El problema no fue la primera chica, sino la segunda. La segunda chica fue quien dejó a todo el Claro con la boca abierta cuando la Caja subió un día que no tenía que subir, y en un momento en el que no tenía que subir, especialmente a Newt, quien s...
Esperaron hasta la noche para poder entrar en la base. Se escondieron tras unas dunas para que nadie les viera y cuando fue completamente de noche, decidieron pasar a la acción.
Saltaron la maya de seguridad en silencio y cuando estaban dentro decidieron correr hasta el edificio, pero antes de llegar, unas luces se encendieron como si fuera un campo de béisbol y comenzaron a salir guardias de todos lados apuntando con sus armas a los chicos. Ellos también reaccionaron igual, apuntando a todos lados, menos Beca. Newt se las había apañado para que no se la jugara y la puso detrás de él, por si acaso.
–Son demasiados.– Observó Sidney mirando a todos lados.
–¡Bajad las armas!– Les ordenó uno de ellos cuando todos estuvieron colocados.– ¡Bajad las armas!
Todos llegaron a la conclusión de que no valía la pena salir heridos, así que bajaron y tiraron todas sus armas, pero se negaron a levantar las manos, todavía no les habían ganado, tenían una esperanza de salir, pequeña pero existente. Nadie dijo nada durante un rato, ni los guardias ni ellos, hasta que al cabo de un rato, Minho abrió la boca:
–Huele a rata.– Dijo con rabia.
Los guardias que estaban frente a los chicos se apartaron y de entre ellos apareció Janson, con su irritable cara de rata. A Thomas le entraron arcadas al verle y Newt escondió todavía más a Beca y agarró su mano. Sky por su parte miró a Janson, este asintió una sola vez y ella, con la cabeza gacha se acercó a él hasta quedarse a su lado. Sidney vio su mundo destrozarse al ver a su mejor amiga traicionarla de aquella manera, vendiéndoles al mejor postor.
–Buen trabajo, Skyler. Les hiciste llegar el mensaje a tiempo.
–Si, señor...
–Y respecto a vosotros, me alegro que hayáis aceptado el trato.
–¿De que trato habla?– Le susurró Beca a Newt.
–Coged a la chica.– Dijo Janson antes de que pudiera contestarle.
Dos de los guardias que estaban junto a Janson se acercaron a Newt y Beca. Pero esta vez Newt no iba a quedarse quieto como la última vez. Se puso delante de Beca e intentó separar a los guardias de ella, pero eran mucho más fuertes que él y terminaron apartándole de un golpe y se llevaron a Beca mientras gritaba y pataleaba.
–Esperad, esperad. No os la llevéis aún, quiero que vea esto.
–¿Ver el qué?– Dijo Beca molesta.
Janson soltó una pequeña risita y después se acercó con las manos en los bolsillos hacia Newt, que le miraba muy serio, y al llegar a él, le dio un pequeño frasco.
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–Aquí tienes chico, soy un hombre de palabra. Úsalo pronto.– Dijo, pero Newt se negó a cogerlo. Ante la actitud desafiante del chico, Janson negó con la cabeza, le cogió de la muñeca y le obligó a cogerlo.– Que lo cojas.
–¿Newt? ¿Qué es eso?– Preguntó Beca pero él cerró los ojos, era no era capaz de contestarle ni mirarle.– ¡Newt, mírame!
Beca siguió gritando y rogándole que le dijera que era aquello hasta el punto en el que comenzó a llorar. A Newt le quemaba el frasco que Janson le había obligado a coger y se le encogía el corazón a cada gritó que Beca daba, incluso a sus amigos les dolían los gritos de Beca y el silencio de Newt.
–¡Newt!– Gritó Beca una última vez, con la cara empapada de lágrimas y la garganta dolorida.– Contéstame, por favor. ¡Que es eso!
–Una posible cura.– Dijo Thomas por él.
–¿Qué...?– Susurró Beca.
–Janson nos ofreció un trato.– Explicó Thomas.– Tú, a cambio de una posible cura.– Miró a Janson.
–Pero no hemos aceptado nada.– Gruñó Minho.
–Tu no tienes ni voz ni voto.– Le replicó Janson.
–Dime que no es verdad.– Dijo Beca y después lo gritó:– ¡Newt, dime qué no es verdad!– Pero Newt no contestó, ni siquiera tenía valor para mirarla a la cara.– Así que es verdad... ¡Me mentiste!
–Y por todo lo alto.– Dijo Janson.
–¿Cómo pudiste mentirme? ¡A mí! ¡Que confíe en ti desde el primer día! ¡Confíe en ti, Newt! ¡Te quería! Te quería... ¡Y lo único que te importaba era esa estúpida cura! ¡¡Me utilizaste para curarte!!
–Bueno, ya basta de tantos gritos y lloriqueos. Podéis llevarosla ya, que me está poniendo dolor de cabeza.
Beca siguió gritando y pataleando para que la soltaran con el alma rota. Newt no pudo levantar la vista del suelo hasta que Beca y los guardias desaparecieron, e incluso así, no volvió a hablar.
–Ya tienes lo que querías, ahora deja que se marchen.– Dijo Sky mirando a Janson con la esperanza de que le hiciera caso.
–No, no, no. Estos no se van de aquí. Se escaparon una vez y no volverán a hacerlo.
–¡Pero...!
–Y tu, querida Skyler, lo has hecho de maravilla.– Dijo poniéndole la mano en su hombro y apretándola.– Nos tenías a todos engañados. Pero te pillé, traidora.
–Janson, yo...
Antes de que Sky pudiera contestar, Janson la empujó de nuevo con los chicos, y ellos la cogieron antes de que se cayeran al suelo con el hombro dolorido.
–Y ahora, llevad a estos dentro. Se os a acabado la suerte.– Sonrió.