Uno

6K 593 251
                                    


— ¿En serio? ¿En qué piensas, hombre? —Xian le golpeó el hombro. Su rostro sorprendido y preocupado por Hoseok. ¿En qué diablos pensaba este idiota?

— Piensalo. Vender un poco de alcohol no nos matará. —Hoseok trató de tranquilizarlo, pero la verdad era que incluso a él le costaba hacerlo. ¿En qué pensaba? Es decir, vender alcohol no lo mataría, ¿no? Al menos si nadie lo notaba estaba a salvo.

— Pero sí te pueden meter a prisión, y no cualquier prisión ¡La prisión de alcatraz! ¿¡Sabes quienes están ahí?! ¡Los criminales más peligrosos del mundo! —respiró profundo— ¿Sabes lo que le hacen a los muchachos delgados y asiáticos como nosotros ahí? 

Hoseok se rió un poco.

— ¡No, Hoseok! ¡No es para que te rías! —En serio, Hoseok no lo estaba tomando con la seriedad necesaria.

— No me estoy riendo, de hecho estoy totalmente de acuerdo contigo.

— ¿Y? —Xian frunció sus cejas.

— ¿Y qué? —Hoseok le dijo con una ceja arriba. Casi retandolo.

— Te partirán el culo en esa prisión.

— No voy a ir a prisión. —se recargó sobre la pared de ladrillos y prendió un cigarrillo.

Xian lo miró con decepción ya un poco rendido— Bien, pero no estoy dentro. ¡Que lo sepa todo el mundo! —se paró un poco frente a Hoseok y exclamó— ¡No estoy dentro! —gritó. Toda la gente lo miró un poco extraño.

— Cállate, por el amor de dios. —Hoseok caló del cigarrillo. Los tatuajes en sus nudillos resaltaban sobre su piel pálida. Era verdad que tanto como Hoseok y Xian eran peligrosos, ambos no tenían asuntos muy legales a decir verdad, pero nada como el delito federal de vender alcohol, eso ya entraba en otra categoría de riesgo, algo que a Hoseok realmente ni le soplaba la conciencia.

Vender alcohol no te metía a la estación de policía por unas cuantas horas. Vender alcohol te mandaba a la prisión de alcatraz, que en este tiempo —1939— era un delito federal, algo de lo que te arrepentirías fácilmente, muy fácilmente.

Teniendo en cuenta el tipo de personas que iban ahí, que seguro no vendían alcohol, era bastante arriesgado tan sólo pensar la idea. Sólo imagina que un hombre tan peligroso como Al Capone ya había pisado aquel lugar.

— ¿Por el amor de dios? Joder, Hoseok. Te has vuelto muy americano —volteó a verlo y entrecerró sus ojos.

Hoseok soltó una risa.— Cállate, por el amor de dios —recalcó el "por el amor de dios"

— Hoseok —Xian lo tomó por los hombros y lo miró directamente a los ojos— No lo hagas. Es demasiado arriesgado, ni siquier vale la pena.

— Deja de jugar ser mi mamá. Tú no estarás dentro, no irás a prisión si me atrapan, ¿Qué te importa? —Hoseok se soltó de su agarre bruscamente. Todavía con una leve sonrisa en el rostro. Arregló su saco después de unos segundos, sin dejar de mirar a Xian.

— Eres mi amigo, pedazo de mierda. —por un momento la sensibilidad se asomó en sus ojos— Además, eres el único asiático en San Francisco que conozco que no desea golpearme.

Hoseok sonrió.— También te debo dinero.

— Ah, eso también.

Hoseok negó con la cabeza— No pierdo mucho arriesgandome. No tengo nada, no tengo familia, ni hijos, ni esposa. ¿Crees que la familia Jung se preocupa por mi? No les interesa que su hijo esté al otro lado del mundo. No los veo hace tres años. ¿Acaso crees que ellos también me importan?

Make yourself harder to kill |vhope|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora