Seis

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— No quiere hablar —el oficial Heuk le dijo al oficial Hamilton.

Ambos miraron a su izquierda. A través del vidrio estaba Hoseok, sentado detrás de una mesa de madera, con las manos sobre esta, miraba a todas partes.

— ¿Cómo que no quiere habar? —El oficial Hamilton lo miró y frunció el ceño.

— Tal como escuchó. Se rehúsa a decir una sola palabra. Ni siquiera parece interesado. ¿Qué procede, señor?

— Déjamelo a mí.

— De acuerdo, señor —asintió y se alejó de su camino. Heuk tragó saliva discretamente.

Diablos. Habían pasado dos horas tratando de sacarle algo a Hoseok, pero este actuaba como si ni siquiera supiera hablar. Ponía sus ojos en dirección a los oficiales, los observaba con un poco de aburrimiento y con cada pregunta él sólo movía la cabeza.

Hoseok seguía mirando la paredes del cuarto de interrogaciones; paredes grises y un enorme espejo frente a él. Hoseok sabía que eso no era un espejo, no era tan estúpido. Probablemente los oficiales lo estarían viendo del otro lado, preguntándose que hacer.

Antes de poder imaginar la situación completa al otro lado de la ventana, la puerta se abrió. El oficial Hamilton entró a la sala de interrogatorios con un café en la mano, ni siquiera se molestó en mirar a Hoseok.

Carraspeó la garganta y le dio un trago a su café antes de sentarse frente a Hoseok. Colocó el café sobre la mesa y lo miró— Me han dicho que no planeas hablar —parpadeó y cerró un poco sus ojos, agudizando la mirada sobre Hoseok.— No sé a quien planeas ocultar, pero ten por seguro que no vale la pena.

Hoseok no bajó la mirada, la sostuvo sobre sus ojos marrones sin una pizca de temor, a pesar de que realmente se estuviera cagando por dentro. Algo le decía que este era el pez gordo, este oficial se veía ligeramente diferente a los demás. Hoseok supo que no tenía que mostrar nerviosismo.

— Bien, veo que por tu silencio, esa persona es muy importante, ¿no? —el oficial ladeó la cabeza.

Oficial Hamilton: 1

Hoseok: 0

— Hoseok —lo llamó por su nombre— He visto tu expediente, y no andas en cosas muy legales. Si cooperas y me dices a quien le vendiste las botellas te quitarían años de prisión. —suspiró y se enderezó en su asiento— El problema aquí, es que nos informaron de un pago, pero no encontramos el dinero, no sabemos quien te vendió el alcohol, ni a quien se lo planeabas vender. Tampoco encontramos el alcohol.

Si, Hoseok no había sido completamente ingenuo; había escondido las botellas fuera del departamento unas horas después de meterlas por la ventana.

— Tenemos evidencia de las llamadas telefónicas, y sabemos que el trato estaba cien por ciento hecho. Si creías que no había algo con que incriminarte, te equivocas. —el tono de su voz era muy tranquilo; él tenía la apariencia de un hombre tranquilo. Su cabello corto y oscuro, algunas arrugas en su cara. Se veía mayor, pero sin duda no se veía débil.— Si nos dices el nombre de la persona a quien planeabas vender el alcohol, yo podría ayudar para quitarte al menos dos años de los cinco que estarás en prisión. 

Hoseok exhaló por la nariz de manera ruidosa, entrecerró sus ojos por el cansancio, dándole de alguna manera, una imagen más filosa.

— Me temo que si no me dices el nombre del comprador en un minuto irás a prisión, y el juez dictará que eres culpable porque no quisiste hablar, no nos diste nada para ayudarte.

Make yourself harder to kill |vhope|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora