El problema no fue la primera chica, sino la segunda. La segunda chica fue quien dejó a todo el Claro con la boca abierta cuando la Caja subió un día que no tenía que subir, y en un momento en el que no tenía que subir, especialmente a Newt, quien s...
Thomas escuchó las últimas palabras de Teresa en su cabeza cuando ya había traspasado el Trans Plano. Cayó al suelo y se quedó allí intentando entender lo que había pasado, había matado a Janson y había perdido a Teresa, por salvarle a él. Después de como había desconfiado de ella, y ahora había arriesgado su vida para salvarle, a él y a todos.
Seguía tirado en el suelo sin saber a dónde había ido o si había funcionado o no. Levantó la cabeza y se vio en una cabaña de madera con poco más que un par de sillas y un par de ventanas con las cortinas corridas. Thomas se levantó y miró el Trans Plano detrás de él, cosa que nunca volvería a cruzar.
Salió de la cabaña y lo primero en lo que pensó es que aquello era el paraíso. Campos verdes, una playa, el mar azul... Y varias cabañas repartidas por ahí. Todo el mundo que habían salvado estaba en la playa y él en una colina apartada. Estaba a punto de echar a andar hacia el grupo cuando de repente vio a sus amigos y a las chicas correr hacia él, Sidney la primera y antes de que pudiera darse cuenta, le abrazó.
–¡Menos mal que estás bien! Por qué estás bien, ¿no?– Dijo al separarse.
–Si, si. Estoy bien.
–¿Y Teresa?– Preguntó Newt al acercarse. Thomas le miró sin decir nada, todavía medio abrazado a Sidney sin decir nada y todos lo comprendieron.– Oh... lo siento.– Thomas bajó la cabeza.
–¿Qué es este sitio?– Preguntó cuando pudo hablar.
–El Refugio Seguro.– Dijo Minho sonriente.– Tío, lo hemos conseguido.
Los chicos prendieron fuego a la cabaña en la que estaba el Trans Plano, por si acaso, y luego bajaron a la playa donde le enseñaron todo a Thomas. Aquel lugar parecía un sueño, pero era real. Al parecer, cuando todo el mundo llegó, todo estaba hecho, todo terminado para ellos y llegaron a la conclusión de que CRUEL lo preparó para ellos, como si supieran que no iban a ganar.
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Cuándo el sol comenzó a bajar, Beca se acercó a Newt, que estaba sentado solo bajo un árbol mirando a todo el mundo, aún con el pañuelo que llevaba para que no se le vieran las marcas.
–Hola.– Se sentó junto a él y le cogió la mano.– ¿Por qué estás aquí solo? Los demás están todos juntos.
–Míralos, Beca. Aquí serán felices, se lo merecen. Son todos inmunes, menos yo.
–Y yo, no te olvides.
–No deberíamos estar aquí.
–¿Y que preferirías? ¿Estar muerto?
–Beca esto es serio. Van a odiarnos, ¡somos raros!
–¡Ya no! Estamos curados. No vamos a matar a nadie.
–Yo sigo pensando que este no es mi lugar...
–Newt, te mereces estar aquí más que nadie.
Newt no contestó, Beca rodeó los ojos y después le soltó la mano para estirarse. Miró a todo el mundo y después se quitó la camisa dejando a la vista las marcas de las venas en su brazo derecho y lo que le hizo Janson en izquierdo. Newt la miró preocupado por lo que pudiera pasar por hacer eso, pero ella se limitó a sonreír. Después paso sus manos por el pecho de él hasta llegar al pañuelo, arqueó las cejas y después se lo quitó. Al hacerlo, Newt pensó que todo el mundo empezaría a mirarle, pero no pasó nada. Beca volvió a sonreír y se apoyó junto a él.
