Stay with me

Capítulo 35

Durante todos el día, los chicos caminaron por un desierto donde no había absolutamente nada. Solo ellos y un calor abrasador que les hacía sentirse más cansados de lo que ya estaban. La agenda de Sidney  no aguantaría otro día más así que debían de encontrar aquella base pronto.

Al final del día, el calor comenzó a bajar, el viento a soplar, la luz a apagarse y ellos estaban a la intemperie son lugar donde refugiarse.

–Oh, mierda.– Se quejó Sidney.– Se hace de noche.

–¿No hay algún lugar donde podamos quedarnos?

–Mira a tu alrededor, Tommy. Esto es un maldito desierto.

–¿Y qué hacemos?

–Nos quedamos aquí.– Dijo Beca segura de su decisión y todos la miraron.– ¿Qué? ¿Tenéis un plan mejor?

Los chicos se encogieron en hombros dando a entender que no tenían ningún plan. Así que Beca sonrió y dejó sus cosas en el suelo. Todos se sentaron en círculo y e intentaron encender una hoguera, ya que por la noche el calor del día era un simple recuerdo. Comieron un poco para calmar el hambre pero no demasiado para que la comida y el agua durarán lo máximo posible.

Después de cenar, intentaron mantener una conversación como adolescentes normales, aunque a medida que hablaban sabían que aquella pequeña ilusión de normalidad solo sería un espejismo durante el resto de sus vidas. Newt apenas prestaba atención, se sentía ausente y le dolía el brazo. Movía la mano de vez en cuando para que no se le durmiera hasta que sintió un único punto en el brazo donde el dolor era más intenso, sentía gran necesidad de saber que era, pero no podía hacerlo delante de todo el mundo, no podía dejar que todos supieran lo mucho en lo que pensaba en la enfermedad por que sabía que entonces todo el mundo estaría más atento a él, y no podía permitir que le quitarán la pequeña libertad que todavía conservaba.

Durante un rato estuvo absorto en sus pensamientos intentando calmar su dolor hasta que Beca le cogió la mano, la misma del brazo que le dolía. Le miró y sonrió mientras los demás seguían hablando.

–¿Te duele?– Le preguntó en un susurro y él se sorprendió de que lo supiera.

–¿Cómo sabes que...?

–Tranquilo. A mí también me dolían los brazos. Te diría que luego mejora, pero no quiero mentirte.

–Ah, genial.

–No te agobies, Newt. Mientras no quieras arrancarle la cara a mordiscos a nadie, estarás bien.

–¿Qué...?– Beca se rió.– No tiene gracias.

–¿De que os reís?– Les preguntó Minho.

–De la vida.

–No creo que tengamos una vida como para reírnos.

–Eso es Minho, esa es la actitud.

–Yo con vuestro permiso, me voy a dormir.– Dijo Sidney.– Mañana va a ser un día largo.

–Si, sera lo mejor.

Los chicos apagaron la hoguera y después se tumbaron todos en el suelo y se quedaron dormidos. Newt y Beca se quedaron dormidos cogidos de la mano.

A la mañana siguiente, Newt fue el primero en despertarse. Miró a Beca dormida delante de él y se sintió afortunado de tener a su lado a alguien como ella. Todos dormían y encontró su oportunidad para despejar sus dudas. Soltó la mano de Beca y se dio la vuelta para dar la espalda a todo el mundo. Se levantó la manga de la chaqueta y la camiseta y vio que empezaba a tener el antebrazo igual a como lo tenía Beca, solo que sus venas comenzaban a desencadenarse en el punto exacto donde le pincharon los médicos de CRUEL cuando le hicieron las puertas. Sabía que aquella inyección no traía nada bueno.

–Eh.– Escuchó, se asustó un poco y escondió su brazo antes de darse la vuelta y ver a Thomas despierto y mirándole.– ¿Estás bien?

–Si, si. Todo bien, Tommy.– Sonrió.– Me... acabo de despertar.

–¿Crees que deberíamos despertar a los demás?

–Dejemosles un par de minutos más. Todavía no hace suficiente calor y un par de minutos más de sueño no les vendrá mal.

–Vale.

–Oye, te agradecería que no me miraras como si fuera un enfermo terminal. ¿Vale?

–Pero estás enfermo, Newt.

–Me voy a curar y te agradecería que no me lo recordarás.

–Perdona, no quería...– Newt levantó la mano para que se callara.

–No intentes arreglarlo. Solo quiero que seamos como en el laberinto.

–Lo entiendo, pero esto no es el laberinto. Hemos cambiado.

–Eso ya lo sé...

–Mmmm... ¿Newt?– Dijo Beca medio dormida buscándole.

–Eh, estoy aquí.– Se acercó a ella como si no hubiera pasado nada hace unos minutos.– ¿Has dormido bien?– Le acarició el pelo.

–Contigo siempre duermo bien.– Ambos sonrieron. Beca cogió la mano de Newt y le dio un beso en ella.

–No entiendo cómo podéis poneros románticos a primera hora.

–Buenos días a ti también, Minho.– Dijo Sidney levantándose. Después miró a Beca y a Newt, les sonrió y por último miró a Thomas, que está a su derecha.– Hola.– Dijo casi en un susurro y solo para él.

–Hola.– Respondió al mismo tono sonriendo.

–Muy bien, ya estamos todos saludados.– Minho se incorporó.– Desayunamos algo y nos vamos.