse en la oscuridad, de lo resplandeciente que era. —¿Queréis acompañarnos?—
Tanto Liadan como Meiling se emocionaron tanto que ambas derrochaban felicidad por cada poro de su piel. Nevra indicó a las chicas que se sentaran en las sillas y sillones que había alrededor de una mesa. Lia y Mei se colocaron cada una en un lado del vampiro. Mientras, los otros miembros se sentaron donde podían. Kira fue la primera en hablarle a Valkyon, su corazón latía rápido pero las miradas de las chicas la animaron a que lo hiciera.
—Valkyon... ¿Sabes dónde está Ezarel? No lo veo por aquí.—
—Decía que no tenía ganas de salir.— Después de eso no habló nada más.
Ran se llevó la mano a la cara tras ver el don de poco hablador del fortachón. A pesar de todo y conforme la noche iba avanzando las cosas se animaban, todas parecían divertirse, bromeando y riendo, pero la elfa estaba preocupada. Decidió salir a tomar aire y se apoyó en la pared cruzada de brazos. Una voz llamó su atención.
—Ran. ¿Qué haces aquí?—
—Naur... Estoy con las chicas, hemos decidido salir a tomar algo para celebrar mi despedida.—
—¿Despedida?— Arqueó una ceja y la miró curioso.
—Ezarel me ha despedido, ya no soy su asistenta... digamos que soy libre.—
No quedaba mucho para que el amanecer apareciera, las chicas decidieron regresar a sus habitaciones. Un estruendo resonó por toda la ciudad de Eel. Asustados, todos salieron de sus habitaciones para ver de que se trataba. Del cielo caían enormes bolas de fuego y a pesar de que contaban con un escudo protector, no resistiría tal impacto. No sabían por qué estaba ocurriendo eso y no podían parar aquella catástrofe, la ciudad estaba siendo bombardeada por enormes meteoritos. Miiko alertó a unos cuantos miembros de la guardia junto a los jefes para que protegieran el cristal creando un escudo más potente. Los demás protegerían a las gentes de la ciudad.
El infierno parecía el paraíso comparado con todo lo que estaba sucediendo. Ran junto a algunas de sus compañeras tenían la orden de proteger a la gente, llevarlas a un lugar donde no resultasen heridos, con la mala suerte de que una de esas bolas de fuego caía en picado sobre un grupo de personas. Ellas protegieron a los civiles pero resultaron heridas, tanto Ran como Halane fueron las que peor salieron por culpa del impacto.Todo era un caos y no podían hacer nada, solo observar como la ciudad de Eel había sido destruida.
Para cuando los meteoritos terminaron su espectáculo dantesco, una nube de humo y fuego cubría todo. Consiguieron llevar a todos los heridos a la enfermería, la cual no estaba en sus mejores condiciones tras el ataque. Las bromas, las risas, la diversión, líos por amor y discusiones entre la gente habían cesado. Ya no quedaba sitio para la felicidad, las sonrisas de la gente... habían desaparecido en la ciudad de Eel.
![](https://img.wattpad.com/cover/145721310-288-k124648.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Del odio al amor... y viceversa
FantasiaLas aventuras de una elfa que sufre bastantes situaciones desastrosas en su vida diaria en el mundo de Eldarya. Sobre todo por culpa de Ezarel y de su mala suerte. + Actualizaciones casi diarias. + Posibles spoiler de la historia original de Eldarya...