Provocativa y descarada.

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#Mía

He tenido resaca todo el día, incluso me duele la cabeza ahora y eso que es de noche por lo que no consigo conciliar el sueño. No paro de dar vueltas en la cama hasta que decido levantarme para ir a la máquina de la sala común a por una botella de agua.
Suspiro en cuanto llego a la máquina esperando a que salga la maldita botella. ¿Para qué pagamos tanto si no funciona bien ni una máquina dispensadora? Cuando por fin voy a coger la botella, escucho un ruido y rápidamente me escondo detrás de la máquina para que no me pillen... Por favor que no sea ningún rector.

-Joder tío casi nos pillan hoy. –Dios mío, creo que esa era la voz de... ¿Emett?

-Sí, pero hemos ganado ¿no? – Ahora el que habla es Dani, los demás se ríen. ¿Están todos los chicos? ¿De dónde vienen a estas horas?

-Iros vosotros a la habitación tíos, que yo voy a pillarme una cerveza ahora que no hay nadie y con lo lenta que es la máquina esta me puedo tirar una hora aquí esperando–Oh no, ese es Marcos y viene hacia aquí, reacciona Mía, reacciona.

- ¡Hola! - le digo saliendo de mi escondite con la cara más inocente que puedo poner.

-Joder, que susto –dice Marcos tocándose el pecho, pero sus ojos no se apartan de mí en ningún momento - ¿Qué haces aquí? - me dice a la defensiva.

-No podía dormir -Y le guiño un ojo.

-Oye, ¿tú no eres muy pequeña para estar despierta a esta hora? –dice él con autosuficiencia. Pero yo acerco mi cuerpo al suyo y le susurro.

- ¿Y tú? ¿No eres muy mayor para beber escondidas? –entonces él se aparta y se queda mirándome fijamente.

- ¿Qué quieres? –me dice. Su tono de voz hace que mi cuerpo se estremezca, el efecto que tiene sobre mí es tan grande que puedo sentir como reacciona cada parte de mí cuerpo ante él.

- ¿Por qué eres tan serio conmigo?

- Yo no soy serio, pero tú eres una niña y....- le interrumpo.

-No soy una niña. ¿Sabes? - me acerco a él con voz de niña buena- ni siquiera soy virgen –le digo mientras sonrío mirándole a los ojos.

-Joder, ... ¿A mí porqué me cuentas esto? - me contesta desesperado. Sé lo que pasa, sabe que puedo llegar a excitarle y eso hace que se frustre. Me encanta.

-Tampoco hacía falta que te pusieras así conmigo ¿vale? - finjo estar dolida, casi llorando. No voy a dejar que me trate así.

-Pe...perdona, no te pongas así, es que a veces me pongo...- el pobre para de hablar cuando me ve riendo a carcajadas. Parece mentira que un tío cómo él pueda ponerse así- ¿Pero qué cojones? ¿Te estás riendo de mí? - Nieto con la cabeza y me acerco hasta quedar a centímetros de sus labios.

-Para nada, es que preocupado estás más guapo –le miro a los ojos, y me doy cuenta de que me está mirando los labios. No me lo pienso ni un segundo, y me lanzo a sus labios, sé al instante que le gusta, porque me sigue el beso con ganas hasta que algo vuelve a su cabeza y se separa de mí.

- ¡Eh, tía! ¿Pero qué coño haces? ¿Es que se te ha ido la olla? – Joder Mía ¿qué estás haciendo? Tú no te sueles comportar así con nadie y mucho menos con un tío que apenas conoces. Pero es que él... la forma en que me mira... sé que en el fondo le ha gustado el beso, solo había que ver su cara. Definitivamente, ese chico tiene que ser para mí.

#Marcos

Joder con la niña, todavía no me puedo creer que me haya besado, que me haya metido boca. Ella a mí. Y joder por mucho que me cueste admitirlo no he dejado de pensar en sus labios, que labios, vaya labios, la tía sabe besar, vaya que si sabe. Para colmo me la encuentro con ese pantalón tan corto, y esa camisetilla de tirantes tan ceñida, provocativa y descarada como ella sola. Joder, me voy tener que ir a dar otra ducha... tengo que olvidarme de ella de una vez.

A la mañana siguiente...

- ¡Macos Rodríguez! -grita el profesor de economía. Llevo con esta asignatura desde primero y por suerte este año el profesor y yo nos llevamos bien. Si no me queda ninguna me graduaré y podré empezar a trabajar por mí mismo. Adiós al dinero de mis padres.

-Aquí señor- respondo.

-Muy bien, a pesar de su tardía diaria y su poco interés en las clases, veo que ha estudiado- dice mirándome sobre sus gafas- Muy bien, tiene un nueve y medio en el examen.

- ¡Sí, sí, joder! - grito ignorando a todas las personas que están a mi alrededor. Total, nadie se atrevería a echarme cara.
Dos minutos después toca la sirena y todos salen de clase, Ryan me espera en la puerta, pero de repente mis amigos se encuentran en el pasillo con las chicas y como no...

-Eh, eh... Mía, ¿te vienes esta tarde a nuestra habitación? Vamos a ver una película todos juntos- dice Dani ansioso. ¿Desde cuándo tiene esa confianza con la nueva?

- ¿Y Lili? - contesta ella. Vaya, parece que se han hecho mejores amigas. Espero que yo no sea uno de esos temas de conversación de los que tanto les gusta a las mujeres cotillear, porque Lili tiene mucho para contar.

-Que se venga también- esta vez el que habla es Ryan. Me río mientras le doy una palmada en el hombro porque está loco por ella y se puede ver a kilómetros.

-Vale, se lo diré. ¡Adiós chicos!

- ¡Adiós Mía, a las ocho en nuestra habitación! –ella le sonríe, y se va por el lado contrario al nuestro contorneando las caderas en ese pantalón tan estrecho. De camino me giro para verla, y como si ella supiera que la estoy mirando se gira y me giña un ojo. Niego con la cabeza y me marcho. Qué mujer.

ERES MÍA, PRECIOSA. (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora