Cincuenta y uno

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— No se trata de buscar la perfección, tampoco de volverte una máquina imposible de asesinar —elevó su vaso de alcohol mientras sus pupilas desterraban con superioridad a Hoseok— Sino de ser mejor que antes. Incluso si sólo lograste morir tres segundos después de lo planeado, ya te has superado a ti mismo. —sus palabras salían calidamente, aunque todo era sólo una estrategia; su voz tranquila sólo era momentánea.

Hoseok luchaba por mantener sus párpados abiertos, incluso cuando la sensación de tener tres kilos sobre ellos cada vez lo presionaba más. No importaban las palabras anteriores; Hoseok no quería luchar, él quería cerrar sus malditos ojos arriesgándose a no poder abrirlos de nuevo, pero una persona en sus recuerdos no le permitía hacerlo: Kim Taehyung.

— Mírate, eres todo un campeón. No sé como logras seguir despierto después de todos los golpes —sonrió cinicamente— Alguien está siguiendo mis palabras.

Hoseok escupió sangre para que sus palabras salieran limpias.

— Esas palabras no significan nada por el hecho de salir de tu boca —sonrió— Una persona ya me lo había dicho antes.

Miró al frente, justo a Hoseok. Asintió juguetonamente un par de veces, antes de deslizar el dedo en el aire como indicación de golpe. Uno de los hombres en la habitación se acercó a Hoseok y le dio un puñetazo en el estómago.

Jung soltó un grito. Sus huesos le hicieron retorcerse por el dolor, haciendo que el tiempo en prisión reviviera. Su estómago volvió a sentir sus costillas siendo maltratadas, justo como en los viejos tiempos.

— ¿Te refieres a Kim Taehyung? —rió un poco y negó con la cabeza, bastante impresionado— Bien, pues adivina quien se lo enseñó, eh.

Hoseok levantó la vista como pudo. Estaba tan sedado por el dolor que respirar era una tortura. Cada vez que inflaba sus pulmones, un dolor agudo le hacía soltar el aire tan rápido que ni siquiera podía procesarlo. Se quedó inmóvil.

— ¿Por qué haces esto? —Hoseok se había rendido, necesitaba ser amable si no quería morir a golpes.

— Tu compañero se metió en cosas que no le incumbían. Asesinó a mi mayor deudor sin esperar que yo quisiera saldar cuentas, que idiota, ¿No crees? —bebió un poco de su vaso— Ahora que tenemos el honor de odiarnos, ¿Por qué no intentar quitarle su puesto también?

— Dijiste... Dijiste qu-que tú le habías... enseñado —hablar nunca fue tan pesado y tardío antes.

— Kim Taehyung es una rata traicionera —subió una ceja— Tú deberías saberlo. —carraspeó su garganta— Ese hombre no piensa en nadie más que en si mismo... no hasta que tú apareciste. La ambición y la maldad a menudo le nublan la vista. 

Aparentemente estos hombres no sabían de la hija de Taehyung.

— Somos hombres de negocios, arreglamos las cosas de la manera que se pueda. Cuando llega la oportunidad, el rencor y el poder tarde o temprano te hacen querer recuperar eso que perdiste, incluso cuando no hay recompensa... La satisfacción de ver jodida a esa persona que te dañó antes es muy grande.

Hoseok empezó a sentir sus ojos húmedos.

— Muchas veces la muerte es la mejor solución. —añadió— Por eso la gente como nosotros- la gente como tú —corrigió— nunca resuelve las cosas con diálogo.

— ¿Entonces por qué no terminas con esto y me matas?

— No actúes como si no supieras que trato de hacer —se levantó. Arregló su corbata y caminó hasta Hoseok.— Si quiero que Taehyung sufra tendré que golpearle donde más le duele. 

Make yourself harder to kill |vhope|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora