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Cuarenta y siete

El capítulo es muy corto. Cambio y fuera.

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— ¿Qué vas a hacer ahora? —dijo Namjoon— Con todo respeto jefe, pero no creo que el mundo vaya a detenerse por usted. El peligro que corre ahora es igual o incluso más grande que antes. De hecho ya no eres sólo tú, Hoseok está involucrado también. —parecía regañarle— Mira, entiendo que quieras ser mejor persona, pero al mundo no le importará, van a intentar matarte de todas formas. Tú lo sabes mejor que nadie.

Taehyung dejó de pulir su cuchilla favorita y lo miró.

— El mundo no perdona, Namjoon, lo sé, me lo digo todos los días. —dejó el pañuelo con el que limpiaba su cuchilla sobre la mesa— Yo sé que intentarán matarme, y no dudo que algún día lo logren, pero ahora quiero descansar. No seré mejor persona nunca, ni quiero serlo, pero un descanso no me haría daño.

— El mundo no da descansos —dijo Namjoon, casi susurrando— Me lo dijiste el día que te conocí.

Taehyung alejó su mirada. ¿Cómo negar que tenía razón?

— Amo mi vida —lamió sus labios— Pero empiezo a preguntarme si vivirla fue buena idea.

Namjoon se recargó en el marco de la puerta.

— Todavía no creo que seas la misma persona de hace un año —negó— Eres tan calmado y misericordioso que te empiezo a desconocer.

— ¿Sabes que quiero ahora? —guardó la cuchilla en su bolsillo— Quiero hacerme viejo al lado de Hoseok. Quiero tener una vida a su lado, en una linda casa en medio de la nada, junto a Suni. Un lugar donde nadie nos moleste y podamos ser una familia. —rió— pero nunca podré hacerlo. Probablemente no me quedan más de diez años con esta vida, y aunque quiera, no puedo borrar lo que hice, o lo que hago. Nací enfermo.

Namjoon bajó la cabeza.

Ambos escucharon un ruido en el pasillo. Namjoon rápidamente sacó su arma y apuntó. Se sorprendió al ver a Jimin recargado contra la pared. Tenía una venda en su abdomen por el atentado con un guardia, y se veía un poco pálido.

Taehyung y Namjoon se miraron. Este último bajó el arma y se acercó para sostenerlo.

— ¿Qué haces afuera? —dijo Taehyung.

— Estar en cama todo el día es más aburrido de lo que suena —se apoyó en Namjoon.

— Deberías volver a dormir.

— No he visto a Hoseok, ¿Cómo está? ¿Está herido? —sus ojitos brillaron con genuina preocupación.

Taehyung negó.

— Él está bien —dijo— Actualmente eres el más dañado en esta casa.

Jimin sonrió.

— ¿Puedo verlo?

— Él está en su cuarto pintando, probablemente ya se durmió —volvió a tomar el pañuelo— Mañana podrás verlo.

— ¿Qué hay de ti? —dijo mirando su abdomen.

Taehyung bajó la mirada y asintió.

— Estoy bien —miró a Namjoon— Debes descansar ahora. Namjoon, llévalo a su cuarto.

Namjoon asintió. Se dio la vuelta en el pasillo y caminó hacia la habitación de Jimin. Taehyung cerró la puerta de la habitación y se dirigió hacia la estantería de licores en la parte alta de la pared. Tomó un vaso con una mano, con otra tomó la botella de Whisky, su favorito. No pudo despegar la vista de ella, pero entonces Hoseok llegó a su mente.

No.

Dejó la botella en el estante de nuevo y suspiró. Apretó los bordes de la mesa y gruñó.

— Maldición —gruñó alejándose de la mesa.

Se dirigió a la ventana y observó. Contempló el cielo, y las muchas estrellas que había en el. La idea de que ninguna de ellas era más hermosa que Hoseok lo atacó por sorpresa. ¿Qué haces aquí y por qué no estás con él? Se dijo.

Bajó la mirada a su patio, y uno de sus guardias estaba muerto. Su corazón latió muy fuerte. Salió rápido de la habitación, directo a la habitación de Hoseok. La puerta estaba abierta.

Su corazón dejó de latir, se paralizó.

La caza empezó ya, ¿No te habían dicho?

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pied piper