Capítulo 40

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A Beca le alegraba mucho que Sky hubiera vuelto. No le habían contado nada concreto acerca del puesto de Sky, preferían mantenerla al margen de todo aquello.

Las chicas habían pasado a ir delante de los chicos hablando como si no caminarán por un desierto que había asolado el mundo entero. Los chicos iban detrás de ellas en silencio, sin decir ni una palabra, y entre ellos Minho caminaba agarrando con firmeza su arma.

–Si intenta algo o CRUEL aparece de forma inesperada, no pienso contenerme.

–No estaría aquí si no estuviera de nuestro lado.

–Aun no confío del todo en ella.

Siguieron caminando hasta que el calor comenzó a disminuir a pesar de que todavía había luz. Se quedaron junto a lo que antes habría sido una especie de casa a las afueras, ahora destruida. El grupo se aseguró de que no había nadie al rededor, hasta que al otro lado de las dunas, vieron la última ciudad levantarse entre el páramo desolado, rodeada de unos muros enormes.

–Tiene que ser una broma.– Masculló Newt.– ¿Es Denver?

–La misma.

–¿Por qué está rodeada de muros?

–Todos los munes viven ahí. Y si tú fueras un mune y quisieras vivir tranquilo en un mundo lleno de raros, ahí es donde vivirías.

–Y adivinad quien construyó los muros.

–CRUEL.– Dijeron los chicos a coro.

–Premio para los caballeros.

–Estupendo. Pasamos dos años detrás de los muros intentando salir, y ahora queremos volver a entrar.– Dijo Newt cruzándose de brazos.

–Irónico, pero cierto.

Los chicos bajaron de las dunas y se acomodaron en las ruinas de la casa y encendieron un pequeño fuego.

–Cuando mañana entremos en Denver, vosotros dos tendréis que tener cuidado.– Dijo Sky mirando a Newt y Beca.

–Ya, ya, ya. Todo inmunes menos nosotros.

–No solo eso. Hacen controles a la entrada para verificar que todo el que entra es inmune.

–¿Y como entramos nosotros?

–En ningún momento hemos dicho que fuéramos a entrar por la entrada principal.– Sidney sonrió.

–Me gusta esa idea.

–Aun así intentad... pasar desapercibidos, estar tranquilos y todo irá bien.

Se quedaron un rato más despiertos hablando para que el plan de mañana saliera perfecto, pero Beca fue la primera en quedarse dormida. Al verla así, todos pensaron que sería buena idea dormir, pero Sky retraso esa idea.

–¿Esta completamente dormida?– Preguntó y Newt lo comprobó.

–Si, ¿por qué?

–Tengo que deciros algo importante.

–¿Y tiene que ser ahora?

–Si. Beca no puede enterarse. ¿Entendido?

–Habla de una vez.

–No podemos llevar a Beca a CRUEL. La buscan y la necesitan con vida, por eso quieren hacer un trato, contigo.– Miró a Newt.

–¿Yo que tengo que ver?

–La ministra Peige sabe lo que sentís el uno por el otro y sabe que tú eres el único a quien le interesaría el trato.

–¿Quién es la ministra Peige?– Preguntó Thomas.

–Es la máxima autoridad de CRUEL. Ella es quién está al mando de todo.

–Espera, vuelve atrás.– Dijo Newt.– Has que soy el único al que le interesaría el trato, ¿qué trato?

–Quieren que les entregues a Beca... a cambio de una posible cura.

Todos se callaron y como si lo hubieran ensayado, giraron la cabeza todos a la vez hacia Newt, quien les miró a todos sin ninguna impresión.

–¿Qué? ¿Enserio creéis que voy a entregarla? Y luego el loco soy yo...

–Sé que es una locura, pero si vais a la base central, lo tomaran como que has aceptado el trato.

–No nos cogerán. Allí dentro está la única salida hacia el Refugio Seguro.

–Podrían darte una cura.– Susurró Thomas.

–No.– Dijo tajante.– Ni muerto pienso dejarla en manos de esa gente, Tommy.

–Pero...

–He dicho que no.– Dijo ahora más enfadado y dando un golpe al suelo.

Newt se dio cuenta de que se estaba enfadando más de lo que debería. Retiró la mano del suelo y vio que se había hecho un par de heridas en los nudillos. Bajo la mirada y se frotó la mano. Sabía que no podía perder los nervios de aquella manera. Antes de que pudieran disculparse, Beca pareció despertarse un segundo, pero todavía cansada.

–¿Pasa algo?– Dijo ella medio dormida.

–No. No te preocupes.– Dijo Newt tumbándose junto a ella.– Duérmete, ¿vale? estoy contigo.

Beca sonrió, después se abrazó a él y se quedó dormida. Antes de dormir, Newt miró al resto como si con la mirada dijera que no pensaba renunciar a aquello. El reto vio como se quedaban dormidos y después se fueron ellos también a dormir, con la última decisión en mano de Newt: no.

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