Treinta y cinco

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Habían pasado cerca de dos horas y media para que el barco estuviera a una distancia de aproximadamente ochocientos metros. Cuando el barco paró, Taehyung salió de la cabina.

— Espero que sepan nadar —abrió la puerta repentinamente, espantando un poco a los que estaban afuera.— Porque el barco no se acercará más. No podemos arriesgarnos tanto. 

Todos lo miraron. Taehyung se dirigía a Namjoon.

— No contrato gente inútil. Quien tenga un problema con eso puede retirarse. Mis guardias les dirán la salida. —La salida era morir.

Taehyung no tenía remordimiento con matar gente, mucho menos matando escorias como sus hombres, que a ser verdad, eran igual o incluso más enfermos que él. No eran gente inocente que mereciera perdón o segundas oportunidades. Gente como ellos ya habían agotado esa opción más de una vez.

— Ustedes —apuntó a un grupo de doce  hombres a su izquierda— Se quedarán en el barco y lo cuidarán. Maten a cualquiera que intente atacarlos, pero no quiero gente inocente muerta. Vienen aquí a trabajar, no a ser idiotas. —sacó una pequeña daga, la cual guardaba en su zapato, pegado a su tobillo— Ya he tenido gente que se pasa de divertido. Adivinen donde están ahora.

Los doce hombres no movieron un músculo, pero interiormente tenía mucho miedo. Uno que otro tragó duro.

— Entendido, Señor Kim —dijeron al mismo tiempo.

Taehyung dejó de pulir su daga y los miró con cierta incredulidad. Odiaba que le dijeran Señor Kim.

— Llámenme así de otra vez y no podrán tener hijos de nuevo —No lo decía de verdad, pero siempre fue divertido poner a la gente nerviosa. Taehyung era un cabrón con un sentido del humor muy retorcido.

Los muchachos tragaron saliva. Namjoon dejó escapar una risotada.

— Entendido, Señor —dijeron alejando la vista de su jefe. Taehyung les dio una última miranda antes de volver a su daga.

— Namjoon y yo entraremos a la prisión por el chico —algunos hicieron una mueca confundidos. Se suponía que irían un total de ocho hombres, no sólo dos— Cambio de planes. Será más fácil y menos peligroso si menos hombres entran a la prisión. Entre más gente, es más difícil controlarla, grabense eso—Taehyung no se equivocaba.— Además sé que el Capitán Kim es bueno en lo que hace, me mantendrá seguro. —Namjoon asintió.

— ¿Los demás que haremos, señor? —preguntó Lewis

— El resto vendrá con nosotros y cuidarán desde fuera de la prisión. La mitad se mantendrá en los botes, cuidando en el agua. La otra mitad cuidará desde tierra.

Hubo un pequeño silencio.

— ¿Todo esto es sólo por un niño? Sinceramente, pensé que a usted le gustaban las mujeres. Y es raro, porque creo que no es correcto que guste de un hombre, es desagra- —dijo una voz insolente. Namjoon sonrió, siempre era divertido ver como la gente inoportuna recibía un castigo, aunque por una parte le preocupaba. El chico moriría tan sólo por decir ese tonto comentario; nadie cuestionaba al jefe.

Taehyung dejó de mover sus manos, pero no levantó la vista.

— ¿Cuál es tu nombre? 

— John. John Marshall, señor.

Taehyung por fin levantó la vista. La fijo en los ojos asustados del chico.

— John Marshall. Que feo nombre.

Make yourself harder to kill |vhope|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora