Así soy yo.

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#Mía

-Mía despierta, tenemos que ir a la habitación a cambiarnos. Vamos a llegar tarde a gimnasia. Ya sabes cómo es el profesor McLaren, tiene tantos alumnos que si no llegamos a tiempo , nos hará correr en círculos toda la hora.

Y no exageraba. Lili ya me había contado que el profesor McLaren se agobiaba todos los días al empezar sus clases sin ningún motivo.
Aunque en la facultad de ciencias económicas y empresariales estábamos todos divididos en tres clases, hacer gimnasia todos juntos era una estúpida idea que se mantenía en esta universidad. Supongo que sería por las numerosas donaciones que daban los padres que se hacían inversores del equipo de fútbol del campus, muchos pensaban que sus hijos iban a salir de ahí siendo deportistas de élite. ¿Acaso se creerían que estaban en High School Musical?
Me río de mis propios pensamientos. Suerte que la mayoría de alumnos contaban con familias adineradas capaces de darle trabajo para el resto de sus vidas, de no ser así muy pocos tendríamos un trabajo de verdad.

-Ya voy, ya voy Li. Espera... ¿Dónde estoy? - ¿Qué sitio es este? Miro todo a mi alrededor, está no es mi habitación, está es una habitación más espaciosa... espaciosa y masculina. Me detengo un momento para observar todo lo que veo a mi alrededor hasta que me detengo en una gran estantería llena de trofeos, fotos de él con sus amigos, de él y ¿su madre?

-Estás en la habitación de Marcos. - Vuelvo a mis cinco sentidos al escuchar a Lili.

-Pero yo me quedé dormida en el sofá. ¿Dónde está él?

-Están fuera en el sofá, desayunando con el resto. Se han traído el desayuno a la habitación. Son los únicos que pueden hacer eso, el padre de Marcos paga el triple que el resto de alumnos para que tenga todo tipo de comodidades, entre ellas un salón común en su propia habitación. Además, Marcos ha dormido en el sofá.

- ¿De verdad?

¿Por qué ha hecho eso? ¿Me ha traído él mismo hasta aquí? ¿Hasta su cama? Solo de pensarlo siento algo encenderse en mí. Intento no ilusionarme, pero se me hace imposible cuando me veo en su cama la cual es muy, muy espaciosa, cabríamos los dos perfectamente. En cualquier postura.

-Pues sí, increíble pero cierto. Pero vamos que no llegamos. - ¿Cómo puede tener tanta energía a estas horas? Apenas son las siete.

-Ve tú, ahora iré yo. Ayer me traje mi ropa de deporte pensando en que tu traías la tuya también. -Es cierto, es totalmente cierto que me la traje, pero no por Lili, sino para pasar un poco más de tiempo con Marcos. Yo cambiándome ante él, mmm, suena bien.... pienso en cuál sería su reacción. ¿Me rehuiría como siempre o me besaría como anoche?

-Okey, ahora te veo. Tenemos mucho de lo que hablar amiga. – Lili se va, y yo me quedo en la cama de Marcos encantada. No me lo podía creer, había dormido en su cama. ¡Y él se había pasado la noche en el sofá por mí! Intentando serenarme tomo mi bolsa y me dirijo al baño de Marcos.
Comienzo a cambiarme, cuando de repente siento que abren la puerta de golpe y yo casi muero del susto hasta que veo que es Marcos, sonrío cuando le pillo mirándome las tetas por encima del sujetador, esta era la razón por la que me traje la ropa. Parece que Dios me está escuchando.

- ¿Qué haces todavía aquí? - me pregunta de mala gana. ¿Está de broma? ¿Cómo puede ser así conmigo si anoche nos moríamos el uno por el otro?

-Pero bueno, ¿y ese humor?

-No tengo ningún humor- me responde tan seriamente que me estremezco. Aun así, no pienso dejar que su humor me amargue el día, ya di un paso adelante con él ayer, me niego a retroceder.

-Pues yo me he levantado muy feliz hoy- le digo.

-Me alegro. Sal. - Eso no va a ser suficiente para que rehúya de mí.

- ¿Quieres saber por qué? - me acerco, sé que eso le pone muy nervioso. Pongo mi mano sobre la camisa de su uniforme, mis labios rozando los suyos.

-No.- dice cortante.

-Es que alguien se ha portado muy bien conmigo esta noche...- le sonrió. No pienso parar, esto me parece muy... excitante.

-Tampoco ha sido para tanto. Déjalo ya- se alega unos centímetros de mí.

-Lo único que ha faltado... has sido tú- le susurró al oído, y veo como sus ojos cambian inmediatamente la expresión a una de deseo.
Por fin lo tengo ya como le quería. Deseoso, sediento por mí. También me tienes así Marcos, también me tienes así.

-Joder, ¿me puedes dejar en paz? Vas a conseguir volverme loco. Búscate otro de tu edad y entérate de que no me interesas en absoluto, no me interesa ninguna niña chica. - Espera ¿Qué? ¿De que va? Tiene que estar de broma, si hace un segundo...

-Eres un idiota- le grito con las lágrimas en los ojos- ¡Te odio! ¡Te odio!

#Marcos

En ese momento veo cómo sale de mi habitación y no sé si he hecho bien en alejarla de mí, o si es el mayor error que he podido cometer. Sé que me odia, y no es para menos. Pero es lo mejor para ella. Estoy seguro de eso, por lo que decido pasar del tema y olvidarme de una puta vez de ella antes de que esto vaya a más. Pero parece que hoy no es mi día o eso creo cuando antes de entrar al pabellón de gimnasia lo primero que veo es a ella. No me dirige ni una mirada, ni una sonrisa, ni siquiera uno de sus descarados guiños. Esta vez sí que la he cagado. Pero no me importa, ella no me importa ¿no? Espera un momento, ¿Quién es ese tío? ¿Es que ella se va subir en esa moto con él? Me mira, y entonces lo sé, me está provocando. Así que la miro, me enciendo un cigarro y me marcho con la primera tía que veo antes de que comience la clase, a pesar de que me muero por partirle la cara a ese gilipollas.
Siento como tiene puesta sobre mí su mirada y me sigue a cada paso que doy, intenta hacerme sentir mal, estoy seguro de ello. Pero no puede. Así soy yo.

ERES MÍA, PRECIOSA. (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora