Treinta y cuatro

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Era de noche, y la luz de la luna era la única luz relevante en Alcatraz. Acariciaba la superficie con suavidad, una luz tenue y relajante que a Taehyung nunca le gustó. La odiaba porque hace unos años él solía tenerla como única compañía, ahora que ya no la necesitaba... Joder, no le gustaba. Todo lo que tuviera que ver con recordar su pasado era desagradable.

— Señor, será mejor que usted se quede en el barco, nosotros iremos por el chico. Si usted hace esfuerzos de más, su herida podría abrirse. El tratamiento de recuperación sería más lento y doloroso. —dijo uno de sus guardias.

Taehyung, quien miraba al frente y le daba la espalda no dijo nada por unos segundos. Parecía estar muy ocupado mirando el mar y la prisión a unos cuantos —muchos— metros, pero en realidad estaba al tanto de lo que le habían dicho. Sabía que sería menos peligroso si él se quedaba en el barco y le dejaba el trabajo a su equipo, pero no sucedería. Taehyung era fiel creyente de que si quieres las cosas bien hechas, las debes de hacer tú mismo. No era desconfianza en su equipo, sino que metido en el barco sin poder saber que sucedía, se moriría de ansiedad. Él necesitaba estar dentro.

Además de que Hoseok no confiaría en un hombre como Namjoon y sus demás guardias. Sabía que ellos llegarían y lo tomarían a la fuerza, sólo lo asustarían y harían las cosas más difíciles. O incluso podrían hacer que Hoseok los atacara, él era un chico que sabía pelear y si se sentía acorralado lo haría. Taehyung estaba seguro.

Así que respiró profundo, con el desagradable olor a costa entrándole por las narinas. Ciertamente se veía como un hombre misterioso; con una camisa con cuello de tortuga y unos pantalones de vestir negros, zapatos negros, cabello despeinado, cejas pobladas y ojos profundos, perdidos en la pequeña isla a unos muchos metros frente a él. Pensando que Hoseok estaba ahí, esperándolo. Sí Taehyung no amara tanto a Hoseok, no estaría aquí, volviendo del lugar del cual escapó.

Se podía decir que volvía al mismo infierno como si fuera algo divertido. Y es que eso era Alcatraz; el infierno, o incluso peor. 

Un lugar del cual las leyendas urbanas juran que ni el mismo diablo se atrevía a pisar.

— Iré con ustedes. Me seguirán y harán lo que yo diga. ¿Entendido? —soltó.

El chico detrás suyo abrió la boca, pero luego la cerró. No iba a discutir con Kim Taehyung, a él le gustaba vivir.

— Sí, señor —hizo una reverencia y se alejó.

Taehyung en ningún momento se dignó en voltear.

Bueno, sí el chico le había dicho que se quedara era porque Namjoon le había dicho que le dijera, pero no funcionaría. Taehyung iría con ellos. Ahora era obvio que Namjoon llegaría a tratar de convencerlo también.

Y no se equivocó. Unos minutos más tarde, unos pasos se escucharon detrás de él; eran pesados y lentos, sin duda Namjoon.

— ¿Te gusta mucho ese chico, no? —su voz grave retumbó detrás suyo. Taehyung no volteó, mantuvo su rostro serio, sin dejar de mirar al frente.

— Él no me gusta —su voz sonó cortante— Me gustan muchas cosas en esta vida, como el helado de plátano, sin embargo no estaría volviendo a este puto lugar por un helado de plátano. Creo que me entiendes.

Namjoon sonrió.

— Estás enamorado.

Taehyung no cambió el rostro, pero se veía que internamente estaba débil. Como si su rostro no cambiara, pero su aura sí.

— No lo sé. Nunca he estado enamorado romanticamente.

— ¿Y de que estas enamorado que no sea romanticamente?

Make yourself harder to kill |vhope|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora