Veintisiete

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Veinticuatro días. Habían pasado veinticuatro días desde que Taehyung se había ido. Hoseok ya había perdido la esperanza. 

Taehyung estaba muerto.

No quería creerlo, no quería pensarlo ni tan siquiera considerarlo una opción, pero era lo más cercano a la realidad. Los guardias no quisieron decirle algo al respecto. Parecía que Taehyung no existía, nadie hablaba de él. Como si sólo existiera en la memoria de Hoseok.

Una mañana la puerta se abrió. Entraron dos guardias y lo sacaron a la fuerza.

— Jung, tu estadía aquí acabó —lo levantaron por los brazos ya que Hoseok no tenía la fuerza para levantarse por si solo.— Regresarás a tu antigua celda.

Hoseok no escuchaba claramente. Sus oídos no estaban con él, ni su mente. Su mirada estaba perdida y vacía mientras miraba al suelo. Había llorado todos los días desde que Taehyung se había ido. La primera razón era que esperaba a Taehyung sano y salvo, y la segunda era que quería salir de ahí. Quería verlo.

Claramente todas las razones tenían que ver con Taehyung.

Aunque ese día, cuando los guardias lo sacaron, Hoseok no sintió alegría. No sintió nada. Tal vez un poco de alivio, pero no como pensaba que sería.

— ¿Dónde está Taehyung? —dijo Hoseok mientras era cargado hasta su celda.

Los guardias se miraron entre si, un poco nerviosos.

— No tenemos permitido hablar de eso —dijo uno de ellos.

Hoseok nunca dejó de mirar al suelo. Su rostro estaba pálido y tenía unas ojeras prominentes debajo de sus ojos. Sus mejillas estaban más delgadas y sin color de lo mal que había comido. Sus manos ahora eran más delgadas, al igual que sus pies y estómago. Todo en él era más delgado.

— Está muerto, ¿no? —dijo sin subir la cabeza.

Los guardias se miraron entre si de nuevo.

— Sí.

Hoseok sintió una parte de su corazón desprenderse. Un dolor que le atacó el pecho, aclarando todas sus dudas acerca de Taehyung. Estaba muerto. Ya no existía. Y todo por su culpa.

Taehyung lo había hecho por él. Se había cortado para que luego él pudiera salir, pero le fallaría. Hoseok no tenía las esperanzas ni energías para salir, para hacer un plan. No tenía una motivación, no tenía nada. ¿De qué le servía ahora si no tenía algo por lo que salir? Ni familia, ni amigos, ni un hogar... Ni a Taehyung.

Negaba tener esa etapa de negación, pero en el fondo todavía la tenía. Le era tan imposible creer que había muerto, que todavía tenía ese sentimiento de que seguía vivo. Como si no quisiera aceptarlo y su mente todavía lo viera vivo.

Se sentía como si Taehyung fuera a despertarlo en cualquier momento, entonces todo estaría bien. Le diría que tomara una ducha y se reiría porque el sueño fue muy real.

Sólo que nadie lo despertaba aún.

Cuando llegó a su celda no le permitieron salir hasta el siguiente día, así que se sentó en la litera de Taehyung y tomó el único libro de arte que tenía.

Nadie había utilizado la celda mientras no estaban, y lo sabía porque cuando enterró la cara en las sábanas de Taehyung, estás todavía olían a él. Hoseok tomó la almohada y se acostó sobre ella. Sintió la calidez de la cama como nunca y lloró.

Se dejó abrazar por la calidez todavía presente de Taehyung y lloró como nunca. Ahogó sus llantos en la almohada y la apretó más contra él.

Sabía que iban a llevarse las cosas de Taehyung en algún momento para que otro prisionero ocupara su lugar en un futuro, así que pensó rápido; debía guardar al menos una cosa de él. Volteó la cara y observó las rejas de la celda, sus ojitos estaban rojos por tanto llorar. Metió la mano a su bolsillo derecho y sacó la navaja suiza de Taehyung, la navaja con la que había escrito su muerte. La apretó y la volvió a meter en su bolsillo, esa sería la cosa que conservaría de él.

Después de eso sólo dejó que el día fluyera como mantequilla derretida. No se levantó ni hizo un intento por salir. Sólo se dejó exprimir en el aroma de Taehyung, porque sabía que desaparecería. Se aferró a la litera con toda la poca energía que tenía y se quedó dormido, con algunas lágrimas secas por sus mejillas.

Tuvo un sueño durante ese lapso.

En el estaba Taehyung, tenía una venda en todo su vientre y estaba sobre una cama, una cama lujosa y grande. En una casa bonita y en medio de la nada.

"Tengo que ir por Hoseok, ya" —decía en el sueño.

"No puede ir en esas condiciones, señor" —un hombre vestido de negro había dicho, al lado de la cama.

"Él no puede esperar. Tengo que sacarlo de ahí ya"

"Si no quiere morir en el intento, debe esperar al menos unas semanas, señor. De otra manera se le abrirá la herida y podría morir desangrado"

Taehyung suspiró y dejó caer la cabeza a la almohada.

Entonces su sueño de hizo borroso.

Ahora estaba en otro lugar... Taehyung también estaba ahí.

Era un hospital.

En su sueño veía como Taehyung ahorcaba a un guardia. Lo veía correr por los pasillos del hospital, con una bata blanca y mucha sangre en ella. Recordaba haberlo visto caerse y levantarse para seguir corriendo. Entonces hubo un disparo, Taehyung cayó al suelo, los guardias corrieron. 

Después de eso, su sueño se hizo borroso otra vez.

Despertó de golpe, con la respiración agitada y sudando frío. Estaba temblando.

— Hola Hoseok —dijo Danniel al otro lado de la celda, recargado sobre la reja.

Hoseok palideció.

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pied piper

Make yourself harder to kill |vhope|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora