Cinco

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Antes de leer.

En 1939, dos dolares equivalen a 35 dolares ahora. Se supone que eso era lo que costaba el alcohol en ese entonces. Básicamente era mucho dinero. 

Es decir, 35 dolares por una bebida, wtf. Eso me cuesta comer por aproximadamente una semana o incluso más.

También recuerden que la historia no es necesariamente igual a ese entonces, porque es casi imposible saber con exactitud lo que realmente costaban las cosas.

Ahora sí. Espero disfruten el capítulo.




Hoseok se observó en el espejo.

Acomodó su saco y pasó los ojos por todo su cuerpo. Consideró en tomar un cigarrillo, pero recordó las palabras de Xian.

"Algún día el cigarrillo terminará matandote"

Tenía razón. Hoseok no tenía una adicción al cigarro, pero últimamente fumaba entre dos o cuatro al día. Sabía que podía morirse y, que con cada día que pasaba el perdía muchos más por la simple acción de hacerlo. No quería llegar al grado de ser un adicto, ya tenía suficiente mierda a diario como para soportar eso.

Sacó la caja de puros de su bolsillo y los lanzó al cesto de basura, directo a donde pertenecían.

Posiblemente su madre estaría orgullosa de él.

Su mamá.

Su padre.

Su familia.

¿Por qué tan siquiera pensaba en ellos? Sólo eran otro montón más, al igual que todos.

Sin embargo, por más que trató de no pensar en ellos, la imagen de todos juntos en verano cuando él tenía diez años, exactamente en 1925, llegó a su mente. Recordaba aquellas tardes con sus hermanos, jugando en el patio delantero de su casa.

Todo se acabó cuando Hoseok no aceptó el futuro que le seguía. Su padre quería que él siguiera la tradición y fuera granjero, pero Hoseok siempre fue avaricioso, él siempre quiso más. Para sus padres la idea de vivir en la ciudad no era algo como una opción, así que Hoseok decidió irse. Al final logró salir del país para buscar el sueño americano, ¿Pero y que si hubiese sido mejor quedarse allá? Al fin y al cabo, ahora no hacía algo demasiado bueno.

Había cambiado.

Y ahora aquí, viendo su reflejo catorce años después. A unos minutos de cerrar el trato que posiblemente lo terminaría matando.

Si sus padres supieran lo que hacía, si ellos pudiesen verlo ahora estarían tan tristes; su pequeño Hoseok ya no era un hombre de bien.

Pero eso no era lo realmente importante, su familia ni siquiera sabían si seguía vivo, y para Hoseok no era relevante mandar señales de vida.

Desgraciadamente su orgullo era más grande.

— No puedo hacerlo —se dijo a si mismo.— Iré a prisión.

Una lágrima cayó por su mejilla, automáticamente la limpió. Hoseok se veía un poco más desgastado y cansado para esto.

— No, joder. Tengo que lograrlo —volvió a decirse— Si, si puedo hacerlo —Era exactamente igual a un niño pequeño, indeciso por cual dulce tomar.

Hoseok se miró en el espejo y se vio directamente a los ojos, como si pudiera ver dentro de si mismo. Parpadeó unas cuantas veces antes de soltar aire. Su pecho subió y bajó. Lamió sus labios y se separó del espejo.

Make yourself harder to kill |vhope|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora