Ahora sí que me vas a escuchar nena.

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#Mía

- ¡Eres un imbécil! - me pongo a llorar antes de darme cuenta- Un cabrón ¡Has ido a la fiesta sin mí y sin decirme nada después de haber pasado toda la noche juntos!¡Después de decirme que me quieres! Me despierto sola, no me contestas las llamadas, ¡me encuentro a mi amiga casi inconsciente! ¡En una maldita fiesta a la que no he ido porque no me has dejado ir! ¡Porque te has acostado conmigo para que no fuese! - me cuesta respirar- Encima, llego y me entero de que te has liado con otra ¡Y te veo tan feliz con ella!

- ¿Qué? - Marcos se hace el sorprendido, pero no voy a caer, he visto como agarraba de la cintura a esa zorra. He visto como reía con ella como si le estuviesen contando el chiste más gracioso del mundo. Me he visto sola esta noche. Me he sentido utilizada. Y yo no me merezco esto.

- ¡Sí, y encima tienes el descaro de enfadarte conmigo! - me alejo de él, pero me agarra del brazo y me gira hasta quedar cara a cara. Otra vez no, no quiero llorar más, no quiero mostrarme débil ante él.

-Yo no te he puesto los cuernos con nadie nena...- dice suavemente. Se ha calmado. Me habla con tanto cuidado. Como si fuese a romperme. Y en parte, así era exactamente como me sentía.

- ¿Cómo quieres que te crea si no has dejado de mentirme hasta ahora? - Le digo con las lágrimas en los ojos. Sabe que llevo razón, me oculta donde está, con quien está, lo que hace, sobre su familia, incluso me mentía sobre lo que sentía por mí. Y ahora que lo sé no sé ni si es verdad o no. Y cuando sé que él no tiene nada para decirme, aparto la mirada y me voy de vuelta a mi habitación. Esta vez no viene detrás de mí. Solo me deja ir.

Al día siguiente me voy a la ducha, no he dormido, no he comido, no he hecho nada más que fumar como un condenado mirando desde mi balcón el ala de las chicas controlándome por no saltar de mi ventana e ir a por ella y no dejarla hasta que escuche todo lo que tengo que decirle, aunque eso me cueste tener que partirle la cabeza a cualquiera que se ponga en mi camino.

- Venga ya Marcos, son las diez de la mañana. Sé que no has dormido una mierda. Sal de esta puta habitación y desayuna algo. - Ryan me echa el brazo en el hombro y prácticamente me lleva a rastras al salón.

-Joder tío, la he cagado, la he cagado, pero bien.

-Dile toda la verdad, ya no tienes nada que perder –me dice Ryan mientras me enciendo un piti. Me debería haber puesto una camiseta, en este puto salón hace frío joder.

-No quiere verme. - Era verdad, ayer me lo dejo bastante claro.

-Venga ya Marcos. Eres Marcos, el tío a quien nadie le dice que no. No me jodas. – Tiene razón- Cámbiate, Lili me ha dicho que van al embarcadero, es el momento hermano.

- ¿Ya lo habéis arreglado eh? No duráis un día enfadados. -Ryan se encoge de hombros divertido.

- Es que no sé para qué me pone celoso con nadie si sabe que me muero por ella. Así solo me hace ser un cabrón como anoche y un cursi como esta mañana cuando se ha despertado.

- Estás dos...nos tienen cogidos por los huevos hermano. Por los huevos. - Nos cambiamos, vamos a ir al embarcadero porque tengo una conversación con Mía. Tenemos una conversación pendiente, quiera o no.

-Mira, ahí va tú novia con las chicas al embarcadero, aprovecha ahora. - Levanto la cabeza y la veo de lejos, solo con un pantalón corto y la parte de arriba del bikini. Me vuelvo loco solo con mirarla y eso me fastidia porque en este momento no puedo tocarla. Y no tocarla me cabrea. Por eso me dirijo hacia ellas con toda la decisión del mundo, llevan toallas en las manos.
Pensar en todos los tíos que la van a mirar me enferma... la tomo del brazo, esto ya se hace costumbre. La miro, ella me mira, no se aparta, ninguno dice nada, observo su rostro, tiene ojeras, y es ahí cuando me doy cuenta de que no ha dormido esta noche, incluso menos que yo me atrevería a decir, tiene los ojos rojos, sé de inmediato que ha estado llorando. Y por alguna razón, por alguna mísera razón, eso me hace sentir la persona más desgraciada del mundo.

-Escúchame- me interrumpe.

-No quiero hablar contigo- oh no, va a llorar, que no me llore, que no me llore.

-Pues vas a tener que hacerlo- La cojo como si fuera un saco de patatas a pesar de sus gritos, dirijo la mirada a sus amigas- chicas, después os la traigo de vuelta.

- ¡Bájame!¡Estás loco! - Le doy una palmada en el culo.

-Bonitas vistas las que tengo desde aquí cariño- me río.

-Qué vergüenza por Dios- la oigo murmurar y me río. Llegamos a mi habitación, la bajo y echo el pestillo de la puerta.

-Ahora sí que me vas a escuchar nena- le digo seriamente. Ella no me mira, se pasea por mi habitación mirando cualquier cosa antes que a mí.

ERES MÍA, PRECIOSA. (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora