Libro 1/4
Cuando eres un Demonio eres rechazada por todos, incluso por tus padres...Oh mejor dicho, por los que creias que eran tus padres.
¿Qué pasa cuando te enteras de que vives en una mentira?
¿De que no solo un demonio vive en ti?
Lo único que...
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— Elizabeth —dije, antes de poder reaccionar el vampiro enrollo su brazo en mi cuello pegándome a su cuerpo.
— por lo que presiento eres humana, hueles tan bien...—su nariz olfateaba mi cabello y su otro brazo rodeaba mi cintura pegándome a su pecho.
—¡Suelta!—grito Axel, este obedeció a regañadientes y me soltó.
Axel me coloco detrás de él y Maximiliano tomo a Marc por la camisa para después lanzarlo a los árboles.
—¡VUELVES A PONER TUS MANOS EN ELLA Y MATARE A TODA TU ESPECIE!—gruño en dirección a Marck.
—esta bien, comprendo, la chica es tuya —dijo Marc levantándose con una sonrisa en su rostro.
Maximiliano intento acercarse a mí pero yo solo seguí ocultándome detrás de Axel.
Volvimos a la mansión con diez guardias escoltando a Marc. Cuando llegamos Maximiliano lo llevo a su oficina y yo no perdería de lo que hablarían.
—¿Cuántos atacaron en tu manada?—preguntó Maximiliano.
—fueron cincuenta demonios los que atacaron, cada uno decía querer encontrar a su reina.
— lo mismo sucedió aquí.
—¿Tú sabes quién es su reina?—pregunte a Marc.
—no, pero cuando la encuentre la matare— dijo y trague fuerte, si no muero por Arlet moriré por culpa de Marc.
—¿Por qué piensas matarla?—pregunto Axel.
—por culpa de ella los demonios han llegado a nuestro país e invaden manadas, no creas que solo invaden la manadas de Maximiliano y la mía, atacan en todos lados, a todas horas, y matan solo para saber dónde se encuentra su jodida reina.
No quise saber nada más de su reina, salí abriendo la puerta de un golpe.
Tiene razón, estoy de acuerdo con Marc, es mi culpa de que ellos invadan y maten personas.
Fui a la sala de entrenamiento y entrene con cinco guardias, eran simpáticos pero muy débiles, le gane tres veces a cada uno.
Abril entro con un teléfono y me entrego.
—quieren hablar contigo...—susurro y coloque el teléfono en mi oído.
—¿sí?
—¡Elizabeth!—grito Danasha— me alegra que estés bien...
Reí—sí, estoy bien Danasha ¿y Tyler?—pregunte.
—está debajo de mí—dijo riendo y mis ojos se abrieron.
