A Beca le costó dormir más aquella noche sabiendo todo lo que había pasado aquel día. Tenía ganas de entrar en el laberinto, pero tenía miedo de lo que podría pasar y de cómo Newt podría reaccionar. Aún así aquella noche se durmió junto a él como si no pasará nada.
A Newt también le costó dormir, pero se despertó antes que ella, sabía que los corredores salían cuando las puertas se abrian, así que la despertó y la ayudo a prepararse para salir.
Bajaron al Claro y las puertas todavía no se habían abierto, pero ya había algo de vida. Thomas, Minho y para sorpresa de todos, Chuck estaban en frente de las puertas.
–¿Estas lista?– Le preguntó Minho y las puertas comenzaron a abrirse.
–Si.– Dijo cuando se abrieron del todo.
–Vale, pues vámonos.
–Ten mucho cuidado.– Le advirtió Newt.
–Lo tendré, no te preocupes.– Sonrió para tranquilizarle.
Minho entró en el laberinto seguido de Thomas y por último Beca. Newt se quedó en el sitio aguantando la respiración hasta que desaparecieron entre los muros.
–No te preocupes, tío.– Le dijo Chuck.– Volverá sana y salva.
–Por el bien de esos dos... eso espero.
Mientras tanto, dentro del laberinto los tres corrían siguiendo a Minho. Beca miraba a todas partes sin poderse creer que estuviera allí, corriendo entre pasillos de paredes enormes de piedra llenas de enredaderas. Minho marcaba la ruta, pero en alguno de ellos cruces, Beca se paró delante de otro pasillo, sintiendo que por ahí era por donde tenían que ir.
–No te pares nunca.– Escuchó a Minho.
–¿Qué hay por aquí?
–Más pasillos. ¿Por qué?
–¿Podemos ir por ahí?– Miró a los chicos.
–¿Qué esperas encontrar?
–No lo sé, pero hay algo por aquí que me llama y no puedo ignorarlo.
–¿Qué quieres decir con eso?– Preguntó Minho extrañado y Thomas le agarró del brazo, ambos se dieron la vuelta y hablaron más bajo.
–Recuerda lo que dijo Newt: es especial. ¿Y si tiene razón?
–¿Y si está lleno de laceradores? No lo sabemos.
–Exacto, Minho, no lo sabemos.– Thomas le miró más serio.– ¿Y si la enviaron aquí para enseñarnos la salida?
Minho dudo por un momento pero al final decidió darle a Beca un voto de confianza y al volver a mirarla le dijo que si algo le llamaba precisamente a ella, ella debería ser quien les guiase está vez y ellos se limitarían a memorizar el camino para correr. Beca se sintió aliviada al oír aquello y entraron por el pasillo.
Beca lo sentía en el pecho, a cada paso que daban más fuerte. Derecha. Izquierda. Izquierda. Recto. Derecha. Recto. Era como si ella misma hubiera diseñado aquel camino y lo tuviera grabado a fuego en la memoria, imposible de olvidar. Con la vista al frente y casi sin parpadear, Beca les guío hasta un callejón sin salida.
–¿Esto es lo que tanto te llamaba?– Preguntó Thomas.– ¿Una pared como todas las otras?
–No, pero es por aquí.
–¿Estas segura?
Antes de que Beca contestara se acercó a la pared. Los chicos se miraron entre ellos y después siguieron a Beca. Los tres se acercaron a la pared y cuando ya estaban a escasos metros de la pared, escucharon algo activarse y entonces todo comenzó a temblar. Los chicos se asustaron y se echaron un par de pasos para atrás justo en el momento en la pared que tenían delante de ellos se abrió un nuevo camino.
Cuando todo se quedó quieto de nuevo, vieron que al fondo del pasillo había una única curva así que se acercaron despacio y al doblar la curva, vieron que en la pared de enfrente había una especie de grabado con la forma del laberinto no demasiado grande y la palabra CRUEL en lo alto.
–Tienes que confiar más en la gente.– Le dijo Thomas a Minho y ambos se acercaron a aquella pared.
Pero Beca no lo hizo. Sabía que aquello era lo que tanto la llamaba, y también sabía que era igual que su colgante. Se dio la vuelta quedándose de espaldas a los chicos y sacó su colgante. La parte que ella suponía que era el Claro estaba parpadeando con una luz verde del cual no entendía el significado. Y entonces lo escuchó.
Un ruido metálico la sacó de su trance, volvió a esconder el colgante y se dio la vuelta justo para ver a lo que ella suponía que era un lacerador delante de ella. Aquella cosa viscosa, con agujas y ganchos por todos lados la miró de frente y se acercó con sus enormes patas metálicas hacia ella.
–¿Has oído eso?– Dijo Minho mientras examinaban el grabado.
–Si.– Dijo y le miró.
–¿Donde esta...?
–Beca.– Dijo Thomas en un susurro al verla paralizada al principio del pasillo.
Ambos se intentaron acercar a ella pero entonces vieron al lacerador acercándose a ella.
–¿Pero que hace?– Susurró Thomas.
–¡Beca sal de ahí!
–Espera, espera. Mira eso.
Beca era incapaz de moverse, estaba muerta de miedo, pero el lacerador tampoco se movía. La miró fijamente y después se dio media vuelta y se marchó. En cuanto los chicos vieron que no había peligro corrieron hasta Beca devolviéndola a la realidad.
–¿Qué ha pasado?– Dijo Beca asustada y con las piernas temblorosas, poco le faltó para caerse cuando los chicos llegaron hasta ella.
–Que no has muerto de milagro.
–Sera mejor que te llevemos de vuelta al Claro.
–¿Pero qué pasa con...?
–Volveremos en otro momento.– Aseguró Thomas.– Volvamos al Claro, pero déjanos hablar a nosotros con Newt, no vaya a ser que le dé un infarto.

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Stay with me
Fiksi PenggemarEl problema no fue la primera chica, sino la segunda. La segunda chica fue quien dejó a todo el Claro con la boca abierta cuando la Caja subió un día que no tenía que subir, y en un momento en el que no tenía que subir, especialmente a Newt, quien s...