Lo era todo para mí.

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#Marcos

-Vaya susto me has dado cabrón, por un momento creí que ya no ibas a volver a estar todo el día a mi alrededor tocando las pelotas.

Emett se ríe por mis palabras dejándonos a Ryan y a mí solos. Traer a Ryan hasta aquí había sido doloroso, diría que más para mí que para él, porque él apenas era consciente de lo que pasaba a su alrededor, pero yo tenía que conseguir llevarlo hasta su cama sin llegar a desmoronarme por el camino... la última vez que sentí algo así fue hace muchos años, cuando le conté a mi madre toda la verdad.

-Ya quisieras- me responde Ryan a duras penas mientras se agarra las costillas- ni de coña iba a dejar que te bebieras todas las cervezas tú solo- me río porque es un tío increíble, apenas puede mover un dedo y no deja de ser la misma persona de siempre.

-Si me vuelves hacer pasar un rato así de malo en lo que me queda de vida te las verás conmigo- le digo bromeando. Llevo años sin llorar, pero en este mismo instante me arden los ojos.

-Sí, me ya me ha dicho Lili que le has dado una buena a ese desgraciado- yo asiento- pero no te pongas celoso, sabes que hay Ryan para todos.

-No me va ese rollo, estoy contento con lo que tengo cabrón- le digo riéndome.

-Marcos hermano, escúchame- le miro fijamente mientras me siento en la cama- lo que has hecho por mí hoy...

-Eres mi hermano, mataría a cualquiera que te tocase un pelo.

-Lo sé. Gracias tío.

Sé que siempre he sido un cabrón con mucha gente y que he ido dando bandazos por la vida... sé que la he cagado muchas veces y que me he metido en más problemas de los que puedo recordar. Pero en todos esos momentos he tenido a Ryan a mi lado, dando la cara por mí sin importarle lo que tenga que perder.
Nos conocemos desde los siete años, su padre y el mío han sido como hermanos siempre y eso ha hecho que nos criásemos juntos. Su madre me quería como si yo fuese también su hijo y me lo había demostrado todas las veces que había dado la cara por mí ante mis padres cuando me hacía daño jugando con Ryan y los llamaba por teléfono para decirles que me quedaba en su casa a dormir, ella me curaba las heridas y al día siguiente me llevaba de vuelta a casa como si no hubiese pasado nada.
Incluso alguna que otra vez Ry y yo nos hemos pasado de copas y hemos llegado a su casa a las tantas, su madre se encargaba de hacernos café a la mañana siguiente y de inventarse una excusa que contarle a mi padre y al de Ryan... ambos eran igual de estrictos. Con la única diferencia de que el padre de Ryan sí quería a su familia.

- ¿Puedo entrar? - salgo de mis pensamientos y miro hacia Lili que acaba de entrar. Ella también lo ha pasado mal, todavía tiene los ojos hinchados de llorar.

-Claro- le digo- Vaya Ryan ya tienes enfermera particular- Lili se ríe y yo me giro esperando a la contestación de Ryan pero de repente lo veo totalmente dormido.

-No te escucha, el pobre debe de estar muy cansado.

-Si. Pero me alegro de que por lo menos esté aquí, con nosotros Li. Como siempre. - Lili asiente haciéndome una mueca de agradecimiento.

-Le quiero Marcos- yo la miro expectante sin decir una palabra, sus ojos no parecen vacilar ni siquiera por un momento.

-Lo sé Li, lo he visto esta noche.

-No Marcos, sabes que por el único que he sentido algo alguna vez ha sido por ti- la miro esperando no escuchar ningún reproche. Ella ha estado siempre tan dispuesta a follar como yo.

- ¿A dónde quieres llegar con esto Lili? - le miro serio. Si Ryan se despierta en cualquier momento no le va a hacer ni puta gracia lo que va a escuchar.

-Quiero llegar a que hoy, cuando casi creía que le perdía me he dado cuenta de que le quiero de verdad Marcos. Mucho más de lo que he querido a cualquier otra persona, mucho más de lo que te quise a ti. Siento que le conozco desde hace muchos años y he perdido el tiempo todos estos años sin fijarme en él, liándome con unos y con otros.

-No te sientas mal por tener una vida sexual activa, él ha hecho lo mismo todo este tiempo y aun así me jugaría el cuello a que a él se le cae las pelotas contigo. Incluso más que a ti- Lili me sonríe y yo le devuelvo el gesto. Siempre nos hemos llevado bien, siempre me ha entendido y me ha aconsejado cuando lo he necesitado. Y, de hecho, ha sido la única tía que no me la ha liado cuando he dejado de follar con ella sin darle ninguna explicación del porqué.

-Supongo que tienes razón.

-Cuídale. Si algún día alguno os ponéis los cuernos no me va a gustar elegir- ambos nos reímos con mis palabras.

- Deberías de ir a ver a Mía. Por mucho que se haga la fuerte delante de nosotros, tú y yo sabemos perfectamente que ella no ha vivido nada así. La primera vez que vi un accidente en la "L" estuve llorando durante dos días, y ni siquiera era a ningún conocido... mucho menos había visto a mi novio totalmente desquiciado a punto de matar a un chico que ella creía inocente.

- Basta Lili. Lo he pillado, sé que no debería de haberla llevado allí.

-No Marcos, ella sí que tenía que estar allí. Ella tenía que ver en cualquier momento como eres realmente y cómo funcionan las cosas a tu alrededor. Aun así, está ahí fuera dormid en el salón. Se ha negado a irse a dormir a nuestra habitación sin asegurarse de que todos estuviésemos bien. Especialmente tú.

-Me tiene cogido por los huevos Li.

-Lo sé-dice Lili riéndose.

-Li... ¿Lili? - ambos miramos a Ryan que acaba de despertarse.

-Os dejo solos-le digo mientras me dispongo a salir de la habitación de mi amigo.

-Estoy aquí, estoy aquí- oigo decirle a Lili. Sonrío para mis adentros porque me recuerdan a Mía y a mí, solo que yo no hubiera sabido cómo actuar en el lugar de Lili. Ahora Mía lo era todo para mí.

ERES MÍA, PRECIOSA. (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora