#Mía
Pasé toda la semana en el hospital hasta que me dieron el alta. No quise hablar con nadie que no fueran los médicos o las enfermeras, solo quería saber que mi bebé estaba bien y que me podría ir de aquí lo antes posible. Me alejaría de este lugar para siempre.
-Te vamos a echar de menos. No solemos tener a pacientes que se quejen tan poco por aquí- me dice Patricia, la misma enfermera que me arregló la vía hace justo una semana.
- Ese chico, tu novio, vendrá en media hora. Solo se va por las mañanas para ducharse mientras tu amiga se queda esperando alguna noticia tuya.
- Sí, los avisaré- le digo intentando forjar una sonrisa para el doctor. Se ha portado realmente bien conmigo, pero no tengo fuerzas ni ánimos para afrontar a Marcos.
- En ese caso, te dejamos que te prepares. Que tengas un buen viaje. -Sonrío viéndolos salir, les voy a deber mucho de por vida. Cojo mi móvil preparada para salir por esa puerta cuando me detengo en el espejo del baño para mirarme fijamente, me pongo de lado y empiezo a acariciar mi tripa. Según el doctor Méndez, mi embarazo era ya de tres meses, pero nadie pensaría que estuviese embarazada si me viese en este momento.
- ¡Adiós Mía! - la voz de otra de las enfermeras me hizo salir del trance y volver a la realidad. Salí de la habitación y poco después llegué a la entrada de urgencias del hospital donde sabía que no iba a haber ninguna opción de encontrarme con Marcos, y dónde además me esperaba un coche con todas mis cosas preparadas, listas para dirigirme al aeropuerto.
- ¿De verdad lo has guardado todo en esas maletas? ¿Has revisado que no falte nada? - le digo a Lili mientras me ayuda a subir al coche. Todavía me duele el cuerpo al moverme, el dolor viene y va.
- Mía... ¿estás segura de lo que vas a hacer? - dice Lili apenada. Esto es lo último que necesito en este momento, es algo que también me duele a mí, pero lo hago por el bien de todos. Es lo mejor.
-Lili... me prometiste apoyo, y es lo único que pido en este momento. Si no me quieres ayudar lo entenderé, Marcos es tu amigo desde hace mucho tiempo más que yo. No tienes por qué hacer esto, puedo coger un taxi. -Lili me mira con nerviosismo. La conozco, se siente culpable por lo que va a ayudarme a hacer.
- No, te ayudaré, aunque me juegue la amistad de Marcos y una bronca del resto por no contarles nada si se enteran. Solo espero que me llames a menudo y que me permitas ver a ese niño o a esa niña todo lo posible. -Una lágrima cae por su mejilla haciendo que aparezcan otras cuantas, en mis ojos, las hormonas, o quizá la situación, me tenían sensible.
-Lo haré. - Le digo mientras veo al resto de coches pasar a nuestro alrededor, siempre hay tráfico en la carretera que lleva al aeropuerto.
- Él te ama, Mía. De verdad que lo hace, nunca he visto a nadie sufrir tanto. Deberías de haberle visto cuando llegamos al hospital... se rompió a llorar abrazado a Ryan, apenas podía respirar. - Mi corazón da un vuelvo mientras escucho las palabras de mi amiga en el silencio que nos rodea. Yo no muevo mi cabeza porque sé que, si la miro, voy a encontrar a una Lili perdida en el llanto que no va a hacer más que aumentar mi sentimiento de culpabilidad.
- Sé que probablemente no esté bien lo que estoy haciendo, pero no encuentro ninguna opción mejor que esta para elegir. Me paso el día pérdida en mis pensamientos, intentando borrar lo que no va a eliminarse nunca de mi mente, apenas duermo, y cuando lo hago tengo pesadillas con ese tipo- intentó coger aire entre el llanto para seguir hablando, pero Lili me interrumpe.
-Mía, no es necesario que me cuentes todo esto. El doctor dijo que nada de estrés.
- No, estoy bien. Necesito que me escuches, tendrás que contarles mi verdad a todos cuando yo no esté... Lili, no hay nada que me hubiese gustado más en la vida que conseguir todo lo que creía que iba a tener con Marcos. Pero ahora... ahora tengo escalofríos cuando le veo y mi cuerpo tiembla cuando escucha su voz, no puedo evitar tenerle miedo al contacto de mi piel con la suya. Y lo peor de todo, es que me odio por ello. Me odio porque una parte de mí sabe que él no es el culpable y que no se merece por lo que le estoy haciendo pasar, pero la otra parte me dice que, si él no se hubiera metido en ese mundo, o se hubiera alejado a tiempo, nada de esto habría pasado.
- Tranquila, amiga. Respira. - Tiene razón, debería de calmarme un poco, por lo que comienzo a imitar los ejercicios de respiración que hace mientras conduce. Diez minutos más tarde me veo obligada a romper el silencio tan necesario que nos une.
- Lili, yo no sé si volveré, ni tampoco cuando lo haré. Pero no puedo irme sin darte las gracias por todo lo que has hecho por mí. Eres una verdadera amiga. - Ella me dirige una sonrisa rápida antes de girar el volante, ya estamos aquí.
- Te ayudaré a sacar las cosas. - Yo asiento a modo de agradecimiento, y ambas salimos del coche para coger el equipaje del maletero- Te mandaré el resto de tus cosas en cuanto te asientes.
- Gracias- digo secándome las lágrimas con mis manos. Voy a echarle mucho de menos, voy a echar de menos todo lo vivido aquí. Por eso me lanzó a darle un abrazo que nos hace romper en llanto a ambas.
-Lámame en cuanto llegues, mantenme avisada de todo.
Y como si el destino estuviera en mi contra, mis ánimos por mantener la cordura se esfuman en cuanto veo un coche derrapar llegando hasta la entrada del aeropuerto. Justo frente a nosotras, haciendo que todos mis problemas vuelvan a atormentarme en cuestión de segundos. Marcos estaba aquí, justo a tiempo como siempre, y salía del coche mucho más que enfurecido. Nunca lo había visto tan cabreado con algo. Lili y yo nos quedamos estáticas en nuestro sitio mientras observábamos cómo cerraba la puerta de un portazo y se acercaba a nosotras sin apartar su fulminante mirada de mí.
Me había pillado, y esta vez no iba a tener cómo salvarme.
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ERES MÍA, PRECIOSA. (I)
عاطفيةÉl es extremadamente impredecible, arrogante y adictivo. Ella, seductora, descarada e insaciable. ¿Hasta donde serías capaz de llegar por conseguir algo? Atención. Esta es una novela hecha única y exclusivamente por mí, no se admite el plagio. Si qu...