Make yourself harder to kill |vhope|

Trece

Ya habían pasado más de cuatro meses desde que Hoseok había llegado a prisión, y sentía que su relación con Taehyung era más... menos violenta. Ellos seguían sin llevarse bien, pero ahora hablaban más, con más confianza. 

Taehyung le había contado a fondo la historia de su hija y por qué había matado a ese hombre. Al parecer Taehyung estuvo casado por cinco años, de ese matrimonio nació Suni. Ella ahora vivía con su abuela, pero su madre no quería saber nada de Taehyung.

Después de que Taehyung se casara joven y tuviera a Suni, descubrió que su esposa le... le había sido infiel con otro hombre. Descubrió que Suni era hija de él. Eso hizo que se volviese tan desconfiado y frío. Mató a ese hombre la noche después de enterarse.

La policía llegó a la escena; Taehyung se encontraba tomando una botella de whisky, lamentando sus penas y arrepintiéndose de haber confiado en esa mujer.

Según él, no se arrepiente de haber matado a ese hombre. Tampoco le importa mucho estar en prisión. Siente que es mejor así, porque de ese modo Suni no puede ver al perdedor de su padre. Así ella no sale lastimada, así nadie la molestará por se hija de Kim Taehyung; un narcotraficante que está en prisión.

— ¿No la extrañas? —Hoseok jugaba con sus manos sobre su regazo, sentado en los pies de la cama de Taehyung, mientras que este estaba acostado, con las manos detrás de su cabeza.

— La extraño más de lo que quisiera —dijo mirando al techo, de una manera que le derritió el corazón a Hoseok, pero igual, sin una pizca de tristeza. Taehyung no se pondría así frente a él.

Hoseok hizo una mueca.

— Yo a veces también extraño a mi familia —Hoseok lamió sus labios— No los veo hace años... Ni siquiera saben si sigo vivo o no. —rió con tristeza, luego miró a Taehyung— Apuesto que ella también te extraña.

Los ojos fríos de Taehyung lo miraron.

— Sí, también me extraña, pero mi madre no quiere que me vea... Yo tampoco quiero que me vea... no así.

— ¿Y... qué pasó con su madre? —dijo con miedo. Podía estarse metiendo en terreno peligroso.

— Le dije que se largara. Gané la custodia, pero al estar en prisión no puedo verla. Se me revocan todos mis derechos y vuelven hasta que salga, pero ya sabes... la gracia de las cadenas perpetuas.

— ¿Así que sólo se fue? ¿Ella no pregunta por su mamá? —Hoseok recargó una mano sobre la colcha.

— No. Yo la obligué a irse, al igual que el juez. —suspiró— Tal vez sea la persona más digna del infierno, pero ella es mi hija. Su madre era una zorra interesada y despiadada. Tal vez nos parecemos, pero la diferencia es que yo puedo proteger a Suni. Soy un cabrón, pero amo a mi hija. Eso es lo que nos separa. —tomó unos segundos— Y sí, ella lo hace.

— ¿Cómo lo sabes?

— Tengo gente que la cuida. Ella no va a estar sola con su abuela cuando yo tengo tanta gente queriéndome hacer daño.

Hoseok miró el suelo y observó sus pies.

— ¿Por qué me dices esto? Apuesto que si alguien más te preguntara no le dirías —Hoseok lo volteó a ver con determinación.

— ¿Y que planeas hacer? Por favor, Hoseok. Le tienes miedo a las arañas y a la oscuridad. ¿Crees ser una amenaza?

 Buen punto.

Pasaron unos segundos de silencio.

— ¿Nunca has intentado ser un hombre limpio? —Hoseok añadió.