Cuarenta y ocho

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"Muéstrame que puedes manejar esto" habían sido las palabras que encendieron la pólvora.

Ya no era un reto o un intento de robarle el trono a Taehyung, se había convertido en algo personal. Desde el momento en que Danniel había muerto la sensación caliente de venganza y orgullo le pellizco las venas a todos ellos, como si su único objetivo fuera acabar con él y su reinado.

Sólo los verdaderos hijos de puta en este negocio sabían que la mejor manera de atacar y destruir un objetivo no era atacándolo directamente, porque siendo lo que eran, lo peor que podía pasar era morir. No, para ganar había que atacar a lo que más quisieran; algo que los hiciera sufrir y desear estar muertos. Porque el sufrimiento de los que más quieres mueve masas.

Hasta la piedra más fría como Kim Taehyung se rendiría por ver a Hoseok en manos de ellos.

Este era el trato. Si ellos ganaban, no se meterían con Taehyung de nuevo —y con nada que tuviera que ver con él— pero si ellos ganaban... Se acabaría, Kim Taehyung no vería la luz del sol otra vez.

Ellos tenían la suficiente confianza en su enemigo como para tener esperanzas de un juego prometedor. Podían esperar lo que fuera: morir o vivir, no habían más opciones. Para ellos la idea de ir contra el jefe de todo era emocionante, en especial si lograba vencerlos. 

¿Qué era un juego divertido sin probabilidades del todo?

"Muéstrame que puedes manejar esto, Kim Taehyung. Entonces tendrás la corona de nuevo." Palabras que eran sinónimo de fuego. Las palabras que iniciaron la cacería donde todos cambiaban de papeles.

El cazador era cazado. 

Alguien alguna vez dijo que para probar la resistencia y calidad del rey tenías que intentar quitarlo de su trono, si lograbas hacerlo eras el nuevo rey. Era un juego sin reglas y condiciones, donde todo valía.

Aunque esta vez... cometieron un error al llevarse a Hoseok frente a su nariz. Era el día siguiente y Taehyung todavía no dormía, recargado en su silla favorita y con un cuchillo entre sus manos, enterrándolo en el escritorio. Miraba al frente, pero sin un punto específico.

Ni Jimin ni Namjoon se habían acercado para hablar con él desde la noche pasada. Ambos estaban afuera de su despacho, mirando la puerta cerrada frente a ellos, sin saber si debían entrar o no. Namjoon suspiró y se pasó una mano por el cabello.

No dijo nada cuando había empujado la puerta, Jimin casi lo detiene, pero ya era tarde. Namjoon lo volteó a ver para decirle que estaría bien y cerró la puerta, encerrándose con la bestia.

Cuando miró a Taehyung no reconoció su mirada. Se veía cansada, pero a la vez muy fuerte y enojada, decepcionada y triste. Había un choque de emociones en él, y se notaba por la manera en que jugaba con su cuchillo.

— Lo recuperaremos, Taehyung —dijo en medio del escalofriante silencio— Vamos a hacerlo, como la otra vez.

Taehyung no lo volteó a ver, ni siquiera pareció notar su presencia. No se movió ni cambió su expresión y siguió haciendo lo suyo. Pasaron unos segundos más en silencio cuando por fin respondió.

— Él podría estar muerto ahora mismo —dijo sin emoción alguna— Él podría estar pasando tantas cosas en este preciso instante por mi culpa. Podrían estar torturándolo, mutilandolo, abusando de él. —clavó el cuchillo en la mesa con enojo. Tenía sus ojos un poco iluminados por el sentimiento— Ya no quiero seguir luchando.

— ¿Vas a dejarlo?

Taehyung lo volteó a ver al instante, con una expresión seria.

— No digas estupideces —enfermó su expresión— Repítelo y te ahorcaré con tus propias viseras.

Namjoon tragó saliva, un poco desconcertado por esa actitud. Taehyung normalmente no era así desde que Hoseok había llegado.

— Entendí mal, lo siento.

Taehyung tomó el cuchillo con fuerza y lo empuñó en su mano. 

— Recuerda que soy tu jefe, no tu amigo —dijo irreconocible y cegado por la venganza— No pienses que olvidé quien soy, Namjoon. Nadie es indispensable, ni siquiera tú. Ni siquiera yo lo soy, ¿Me oyes?

— Taehyung... —dijo.— ¿Qué te está pasando?

Taehyung lo miró como si no fuera él, con una mirada que no había mostrado hace meses. En sus ojos se veía lo sediento que estaba por volver. Toda esa oscuridad en él había pasado mucho tiempo adentro, ahora necesitaba salir.

— Estoy cansado. Ya no me interesa perder o ganar, lo único que necesito es cuidar a Hoseok. No me interesa morir, no me interesa si este mundo me extrañará o no, sólo quiero que Hoseok y mi hija estén bien... Conmigo o sin mí. —hizo una pausa— A como estoy viendo la jodida situación, ellos estarían mejor sin mí.

— Las cosas ya salieron bien una vez-

— Si por alguna razón estoy en peligro de morir, prométeme que no me ayudarás. —le interrumpió— Prométeme que te concentrarás en salvar y cuidar con tu miserable vida a Hoseok. No me importa el mundo, cuídalo a él.

Namjoon no sabía si podría prometer eso. Miró a Taehyung bajo presión de responder.

— Promételo —repitió Taehyung.

— ¿Vas a pedirme que te deje morir? —dijo.'

Taehyung lamió sus labios y miró por la ventana.

— Sí.

— Sería muy difícil para Hoseok verte morir.

— Lo sé —se veía débil y triste cuando dijo eso— Pero sería peor si se quedara conmigo. El estar conmigo significa peligro constante y yo no quiero eso para él, mucho menos para mi hija. —negó con la cabeza— Fui tan estúpido que lo intenté; vivir con él como una pareja. Planeaba pedirle matrimonio y dejarlo todo para irme con él y mi hija, pero acabo de ver que mis putos cuentos de hadas nunca sucederán. Ahora por mi culpa él no está aquí.

— Sé que podemos encontrar-

— ¡¿Dónde?! —dijo desesperado— ¿Dónde vamos a buscarlo? Ni tú ni yo tenemos idea ni de quien fue o que quieren, maldición. Acepta que las cosas no siempre saldrán bien, joder. —Namjoon se quedó callado. Taehyung se dio cuenta de que había sido agresivo, pero no le importó. Alejó la mirada y siguió hablando— Por un momento pensé que el amor si era para mí. —dijo notablemente débil— Me enamoré de él como nunca lo he hecho antes, no sabes lo miserable que me siento. El amor es una mierda que para personas como yo sólo trae problemas.

— Haré todo lo posible para encontrarlo, lo prometo.

— Sé que lo harás —se recargó en el asiento y miró por la enorme ventana, con una lágrima resbalando por su mejilla— Yo no contrato inútiles.



"El rey quería diversión, entonces diviértete"


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Ya volví ohsi. No revisé antes de publicar, si hay errores, avísenme.


piedpiper

Make yourself harder to kill |vhope|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora