#Mía
Cuando llegamos a la discoteca decido guardar el móvil en mi bolso antes de que alguien me empuje y se caiga al suelo. El lugar está hasta arriba de gente, parecemos sardinas en latas y el calor en el ambiente sustituye al frío que se ha calado en mis huesos desde el coche hasta aquí. Suerte que no hemos tenido que hacer cola, ventajas de que Emett sea sobrino del dueño de este lugar.
-Vaya, sí que os lo montáis bien aquí en la ciudad nena. Esto está lleno de tíos buenos- me dice Polo mientras se quita la chaqueta.
- Sí- le respondo. Los chicos se dirigen a la barra mientras yo busco con la mirada a mi novio sin éxito ninguno.
-Te vas a partir el cuello- me dice Lili riéndose. Y entonces mis ojos captan lo que quería, mis ojos se encuentran con los suyos y con su atractiva actitud, con medio cuerpo apoyado en la barra del bar y su característica sonrisa compradora recorre todo mi cuerpo con sus ojos. A pesar de estar a unos cuatro metros de distancia y de tener gente a nuestro alrededor, puedo sentir perfectamente la línea de atracción que nos une.
-Deja de babear y vamos con ellos- apenas abro la boca para contestar cuando Polo ya está tirando de mi mano para llevarme hasta los chicos, donde nada más verme, Emett viene hasta mí y me da un abrazo tan fuerte que casi hace que pierda la respiración.
- ¡Me ahogas! - le digo intentando no asfixiarme. Él afloja su agarre, pero no aparta sus brazos de mi cuerpo.
- ¡Muy bien! ¡Tienes a mí chico contento! ¡Está feliz! ¡Ha entrenado de puta madre! ¡Es una fiera! ¡Una fiera! -yo me río y busco a Marcos mirando hacia todos lados desde el hombro de Emett.
-Suéltala ya- Marcos nos separa y me coge de la cintura apretándome a él. Al ver que los chicos ya están cada uno a su rollo aprovecha para juntar mi cuerpo aún más a él de un solo jalón. Vaya, creo que me ha echado de menos hoy casi tanto como yo a él.
- Marcos para, estamos en un lugar público- le digo apartando suavemente sus manos de mi cuerpo.
- ¿Desde cuándo te importa eso? ¿Quién eres tú y que has hecho con mi novia? - está de bromeando, aunque no sé si sus bromas me hacen mucha gracia.
- Me importa porque en este caso son nuestros amigos los que están a nuestro alrededor. Sé que no tengo ningún problema en enseñarle al mundo cuanto nos queremos, pero sin pasarnos- Él me da un beso cuando parece que entra en razón.
- Es verdad, nena. Perdóname, pierdo el control de mí mismo cuando se trata de ti- ver a alguien bebiendo alcohol nunca me había parecido tan atractivo.
- Así que te tengo feliz.
-Muy feliz- me dice sobre los labios. Estoy segura de que, aunque me grite, la única persona que puede escucharle soy yo.
-Vamos a bailar- él me manda una mirada cómplice, me ha visto bailar antes por lo que no dice absolutamente nada y me toma de la mano para dirigirnos hasta la pista de baile. Nos abrimos paso entre la gente, por suerte su fornido cuerpo va por delante del mío y eso facilita mucho las cosas. A medida que nos íbamos moviendo veía como los focos de la discoteca incidían sobre él, estaba segura de que él sabía cuánto de atractivo era, pero a mí me parecía que podría llegar a sentir pena por todos los chicos de esa discoteca si trataba de compararlos. Solo tenía ojos para él.
- ¡Mía aquí! - apenas escuché la voz de Lili que me hacía un gesto para hacerme saber dónde estaban. Pero no le doy ni la menor importancia cuando siento como Marcos deja de andar para acercar de nuevo su cuerpo al mío y comenzar a bailar.
-Siempre me ha gustado verte bailar- me susurra al oído- Recuerdo la primera vez que te vi llegar a una fiesta con Lili. Todo él mundo te miraba bailar, no eras consciente de cómo te movías, tus movimientos eran tan sugerentes... en ese mismo momento me imaginé cómo sería que te movieras así para mí, en mi cama.
-Tú tampoco bailas mal cariño- él levanta una ceja como si le hubieran ofendido mis palabras.
- ¿Qué no lo hago mal? Nena yo sé perfectamente que cosas hago mal y que cosas hago bien. Y créeme cuando te digo que sé bailar.
- ¿Cómo estás tan seguro? - él se acerca a mí para susurrarme al oído.
- Porqué llevamos cinco minutos bailando y ya estás mojada- a mí se me entrecorta la respiración ante sus palabras, pero él no parece darle la menor importancia- Además, sé bailar muchas cosas más que reggaetón.
Se separa de mí y como si él dj le hubiera escuchado, cambia el ritmo de la música y comienza a sonar una versión algo más lenta y sutil de "Fetish" de Selena Gómez, haciendo que todo el mundo la baile en pareja. Marcos pega su cadera a la mía, su abdomen a mis pechos y lleva mis brazos a su cuello para que lo rodeé. Bailamos pegados, como si no hubiese nadie más en la pista, tenía razón con lo de que bailaba bien más cosas que él reggaetón.
A medida que sus ojos se encontraban con los míos sentía como nos uníamos más, observaba lentamente todas y cada una de sus facciones sin poder encontrar ningún defecto en ellas. Marcos me había calado en lo más profundo de mí como nadie nunca lo había hecho.-No te he dicho lo guapa que estás hoy.
- Yo tampoco te he dicho lo guapo que estás hoy- le digo con la voz más seductora posible.
Antes de que pueda sonreír ya he estampado mis labios sobre los suyos, estaba tan deseosa de él, tan desesperada por tenerle así. Había conseguido tener al chico más codiciado de toda la universidad y ahora estaba loco por mí. Después de tantas dudas que se nos presentaba en el camino, ahora estábamos aquí, juntos bailando en mitad de la pista de baile como si fuésemos los únicos que había en ella. Estábamos locos el uno por el otro.
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ERES MÍA, PRECIOSA. (I)
RomanceÉl es extremadamente impredecible, arrogante y adictivo. Ella, seductora, descarada e insaciable. ¿Hasta donde serías capaz de llegar por conseguir algo? Atención. Esta es una novela hecha única y exclusivamente por mí, no se admite el plagio. Si qu...