Para no asustarte.

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#Mía

- ¡Marcos cariño!¡Ya has llegado! - De un momento al otro veo como una mujer joven y despampanante está abrazando a mi novio como si se le fuese la vida en ello- ¿Cuánto tiempo llevas aquí? ¿Cuándo has llegado?

-Emm... mamá yo- Marcos no puede apenas continuar la frase cuando ella se gira inmediatamente hacía mí. Y sin esperarlo, me abraza.

- ¡Oh, querida! Mi marido me dijo que eras guapa, pero eso se le queda corto. - Sonrío, parece que al llegar ella se ha ido por completo la tensión del ambiente.

-Muchas gracias. Yo podría decir lo mismo de usted señora Rodríguez. - Ahora que la observo de cerca puedo ver por completo el parecido que tiene con sus hijos, tiene el mismo pelo que Lili y los mismos ojos de Marcos. Esos ojos que me vuelven loca día y noche.

-Ay no, no, no, no. Eso sí que no. Aunque ya tenga mis cincuenta años, prefiero que me llames por mi nombre, me llamo Eva. Eva Castillo.

-Rodríguez mi amor, Rodríguez -le corrige su marido. Yo la miro como si no entendiera nada, aunque sepa que algo pasa y sus hijos estén callados como si les hubiesen castigado.

-Cierto. A veces se me olvida y me presento con mi apellido de soltera, pero eso no le gusta nada a los hombres cariño- la madre de Marcos me coge del brazo y me dirige con ella hacia un enorme comedor.

¿Aquí comían a diario? No me imagino a Marcos cenando aquí, hablando con sus hermanos a un metro de distancia, los asientos estaban tan separados entre ellos que cabía otra persona más en medio. Esa casa era increíblemente bonita, y grande. Sin embargo, no era nada acogedora. Marcos me mira, sabe lo que estoy pensando. Me entristece pensar en mi amor de pequeño en un sitio así, con tan poco amor.

-Mamá déjala. La vas asustar. -Marcos me aparta de su madre y me toma la mano. - Ella nos mira con adoración. Conozco esa mirada, es la misma con la que me mira mi madre cuando me dice que se ve a ella de joven en mí. ¿Le estaremos recordando a Eva cuando ella y su marido eran jóvenes? ¿Cuándo estaban realmente bien?

-Perdón emmm...- oh, cierto. Entre tantas cosas ni siquiera le había dicho mi nombre. Iba a contestarle cuando Marcos se me adelantó.

-Mía mamá, se llama Mía- Marcos responde de manera tan desafiante que puedo ver el dolor en los ojos de su madre al recibir una contestación así.

-No le hables así a tu madre niño- responde el padre de Marcos. No me esperaba que la voz de Ignacio me impactase de aquella manera. Inconscientemente le doy un apretón en la mano a mi novio.

- ¡Hola a to- un niño rubio entra corriendo por la puerta del comedor y se para en cuanto me ve- ¿Quién eres tú? - No lo culpo. Acaba de encontrarse a una desconocida en su casa con la cara de haber visto a un fantasma.

-Ella es Mía, Tomi. Y es mi novia. - Al percatarse de su voz, el pequeño levanta la mirada hasta su hermano y se da cuenta de que realmente está allí. Suspiro, otro momento de tensión que se esfuma por el momento. Me parece que está va a ser una noche muy larga.

- ¡Marcos! - Ambos se abrazan mientras que todos los demás estamos expectantes de la situación. Eva está conteniendo las lágrimas y yo me siento mal por ella. No quisiera estar en su lugar.

-Encantado. Yo soy Tomás, pero tú, por ser tú... puedes llamarme Tomi- él niño me guiña un ojo mientras que todos reímos y Marcos le pega una colleja. El pequeño se queja.

-Como no te alejes de ella te voy a dar una más fuerte.

-Tomás hijo, deja ya a tu hermano y vamos a sentarnos todos a comer. - Como si fuese una orden nos sentamos uno a uno en la mesa mientras nos sirven la comida.

- ¿Por qué no me has dicho que en tu familia parecéis todos salidos de una revista? Podríais ser modelos- le susurro a mi novio disimuladamente. Él se ríe y me da un beso en la frente.

-Por lo mismo por lo que no te he dicho más cosas. Para no asustarte. Ya has visto el circo que hay aquí montado. - Veo cómo se entristece e intento animarlo.

-No es tan malo. Tus hermanos son un encanto y tu madre se muere porque le des un poco de atención- él levanta la mirada hacia mi suegra quien nos mira con una sonrisa. Se le nota a kilómetros lo feliz que está de tener a su hijo en casa y yo me alegro. Le sonrío de vuelta y ella vocaliza un "gracias" que hace que me sienta un poco mejor.

A medida que pasa la noche voy conociendo más a la familia de Marcos. Su padre es dueño de una cadena de hoteles, por lo visto la empresa de mis padres se ha encargado de decorar varios de ellos. Y además se conocen.

- ¿Quién lo diría? No nos tenemos que encargar ni de presentar a nuestras familias- le digo a Marcos.

-No sabemos cómo se llevan entre ellos Mía. - Algo va mal, lleva casi toda la noche llamándome por mi nombre, eso es algo impropio de él.

-Mi padre se lleva bien con todo el mundo, mi amor. ¿De quién crees que he sacado el don de caerle bien a todos? - Él me sonríe mientras me acaricia la mejilla. Me encanta cuando hace eso.

- No dudo que tu padre sea un tío de puta madre cielo, pero no me fio ni un pelo del mío. - Marcos me contesta tan decidido que eso no hace más que ponerme la piel de gallina.

- ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Está nevando! ¡Está nevando! - Todos dirigimos la mirada hacia el ventanal donde Tomi no para de dar saltos entusiasmado. Miro a Lili intentando no caerse al bajar de la silla para ir con su hermano. Decido ayudarla con todo el cuidado del mundo.

- Gracias Mía. Eres muy buena. - Yo le sonrío y le doy un suave beso en la frente antes de ver como corre hasta el ventanal donde puede ver la nieve.

ERES MÍA, PRECIOSA. (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora