Make yourself harder to kill |vhope|

Veintidós

Cuando salió de la oficina de Danniel le echó un vistazo a los guardias que estaban en la puerta.

— Caballeros —Dijo con un tono tranquilo. Pudo ver como los guardias se sentían incómodos. Con un poco de desconfianza lo esposaron y lo guiaron hasta su celda. Taehyung por primera vez le prestó atención a la prisión.

Mientras caminaban por los oscuros y peligrosos pasillos de la prisión Alcatraz, sus ojos observaron y repasaron las otras celdas. Incluso escuchó que alguien lloraba.

Era nuevo, a pesar de llevar años metido aquí, Taehyung nunca había prestado atención; realmente le importaban muy poco sus compañeros, pero ese día fue inevitable no ver. Se preguntó como es que la mente débil de estos guardias podía descansar después de ver todo este desastre. 

Debía ser difícil dormir tranquilo después de ver todo esto. Taehyung no lo sabía; había perdido la sensibilidad hace tiempo. 

Cuando llegaron, los guardias lo soltaron y lo metieron a la celda. Taehyung les sonrió como un completo sinvergüenza.

— Me imagino que ustedes tienen problemas para dormir —dijo Taehyung desde el otro lado de las rejas. Uno de los guardias volteó.— Estar rodeados de psicópatas y asesinos les debe quitar el sueño, ¿no? —Una de sus actividades favoritas siempre fue corromper gente.

— No le hagas caso —le dijo el otro guardia al más joven.

— ¿Tienes familia? —preguntó Taehyung. El chico asintió con la cabeza.

— No lo escuches, sólo trata de asustarte —pero el otro guardia no pudo dejar de escuchar. Fue como si innecesariamente lo necesitara.

— Deberías cuidar tu espalda, chico. Las personas aquí no perdonan —se acercó un poco más desde la reja y susurró— Pero ellos nunca se desquitan contigo. —sonrió— Espero tu familia esté bien. Diles que el Señor Kim les manda saludos. —y se alejó de la reja. 

El guardia más joven se quedó en blanco, su compañero tuvo que llevárselo consigo.

— Vamos, te dije que no lo escucharas. Él es...

Taehyung disfrutaba asustar personas. Es decir, no había mucho que hacer.

Cuando volteó a sus literas, vio que Hoseok estaba sentado en su litera, tenía la navaja suiza de Taehyung en sus manos y la miraba como si fuera una piedra preciosa.

— ¿Estás ebrio? —le preguntó.

Hoseok no respondió. Siguió viendo su navaja.

— ¿Ahora vas a aplicarme la ley del hielo? —tomó la botella de alcohol sobre la mesa y tomó.

Hoseok lo miró. Había algo diferente en él; sus ojos lo delataban. Como si estuviese a nada de lanzarse contra Taehyung e intentar asesinarlo. Pero entonces desvió sus ojos de él y miró el suelo.

— ¿No es gracioso que yo esté aquí por vender alcohol y una de las cosas que me permiten es beber? —rió entre dientes.

Taehyung le dio otro trago a la botella y lo analizó.

— Estoy aquí porque maté a alguien, y la verdad es que ya ni siquiera me acuerdo cuantas personas he matado en prisión. Contestando tu pregunta; no, no es gracioso. —le ofreció la botella a Hoseok— Si no puedes con el enemigo, entonces únetele.

Hoseok miró la botella y sonrió. La tomó y le dio un largo trago. 

— ¿Donde estabas? —dijo Hoseok.— Las celdas cerraron hace dos horas.